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miércoles, 12 de octubre de 2011

Zineb Badr - Hablando a la mujer 4

Bismi-l-Lahi-r-Rahmani-r-Rahim

Ahora vamos a hablar de la naturaleza del ser humano sin hacer separación alguna entre hombre y mujer. Cuando Allah ha creado el ser humano, lo ha hecho de una forma completa. Dice el Qur’an:

Es cierto que ofrecimos la responsabilidad (‘amana) a los cielos, la tierra y las montañas, pero no quisieron asumirla estremecidos por ello. Sin embargo, el hombre la aceptó. Realmente él es injusto consigo mismo e ignorante. (33-72).

Dicha ‘amana, queramos o no, se encuentra guardada dentro del ser humano. Nuestro deber es el buscarla, y ello es el intentar conocer a Allah, para una vez después de ser conocido adorarle. Cómo podemos amar a alguien Quien no conocemos? Cómo podemos adorarle verdaderamente sino le conocemos?. Dice el Qur’an:

No he creado a los genios y a los hombres sino para que Me adoren.

Pero, para conocer a Allah es necesario el ‘ilm. Cuando sayyidina Yibril – sobre él la paz – vino por primera vez a Rasul  - sobre él la plegaria y la paz – para transmitirle el Qur’an, la primera palabra transmitida fue Iqra’. Ello ha sido así para que antes de comenzar la Risala, el Profeta aprendiera el ‘ilm. Recordemos un poco esta historia, es muy importante. Yibril dijo a Rasul: ‘Iqra – Rasul respondió: -No sé leer – y esto tres veces, hasta que Rasul habiendo aprendido el ‘ilm pudo comenzar a leer. Este corto espacio de tiempo necesario para que Rasul aprendiera el ‘ilm, es porque toda la ciencia se encontraba de él. Lo que hizo sayyidina Yibril es facilitar la obertura para que él mismo pudiera ser consciente de la Palabra que Allah ya había depositado antes en su corazón de Profeta.

El Profeta nació Rasul, nació con el Qur’an en su corazón, sin embargo, dicho libro se encontraba cerrado, era necesaria la presencia de Yibril, llegada la hora, para facilitar la expresión de ese Libro el cual ha cambiado la historia de la humanidad.

A aquello lo cual queremos llegar con esta explicación es que el ser humano está obligado a pasar por el tawhid para llegar al conocimiento de Allah. Es este tawhid la mejor manera para caminar hacia Su conocimiento, ya que dicho tawhid siempre te pone frente a El, con el fin de llegar a tener la consciencia de Su Poder en toda situación. En todo lo bueno o malo que nos llegue debemos remitirnos a El. El es Quien Da y Quien Retiene. Es El Quien siempre está presente, mientras que nosotros no somos nada ante El. El es el Exterior y El Interior, el Primero y El Ultimo. Fijémonos en nuestra propia debilidad y como siempre estamos rodeados por Su presencia.

El es Quien ha escogido nuestro nombre, nuestros padres, nuestra familia, nuestra tierra. Qué puede pues hacer un ser humano débil y limitado? Todo ha sido elegido para él y él piensa que puede realizar cosas por sí mismo. Qué iluso!!! Hasta dónde llega su ignorancia! Como dice el primer versículo citado.

Mirad ese enorme Poder, el cual no ha olvidado absolutamente detalle alguno, qué capacidad! Qué grandeza!

Es por ello que Rasul, en una ocasión, debido a que sus rodillas estaban inflamadas de tanto rezo y preguntado porque rezaba tanto, él respondió: “Para agradecerle todo lo que me ha dado”.

Dónde está en este tawhid el hombre y la mujer? No hay distinción en el tawhid. El ser humano es uno.

Veamos una historia de la mujer cuando ha tomado junto al hombre el camino del tawhid.

Una mujer vivía en una humilde y pequeña casa hecha con leña y paja. Esta mujer seguía el camino del tawhid. Tuvo que salir a Makka y no teniendo nadie a quien dejar al cargo de su casa, la mujer dijo a Allah: - Oh Señor, a Tu guarda encomiendo mi casa - . La mujer dijo esto con una plena convicción de que Allah iba a guardarla su casa.

Poco tiempo después vino un ministro, compró toda la tierra y demolió la casa de la mujer, construyendo en aquella tierra un palacio y un gran jardín. Sin embargo, al lado de su palacio, construyó una pequeña casa completamente equipada. El ministro dijo a sus hombres: - Cuando llegue de Makka la propietaria de la casa que demolí hay que hacérmela venir sin excusa alguna -.

Llegó la mujer y no encontró su casa. No hizo pregunta alguna a nadie. Pero si preguntó a Allah: - Oh Allah, yo te dejé mi casa bajo tu vigilancia, dónde está pues? – Antes que terminara de decir esta frase, un hombre del ministro llegó hasta ella, diciendo que su señor la llamaba. Cuando llegó hasta el ministro, éste le entregó la llave de su nueva casa. Entonces la mujer dijo: “Es así como yo he conocido hasta ahora el proceder de Allah. Antes de salir estaba segura que El iba a proteger mi casa”. Inna-l-Laha Haqq.

Si dejamos todas nuestras cosas en las manos de Allah, tengamos seguridad que ninguna de ellas se perderá, siempre y cuando seamos justos.

Continuará…

Salam

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