He aquí la segunda entrega de la traducción de esta epístola del chayj al-Alawy.
Curiosamente hemos encontrado en ella un lenguaje el cual aparentemente podría ser contradictorio. No lo es, por supuesto. Por un lado, aconseja la dulzura para corregir en materia de religión. Sin embargo, por otro lado se emplea con una firmeza, la cual podría sugerir dureza, hacia la persona a quien dirige sus palabras. La explicación es simple : debemos ser dulces con los creyentes y firmes con los manipuladores. Este último es el caso de la persona a quien va dirigida la epístola, y es por ello que ningún progresista puede utilizar las palabras del chayj al-Alawy, pues la firmeza va dirigida a ellos y la dulzura a aquellos quienes solamentte se equivocan.
Qué crimen hay más grande que el de manipular maquiavélicamente en materia de religión ?
He extraido en cabecera las pasages que se adaptan a los progresistas, estando la epístola dirigida a un haramista no es necesario remarcar nada con respecto a estos.
Algunos progresistas desearían apoyarse en el sufismo para apoyar su extravío. He aquí lo que dice el chayj Al-Alawy sobre ellos:
…Si no posees una intuición clara (basira) de lo que distingue al bien del mal, cómo puedes pues ordenar o rechazar esto o aquello ? Antes de pronunciarte sobre cualquier asunto estás obligado a hacerte de él un concepto justo, no siendo el juicio particular que una aplicación de ello…
…« Aquellos quienes no juzgan según lo que Allah ha rebelado son los injustos»!...
…Cuando el carácter ilícito u obligatorio de algo está establecido sin duda alguna por la religión, todo musulmán en consecuencia se debe ordenar el bien y prohibir el mal al respecto – aún cuando el asunto no concerniera sino solamente a una persona…
Carta abierta a aquel quien critica al sufismo II
Si no sabes, es un mal el ser ignorante.
Pero si sabes, el mal es aún más grande.
De cualquier manera en la cual podamos contemplar tu caso, estás lejos de encontrarte libre de toda sospecha.
Si no posees una intuición clara (basira) de lo que distingue al bien del mal, cómo puedes pues ordenar o rechazar esto o aquello ? Antes de pronunciarte sobre cualquier asunto estás obligado a hacerte de él un concepto justo, no siendo el juicio particular que una aplicación de ello. Y cuando dirimes, lo debes hacer según el juicio de Allah, ordenando o prohibiendo según las órdenes y las prohibiciones divinas. Escrupoloso al extremo, debes abstenerte de hablar de la religión según tu opinión o de pronunciar prohibiciones siguiendo tus preferencias. No dice Allah – exaltado sea - : « Aquellos quienes no juzgan según lo que Allah ha rebelado son los injustos»!
Has aplicado bien estos principios, tu que acabas de prohibir esto, criticar aquello, declarar a tal grupo en el extravío y tratar a tal otro de innovador ? Tu actitud hacia Sus criaturas no testimonia de un gran temor de Allah, habida cuenta que tu respeto por Muhammad no se adivina en tu comportamiento hacia su comunidad !
Tu crees poder ordenar el bien y prohibir el mal, pero, acaso eres digno de ello ?
El Profeta – sobre él la gacia y la paz – ha dicho : « Solamente puede ordenar el bien y prohibir el mal aquél quien hace prueba de dulzura cuando ordena y prohibe ; aquel quien es paciente, inteligente cuando ordena y prohibe ; auqel quien conoce y comprende las reglas religiosas cuando ordena y prohibe ».
La primera parte del hadiz significa – pero Allah es más sabio – que no se formulan órdenes y prohibiciones sino es con dulzura ; esto es exactamente lo contrario de lo que tu has hecho en tu « Espejo », oh Chayj ! Hubiera sido mejor abstenerte de toda iniciativa pues, no conociendo, como no conoces las condiciones del ejercicio de esta funcion, tales como Allah las ha establecido: esto te hubiera permitido entrar en la casa por la puerta.
Acaso no has oído nunca la historia de aquél joven quien vino hacia el Profeta – sobre él la gracia y la paz - preguntándole con un tono de voz muy fuerte : « Enviado de Allah, me permites el tener relacciones sexuales fuera del matrimonio ? » Escandalizados, las gentes rompieron en exclamaciones, pero el Profeta ordenó de repente : « Dejadle, dejadle ». Después, le ordenó aproximarse y le dijo con dulzura : « Te gustaría que se hiciera una cosa parecida con las mujeres de tu familia ? » y pasó a enumerarle sus parientes próximos ; cada vez, el joven respondía : « No, eso no me gustaría ! »El Profeta concluyó entonces : « Y bien, las gentes son como tú ; a ellos no les gusta que se haga eso con las mujeres de su familia. » Seguidamente aplicó su noble mano sobre su pecho haciendo la siguiente invocación : « Dios mío, purifica su corazón, perdónale su falta, y preserva su castidad ». En adelante, nada le pareció a este joven más repugnante que la fornicación.
