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domingo, 16 de octubre de 2011

Ibn Arabi nos habla de la imperfección del canto espiritual (sama'a)

Bismi-l-Lahi-r-Rahmani-r-Rahim
Es posible que las siguientes palabras que vamos a mostrar cambien en algo la propensión que tienen algunos autoproclamados sufís hacia el canto y la danza místicos. Aunque ellos se encuentren avalados por las tradiciones del Profeta – sobre él la plegaria y la paz -, en la mayoría de las ocasiones, sobre y ante todo cuando el chayj no es verdadero o no existe maestro, los perjuicios de estas prácticas, pueden ser mayores que los beneficios.
De hecho, aquel quien ha marchado firme hacia el maqam del tawhid, aunque no haya alcanzado el maqam, o se encuentre aún lejos de éste, no tiene necesidad alguna de estos elementos, los cuales juegan una función correcta en los preludios de la tariqa y bajo la supervisión de un maestro cualificado a fin de liberar el espíritu temporalmente de la pesantez del nafs.
Vayamos pues sin más preludios a las palabras del maestro Ibn Arabi al Jatimi de Murcia:
(Habla de los sufís los cuales encontró en oriente) :

Por lo que toca a los sufís que en estas tierras practican el ejercicio del canto religioso (sama’a) para provocar el éxtasis, realmente toman la religión como cosa de juego y divertimiento. No les oyes decir otra cosa que: -“He visto a Allah y me ha dicho esto y me ha hecho lo otro”- . Pero si enseguida le preguntas, a ese tal, cual es la realidad espiritual que Allah le otorgó o el misterio que le reveló en su trance extático (hal), no encontrareis en él sino un deleite sensible y una voluptuosidad satánica: el Chaytan es, en efecto, quien por medio de su lengua lanza gritos; y mientras el otro iluso, el cantor, sigue rebuznando sus versos, él pierde el sentido. Nada más parecido a estos sufís que el pastor de ovejas, quien llama a su rebaño a gritos, avanzando y retrocediendo al compás de sus propios gritos, sin que puedas saber porqué y para qué. De ahí que todo maestro de espíritu a cuya dirección esté encomendada en estos tiempos la formación de débiles novicios, se vea obligado de no hablarles para nada del canto religioso y a prohibirlo en absoluto, tanto de palabra como de obra. Ellos nos objetaban aduciendo los éxtasis que en la Risala-l-Qushayriyya y en otros libros se narran de aquellos maestros de espíritu que practicaron el ejercicio del canto religioso.

Para resolver sus objeciones, nosotros les pusimos en claro los puntos oscuros de dicha Risala y procuramos fijar las expresiones vagas de su texto. Ellos acabaron por confesar que el canto religioso es, dentro de la jerarquía de los grados que integran la vía de la unidad, una imperfección. Algunos de mis oyentes abandonaron su ejercicio; pero otros, aún reconociendo que se trata de una imperfección, continuaron practicándolo”

He aquí las palabras del maestro. Dijimos en nuestras “Consideraciones sobre el maqam” que el apego al canto y a la danza espirituales eran propios de los novicios quienes entrando por primera vez a una tariqa practicaban esto de la mano de un chayj verdadero. Si en la época del Ibn Arabi, ello constituía una imperfección, en la época del chayj al-Alawi – que Allah esté satisfecho de él – se trataba de una permisividad del chayj para mantener la unidad de la tariqa, pues los hombres para compartir sus fines necesitan reunirse.
Fijaos hermanos, este párrafo de la “Risalata-l-Quddusiyya” de Ibn Arabi, es una preciosa luz la cual ilumina el triste estado en el cual se encuentran muchas tariqats sufís en la actualidad. Si se es capaz de reflexionar suficientemente, uno debe darse cuenta de que el entrar en una tariqa donde el canto y la danza sean destacados protagonistas o el culmen de su enseñanza espiritual, es mejor que tomen la maleta y vayan a buscar a otra parte.

Salam


2 comentarios:

  1. Assalamu aleykum, muy interesante estas observaciones del Sheij Al-Akbar. Al respecto quiero agregar el siguiente comentario de S. Y. Sohravardi, el Sheij al-Ishraq (siglo VII de la Hégira, Persia), que apunta a aclarar que el éxtasis, en un camino espiritual genuino, es mucho más efecto que causa: "No es la danza la que produce el estado interior del alma, sino el estado interior del alma el que produce la danza".

    Selams.

    Fahreddin.

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  2. Abdul Karim Mullor17 de octubre de 2011, 7:54

    A-s-salamu 'alaykum:

    Muy buena observación. Ella nos lleva al hadiz según el cual Ya'far se puso a danzar de alegría al oir de boca del Profeta - sobre él la plegaria y la paz - que se le parecía físicamente.

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