Bismi-l-Lahi-r-Rahmani-r-Rahim
El chayj al-Alawy se dedicó al estudio del Qur'an desde que contaba diez años, alternando el estudio con su trabajo como aprendiz de zapatero. Poco a poco fue simpatizando con el punto de vista del tassawf, iniciando sus estudios en esta rama siendo aún muy joven.
Se inició en una rama de la tariqa Isawiyya la cual había perdido, por aquellos entonces, la realización espiritual. Pronto se puso manos a la obra en las prácticas de dicha tariqa, hasta que llegó a practicar el encantamiento de serpientes. Dicha práctica mostraba el como dicha tariqa había perdido la transmisión espiritual la cual tuvo hasta hacía poco.
Al joven Ahmad ibn Mustafa le provocaba el reto de encantar en cada ocasión las serpientes más venenosas que fuera posible. Estando un día realizando el encantamiento de una de estas serpientes, acertó a pasar a su lado el chayj al Buzidi, quien a la sazón llegaría a ser su chayj.
El chayj al Buzidi venía a ver al joven Ahmad, pues un amigo de éste le había hablado muy bien de la nobleza de su corazón.
El chayj se paró frente al joven Ahmad diciendo:
- Quieres que te enseñe una serpiente más venenosa y peligrosa que esta con la que estás ocupado ahora?-
Al joven Ahmad se le abrieron los ojos de par en par. De hecho, es eso precisamente lo que estaba deseando ardientemente. Así pues respondió:
-Traeme la serpiente que quieras que yo daré buena cuenta de ella. Pero podrías indicarme de qué serpiente se trata? Es imposible que yo no la conozca-.
El chayj al Buzidi respondió:
-Esta serpiente de la que te he hablado es tu propia alma (nafs)-.
Dicho esto, y habiendo partido el chayj al Buzidi, el joven Ahmad ibn Mustafa no tardó siquiera una semana en ir a buscarle para tomar el vinculamiento de sus manos.
Salam
salam ´aleykum
ResponderEliminarExtraordinario y mítico relato, de veras.
Un abrazo sincero
Anwar