Las historias de este género son numerosas en la historia de la vida del Profeta y de sus Compañeros. Una de ellas es la anécdota bien conocida del beduino que orinó en un rincón de la mezquita. Al unísono, los Compañeros se levantaron para expulsarle sin miramientos, pero el Profeta – sobre él la gracia y la paz – se lo impidió y cubrió al hombre con su manto, diciéndole de no apresurarse. Cuando hubo terminado, el beduino exclamó : « Dios mío, concédenos Tu Misericordia a Muhammmad y a mí, y no se la concedas a ningún otro ! » El profeta dijo entonces : « Estas limitando una cosa inmensa beduino ! »
Pero tu y yo, tenemos tan nobles maneras ? La dulzura no hace más que embellecer las cosas y la brutalidad no hace sino afearlas. He aquí una parte de lo que se puede decir a propósito del hecho de ordenar y prohibir con dulzura.
En cuanto a las cualidades de paciencia e inteligencia que debe poseer aquel quien ordena y prohibe, poseen generalmente un efecto benéfico sobre la persona a quien se dirigen, pues ellas presuponen una real solicitud para esta última. La Revelación hace alusión a ello : « Lleno de solicitud hacia vosotros, bueno y misericordioso con los creyentes » (Coran, 9-128).
No buscar el quedar por encima cuando se rehusa a escucharos o que se os quite la razón sobre lo que ordenais o prohibía : he aquí un signo de paciencia e inteligencia ! Sabes tu que el el momento en el que uno de los dientes del Profeta – sobre é la gracia y la paz - le fué roto, se contentó en decir : Dios mío, perdona a mi pueblo porque no saben » ? Pero eres tú clemente por naturaleza ? En ese caso, deberías adquirir dicha cualidad en la medida de lo posible, en virtud de esta palabra del Profeta – sobre él la gracia y la paz - : « La ciencia se adquiere a través del estudio, y es esforzándose en ser clemente que se realiza dicha virtud ».
No has oído nunca esta palabra de sayyidina ‘Isa – sobre él la paz – a propósito del destino de su pueblo después de él, tal y como nos lo relata el Qur’an : « Si Tu les catigas…no son más que Tus servidores. Y si Tu les perdonas… Tu eres en verdad, el Todopoderoso el Sabio ». Considera la excelencia de esta palabra y la benevolencia de la cual hace testimonio ! Sin embargo, y a pesar del asociacionismo del que su pueblo se volvió culpable posteriormente, no ha sido justo el decir, lo que tu has afirmado de las gentes de la comunidad de Ahmad : que son las peores de las criaturas : y esto, porque, segun tú, es un pecado venerar a los santos. Tu corazón es duro y vacío de piedad hacia los creyentes : he aquí la verdadera razón de tus alegaciones ! Jabir Ibn Abdullah relata que el Profeta – sobre él la gracia y la paz – estas palabras : « Quien no es misericordioso hacia los hombres, Allah no lo será con él ». Es pues una cualidad particular que debe tener quien ordena y prohibe.
En cuanto a la comprensión de la religión de la cual debe hacer prueba aquel que ordena y prohibe, ese es el fondo del problema, el núcleo de cualquier asunto relativo a ordenar el bien y prohibir el mal, porque la incomprensión de la religión de Allah lleva generalmente a sentenciar en contra de Su juicio, ordenando el mal y prohibiendo el bien. Que abominable manera de ejercer la autoridad religiosa, pretendiendo prescribir lo que es conveniente !
