Bismi-l-Lahi-r-Rahmani-r-Rahim
Allahumma sallu 'ala sayyidina Muhammadin 'abdika wa rasulika nabiyyi-l-'umiyyi wa 'ala 'alihi wa sahbihi wa sallimu taslima.
Hemos explicado como la Materia Prima junto con la fuerza humana de transformación son los motores de la Economía. Esto no nos impedirá el retroceder un paso para explicar como la Tierra, junto con el Sol, son los productores directos de dicha materia. Ahora bien, la Tierra no es una máquina la cual produzca bienes de manera uniforme, sino que está sometida, región por región, a características externas relacionadas con los ciclos tanto astronómicos como climáticos.
Todo este engranaje sofisticado de producción nos recuerda la Presencia del Creador y Sustentador, sin El cual nada podría nacer ni existir. El es Quien hace producir a la Tierra el X de referencia, X el cual podría ser multiplicado o dividido por el factor el cual nuestro Señor determine. Quien puede decirnos que la Tierra no podría producir 100 veces más o 100 veces menos de lo cual lo hace habitualmente?.
Nos cuenta el hadiz que en la época en la cual descenderá sayyidina ‘Isa (‘alayhi-s-salam) un hombre podrá buscar refugio dentro de la cáscara de una sola granada. Esto pues es un buen ejemplo de la Hikma de Allah, Quien determina en Su sabiduría inmensa, la producción de bienes de tal forma que toda la humanidad pueda disponer de lo necesario. Siguiendo con la misma Hikma, el Soberano deja que sea el ser humano quien ejecute el reparto, para así probarnos a nosotros mismo si somos generosos o avaros, si somos obedientes o rebeldes a El.
Cómo se determina el derecho a la posesión de bienes, sea en estado de materia prima o de bien elaborado? Cómo podemos saber cual es el reparto considerado como óptimo por Allah (subhanahu wa ta’ala). La respuesta está en la Chari’a.
No es nuestra intención el hacer una valoración sobre la evolución de los valores de referencia hasta llegar a la existencia del dinero, pasando por el oro, la plata y otros minerales o metales. Partiremos de la existencia del dinero mismo como bien de referencia para las transacciones humanas.
Ya en la época del Profeta – sobre él la gracia y la paz, existían las monedas en convivencia con el simple trueque de bienes. Las dos caravanas anuales del Qur’aysh, proveían a las ciudades del desierto (Makka y Madina), de bienes los cuales no podían ser encontrados en Arabia. Siendo la península arábiga poco productora de bienes, ascendían a Siria con el dinero obtenido gracias al comercio hecho con los peregrinos quienes venían de cualquier parte del medio oriente hasta la Casa Sagrada. Su principal bien eran los caballos de raza y algún producto original de aquellos parajes.
Pero volvamos al derecho humano a poseer. El Profeta dijo:
“Los seres humanos tienen los mismos derechos, son iguales como los dientes de un peine”.
Sin embargo en otro hadiz, el profeta nos refiere la sacralidad de los bienes poseídos, sea por comercio, trabajo o herencia, los cuales tenemos derecho a conservar, aunque debamos pagar el impuesto correspondiente por ellos (zakat).
Nuestra modesta opinión es que la Chari’a hace de balanza entre estos dos hadices. Podemos observar, por ejemplo, como cuando cometemos una falta o no podemos recuperar un día de ayuno, debemos pagar a los pobres. La zakat distribuye el dinero de una forma equitativa entre los más desfavorecidos de la comunidad. Nuestro deber de buenos musulmanes es el prestar dinero a quien esté en un apuro, dar de comer al vecino o a la familia, aunque no estuviera prescrito por la Chari’a. Ver a un pobre pidiendo y remediar esta situación es una responsabilidad colectiva de toda la Umma.
La responsabilidad del desfavorecido es el luchar con todas sus fuerzas para salir de su situación, y no acomodarse así a recibir de sus hermanos, pues ello podría resultar pernicioso, tanto para él mismo, como para la Comunidad. No sería justo alimentar a alguien quien no toma su responsabilidad con sus brazos.
