En una ocasió, un muchacho marroquí decidió ir a Fez para estudiar el 'Ilm. Para ello pidió permiso a su padre. Este, como era de esperar, le dió el permiso, aunque sin embargo le dijo: - No debes aprender solamente el 'Ilm; aprende también la Hikmah. El muchacho asintió y marchó a Fez.
Pasaron unos años y el muchacho terminó sus estudios de 'Ilm, así que se dispuso a volver a casa. En el viaje acertó a pasar por una aldea, y allí se paró a fin de descansar y rezar. La gente del pueblo le acogió de buena manera. Sin embargo, el ya joven, vió que algo extraño había en el ambiente. Preguntó si algo pasaba a lo que le respondieron:
- Verás hermano, estamos exultantes de alegría pues tenemos el honor de albergar en nuestra mezquita a sayyidina Yibril - sobre él la paz - en persona, quien ha venido a vernos y ha decidido quedarse entre nosotros, poniendo así de relieve la importancia que tenemos a los ojos de Allah. Está allí en la mezquita. Ven a verle para que te dé su bendición. -
El joven se encolerizó tratándoles de locos, a lo que los aldeanos le respondieron con no mal número de golpes. Así pues, huyó, y se presentó en casa de su padre. Contó a éste cuanto hubo acontecido y el padre le respondió diciendo:
- Hijo mío, antes de salir de casa te aconsejé que aprendieras el 'Ilm y la Hikmah, pero tu solemente has aprendido el primero y has obviado la Hikmah.-
El hijo respondió:
-Perdona padre, me olvidé de tu consejo, pero voy a ir de nuevo a Fez, y ahora para aprender la Hikmah.-
Y eso hizo. Pasó algún año, Allah sabe cuantos, y nuestro joven terminó por obtener su diploma de hakim.
Al volver a casa acertó a pasar por la misma aldea. Viendo que no le reconocieron, preguntó a los aldeanos donde se encontraba la mezquita. A esta pregunta los aldeanos le vinieron a contar la misma historia, percatándose el joven que el falso Yibril continuaba aún allí.
Pero ahora reaccionó de manera diferente. Les dijo:
- Decid a mi hermano Yibril que su hermano Israfil (refiriéndose a sí mismo) ha venido a visitarle-.
La aldea quedó conmocionada. No solamente Yibril, sino que ahora 'Israfil, había venido a verles. Qué honor! decían las gentes.
Se dirigieron a la mezquita para poner al corriente al falso Yibril de que su hermano Israfil había venido a visitarle. El falso Yibril se dijo en si mismo:
- Me han descubierto. Pero ahora no me queda otra que seguir fingiendo-.
Dijo a las gentes:
- Decid a mi hermano que pase, que estoy muy contento de su visita-.
Así pues "Yibril" e "Israfil" se encontraron. Intercambiaron mutuos abrazos y frases propias de un tan feliz encuentro, hasta que "Israfil" se levantó diciendo:
- Gentes de bien. Mi hermano Yibril se ha guardado un gran secreto el cual no ha querido revelaros; pero ahora que he sido testigo de la prueba de devoción que mostrais hacia él, os lo voy a decir yo: El secreto es que si alguien de vosotros lograra tomar un solo cabello de su cabeza, no pasaría ni penurias ni enfermedades en su vida-.
Dicho esto, las gentes de la aldea se avalanzaron sobre el falso Yibril, arrancándole todos los pelos que tenía. Tanto fué el estrago que hicieron en su persona que hubo de huir como alma que lleva el diablo.
Y he aquí como la Hikmah llegó para completar el 'Ilm.
Assalamu alaikum
ResponderEliminarAbdelKarim, no será que ese Jibril era chipriota