Por tu parte, o chayj, has criticado en tu epístola el bien más elevado, creando así una turbación tan inmensa como verdaderamente nefasta para los musulmanes. La persona quien complete la lectura de tu « Espejo », suponiendo que esta lectura no le haya causado un daño irremediable, se dispondrá, en el mejor de los casos a dudar de su religión y de su camino pues los actos que antes consideraba eran ofrendas a Allah, permitiéndole aproximarse a El, le aparecerán entonces como una transgresión merecedora de castigo. Que desastre podría causar más daño a la religión ? « En verdad somos de El y a El retornaremos » (Coran, 2-156)
Es una idea de buen sentido, ampliamente compartida, el pensar que una sola reunión en vista del Recuerdo borra gran número de malas acciones ; sobre este punto, la convicción de la élite y del común de los creyentes coinciden perfectamente. Pero tú, oh chayj, pretendes probar que las reuniones en vista del dikre, de cualquier manera que se practiquen, no son sino innovaciones reprobables, contrarias a las prácticas de los antiguos, sin precisarnos cuales son aquellas asambleas de Recuerdo que la Ley recomienda ! Verdaderamente, debes dejas perplejos a tus lectores ! Todo esto resulta probablemente de tu falta de comprensión de la religión divina. He aquí la razón por la cual el Profeta – sobre él la gracia y la paz – subordinaba la misión de ordenar el bien y prohibir el mal a una comprensión de la religión, para evitar que se llegue a ordenar y prohibir inversamente a lo que conviene como lo acabamos de decir. Antes de ocuparse de esta función, es necesario primeramente haber comprendido bien las nociones de bien y de mal, a través de definiciones claras y explícitas por la Ley, para así no extraviarse en la dirección inversa de ésta. Es por ello que, los grandes sabios son extremadamente prudentes cuando abordan una questión religiosa sobre la cual casi o ningún texto explícito trata. En cuanto a las cuestiones a las que ninguna fuente explícita permite juzgar, las decisiones tomadas al respecto no obligan que a su autor, el cual no hace otra cosa que emitir un parecer personal, es por ello que las aplicaciones jurídicas son tan variadas ; aún así los principios que las sustentan no dejan por ello de quedar a salvo : loanza a Allah ! Esto resulta de la facilidad que caracteriza la religión divina, así como ha dicho el Profeta – sobre él la gracia y la paz - : « El mejor culto es el más fácil ; y la mejor de las obras es el comprender la religión ». En consecuencia, aquél quien no la comprende debe abstenerse de hablar de ella. Según Ibn Abd al Barr, Ata decía lo siguiente – que Allah esté satisfecho de ellos - : « Aquel quien no está al tanto de las diferencias que existen entre las gentes debe abstenerse de darlos opiniones jurídicas ; pues en ese caso, la ciencia que le escapa es más basta que la que posee. ». Lo que indicamos aquí de la necesidad de profundizar no interviene sin embargo en caso de ambiguedad. Cuando el carácter ilícito u obligatorio de algo está establecido sin duda alguna por la religión, todo musulmán en consecuencia se debe ordenar el bien y prohibir el mal al respecto – aún cuando el asunto no concerniera sino solamente a una persona. Pero aquello en lo que debemos desconfiar, es en ese camino que has escogido oh chayj ! Tu prohibes o autorizas en función de tu opinión personal y de la envidia que te producen los otros. Dejándote llevar por la naturaleza de tus inclinaciones, asimilas el bien a lo que tu apruebas y decretas reprobable lo que tu desapruebas ! Pero que autoridad tiene usted pues en la materia, tu y tus semejantes ? Son antes bien Allah, Su Profeta y « las gentes enraizadas en la ciencia » quienes detienen esta carga ! Por tu parte, conténtate de reprobar lo que la religión ha declarado claramente reprobable, y ordenar auqello que ha estado claramente establecido como loable, aplicándolo con resolución en lo que te concierne ; en cuanto al resto, no tienes otra cosa que remitirte a Allah. Y sobre todo, respeta los diferentes esfuerzos de interpretación de las autoridades competentes, ya sean sufis o no. No sabes que existen cosa ambiguas las cuales tal escuela jurídica ha decidido prohibir y tal otra autorizar, mientra que una tercera inclina a consideraras un carácter recomendable, mientras que otra aún se contenta con desaconsejarlas ?
Este asunto no exige dar más explicaciones ; pero, que piensa de ello mi contradictor ? Le es necesario que un muytahid se someta a la opinión de otro ? Esto no es necesario, a menos de estar cegado por una intolerancia sectarea tal que esta que te afecta!
Quisieras tú que una corriente ampliamente mayoritaria, que reune una multitid de gentes en la tierra entera, se sometiera a tu débil punto de vista, imaginándote que el sufismo no se apoya sobre ningún fundamento sólido ? No, por Allah, tu juzgas malamente a las gentes del sufismo, oh chayj ! He aquí la sola respuesta que tu mereces (y es también válida para auqellos quienes se asemejan a tí) : el más pequeño de los sufis muestra seguramente más escrúpulo que tu en su práctica religiosa.
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