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lunes, 13 de junio de 2011

Consideraciones sobre el Maqam - XII

Bismi-l-Lahi-r-Rahmani-r-Rahim

Allahumma salli ‘ala sayyidina Muhammadin ‘abdika wa rasulika nabiyyi-l-‘umiyyi wa ‘ala ‘alihi wa sahbihi wa sallim taslima

Qué ocurre pues con la educación del nafs? Hemos analizado, con la ayuda de algunos versículos coránicos, el hecho patente de la existencia del sufrimiento en el camino de Allah. Dicho sufrimiento proviene del mismo nafs, debido al hecho en el cual ella no encuentra de su gusto el salir de la rutina, tanto como el perder el control de la situación. Allah demuestra al nafs con Su Decreto que es Él Quien manda y Quien tiene a Su servidor completamente bajo Su dominio.
Se dirá, y es cierto, que Allah tiene siempre el dominio sobre todos Sus siervos, sea cual fuere la situación y condición de todos. Sin embargo, en el camino hacia el maqam este control se hace más patente y su notoriedad se convierte en rutilante para el aspirante. El caminante sabe que cada paso andado está controlado, no solamente cada paso, cada soplo, cada segundo, es consciente de una Presencia Sagrada la cual se apodera de él y de sus asuntos.
A partir de ese momento, la vida del aspirante, y hablo del aspirante el cual esté destinado a un maqam en la ma’rifa, cambiará de destino, probablemente una y otra vez. Sus asuntos se pondrán en peligro esperando una fuerza milagrosa que llegue a salvarlos. Esta fuerza siempre llegará. Su salud puede verse atacada hasta el punto de sufrir molestias enormes e increíbles, hasta que en un momento dado, todo se calma y uno se queda como está.
Si se pierde todo, al día siguiente se recuperará. Las sorpresas llueven del cielo, una y otra vez, sin cesar.
Los amigos pueden abusar de él, insultarle, traicionarle, tentarle a seguir un camino falso, pero él quedará incólume. Cada acontecimiento aparentemente negativo le dará más fuerza, y la paciencia demostrada en la aceptación de todo ello, le hará subir en grado. Confirmará esta subida de grado en el ma’nam (visión verídica en el estado de sueño) donde se verá soldado, policía, general, ministro o incluso rey. Dichas visiones se verán reforzadas con un gran ya’qin (certeza) y un añadido de sabiduría correspondiente.
Sabiendo que ha subido en grado, tendrá aún más temor, pues sabrá a ciencia cierta que, cuanto más se acerque de la Sagrada Presencia, mayor será la intensidad de la prueba y tanto más la nafs será contrariada. Acaso no dice Rasul – sobre él la gracia y la paz - en un hadiz?:
Morid antes de vuestra muerte.
Morir a qué? Morir al ego, representado por la nafs, prescindir de lo superfluo, aunque sea Halal. Paulatinamente el servidor verá el Amor tomar plaza en su corazón quemando las impurezas.
Pero el nafs gritará, pedirá sus derechos, surgirá con denodado ímpetu diciendo:
Qué me estás haciendo? No éramos amigos íntimos tu y yo? Porqué eres tan duro conmigo? No sabes que te puedo hacer mal, te crees más fuerte que yo?
Es entonces el momento de ayunar, de decir Allahumma salli ‘ala Muhammad… tantas veces como se pueda. Es el momento de anclarse en la paciencia, la constancia y la inteligente visión de la nafs, la cual se está mostrando delante de ti con su bravuconería creyendo que no la ves. Es el momento de conocer sus debilidades y de atacarla en ellas, se ha quedado desnuda delante de ti. Sé inteligente, ve al chayj, coméntale lo que has visto y con el arma que te ha dado, amenaza a tu nafs y ordénala la obediencia.
Estas cortas frases, hermanos, están vivas, pues con vida han sido escritas. Qué diferencia del sufismo de cuentos de hadas de los “eruditos” y los falsos chuyuj! Dónde están aquí esas “lumbreras” del conocimiento sucedáneo, quienes ni siquiera han gustado el 0.0001 por ciento de lo que acabamos de explicar?.
Veis como en estas circunstancias, el aspirante no puede pararse a arreglar su barba y acicalar sus vestidos para impresionar a unos y engañar a otros? Demasiado tendrá con su asunto: La guerra contra su propia nafs.
La guerra contra el nafs es real, es a diario, sin respiro. Normalmente no vemos de ella sino una pequeña parte, pero cuando caminamos por la tariqa se deja ver, se necesita a ella misma completa para cortarnos el camino, y cuando se muestra, pobre ignorante, no sabe que la vemos y que estamos designando una estrategia para domarla. No conoce nuestra estrategia y esto en la batalla significa la derrota.
He aquí uno de los papeles del chayj: el ayudar a conocer nuestra propia nafs, el darnos las armas para combatirla y las instrucciones para derrotarla.
La Hikmah de Allah nos esconderá nuestro maqam para así dejarnos sumidos en la inseguridad del desconocimiento de nuestra esencia. Así no nos dormiremos en la vana gloria, haremos du’a, nos sentiremos débiles, ínfimos, sin fuerzas. No obstante, conoceremos que ello no es así, nos aproximamos, nos acercamos y cuanto más cerca estamos del maqam, más débiles somos. Porqué?: Hermanos, porque cuanto más cerca estamos de El, más pequeño se hace nuestro ego y más grande Su Divina Presencia.
Así pues, no seremos grandes fuqara, ni grandes moqaddems ni superchuyuj, sino siervos humildes y aniquilados ante Una Presencia Enorme y Divina, la de nuestro Señor Allah (ta’ala).
Cómo en estas condiciones vamos a cuestionar su Chari’a y no cumplirla? Cómo en estas condiciones diremos que la plegaria es solamente para los hombres de pequeño rango? NO, por Allah, qué barbaridad! Es antes bien, en estas condiciones, en las cuales cumpliremos con más temor y devoción lo que Allah ha ordenado y evitaremos con mayor ardor aquello lo cual El, en Su enorme sabiduría, ha prohibido.
Qué Allah nos haga fuertes en el cumplimiento de la Chari’, porque en ello existe un bien el cual no somos capaces de vislumbrar. Cumplir la Chari’a es salvaguardar el Din, conservar la familia islámica y evitar la corrupción de la sociedad.

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