Cuando vino Rasul - sobre él la gracia y la paz -, encontró en su Umma ricos y pobres. Aquellos ricos quienes tenían suficiente fé dieron el dinero por la causa de Allah, para el yihad o para los pobres, sin saber su mano izquierda lo que daba su mano derecha. Tal fue el caso de Abu Bakr siddiq, quien al final de la vida de Rasul, no poseía nada de la inmensa fortuna con la cual contaba cuando se convirtió al Islam.
En una ocasión, alguien trajo un cordero sacrificado a la casa de nuestra madre ‘Aisha, como regalo al profeta. Algunos pobres vinieron a pedir a la casa, y ‘Aisha daba cada vez un trozo del cordero a cada uno de los solicitantes, hasta que llegó el Profeta (sala-l-Lahu ‘alayhi wa sallam) quien viendo un costillar de cordero colgado en el patio, preguntó a ‘Aisha de que se trataba. ‘Aisha le dijo: - Han venido a pedirme y es esto lo que queda del cordero que te han regalado -. El profeta dijo: - No, Aisha, el cordero está aquí y el costillar ha partido -.
He aquí el gran valor de la sadaqa. No creamos que aquello lo cual damos sale de la casa. No, hermanos, lo que damos se queda, pues la recompensa la cual recibimos por dar es inmensa.
Dice un hadiz: “La mano de quien da es mejor de la de aquél quien toma”.
Este hadiz se refiere a nuetra disposición a dar o a recibir, a fin de hacernos saber si somos generosos o avaros
Otro hadiz dice: “Dad la sadaqa, pues ésta os proteje de la calamidad (bala) que quiere alcanzaros, luchando contra ella para que no os alcance”.
Si damos, Allah nos multiplicará los bienes. Hemos sido dichosos testigos de cómo cuando se ofrece una comida a un grupo de personas, como de aquello de lo cual comerían diez, veinte son saciados. Sin embargo, cuando dichos banquetes son hechos por ostentación con la finalidad de mostrar fortuna, el efecto contrario se produce de una forma casi milagrosa.
Otro hadiz dice: “Allah no ama el despilfarro”.
Otro hadiz enumera las características de aquellos quienes estarán protegidos por la sombra de Allah, el Día en el cual no exista otra Sombra que la Suya. Uno de los siete grupos de personas es el de aquellos quienes cuando su mano derecha da, su mano izquierda no lo sabe.
Qué hermoso, cuan bello es dar!
Dad hermanos, aunque no tengáis, os lo aseguro, si estáis en un apuro, dad, y vuestra recompensa será segura.
Desde aquí queremos aconsejar a aquellos quienes se encuentren en un apuro económico, que den una sadaqa, aunque solamente fuera un Euro, con la intención de salir del aprieto, y luego me contáis el resultado. Probad y veréis.
Seguiremos con este tema de la economía islámica, el cual deja preveer la necesidad de alguna que otra decena de capítulos para ser explicado con la suficiente amplitud.
Y Allah sabe más
Queridos/as hermanos/as
Salam
salam ´aleykum
ResponderEliminarEs tan extraordinario este escrito, gracias a nuestro din, que es dificil agradecer este regalo y artículo.
salam
Anouar
Lo mismo digo!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarAllah te bendiga y haga de ti una Luz!!!
Salam
Omar al Galliqi
A-s-salamu 'alaykum:
ResponderEliminarAllahu nuru-s-samawati wa-l-'ard.
Salam
as-salamu alaykum,
ResponderEliminarEstas palabras entraron en nuestros corazones. Afortunados somos que las hemos escuchado.
P.R.
A-s-salamu 'alaykum:
ResponderEliminarEn realidad estas palabras no son nada del otro mundo. Las hay aún mucho más elevadas que estas, naturalmente no mías.
Salam