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lunes, 26 de marzo de 2012

La tariqa - quinta parte - El simbolismo de las letras y la tinta

Bismi-l-Lahi-r-Rahmani-r-Rahim

Como prometimos ayer, he aquí un resumen del simbolismo de las letras utilizado por los sufíes. En este caso, el escrito es del chayj al-Alawi.

Decir, que gracias a aquellos quienes sufren día a día y han sufrido en el camino de Allah, asediando sus almas, combatiéndolas firmemente a la manera de Allah, otros han editado libros vacíos, llenado tribunas y ganado fama. Por supuesto, todo aquello lo cual de esta guisa ha sido escrito o traducido, no ha sido fi sabili-l-Lah, sino que ha tenido su correspondiente recompensa material en forma de dinero o fama. Mientras, los verdaderos 'ibad, los fuqara, luchan contra su nafs sin preocuparse de bien material alguno. El zorro roba las uvas, pero no es él quien las cultiva con su trabajo, aunque tanta es la abundancia de la cosecha que hasta el mismo zorro se beneficia.


Por cierto, el hecho de que las palabras del chayj al-Alawi hayan sido encontradas en tal o cual lugar, no es relevante, habida cuenta de que como es el caso en esta obra en la cual las hemos encontrado, las explicaciones del traductor se mezclaban de tal forma con las del chayj, que antes bien impedían a éste el expresarse por sí mismo, como es el caso en este extracto que hemos presentado. Hemos decidido pues, conscientemente, respetar las palabras del chayj, poniéndolas en evidencia, no siendo acotadas por comentarios los cuales podrían distraer del verdadero fin: su comprensión.
Una de las cosas la cual nos ha llamado más la atención de este escrito, así como de otros del chayj al-Alawi, es la facilidad natural para engarzar el discurso con las ayats coránicas y las palabras del Profeta – sobre él la plegaria y la paz -. Si reflexionamos, ello es una prueba fidedigna de la veracidad de las palabras del chayj, las cuales proceden de una fuente inaccesible para la mayoría de las criaturas.

Sin más preámbulos por nuestra parte, leamos detenidamente su exposición:

Empieza citando los dichos del Profeta:

«Todo lo que está en los Libros revelados está en el Qur’an, y todo lo que está en el Corán está en la Fatiha, y todo lo que está en la Fatiha está en Bismi-l-Lahi-r—Rahmani-r-Rahim Y, «Todo lo que está en Bismi-l-Lahi-r-Rahmani-r-Rahim está en la letra B, que a su vez está contenida en el punto que hay debajo de ella».

«Esta Tradición  ha corrido de pluma en pluma y ha resonado en los oídos de los elegidos y de la multitud, y todos, sin excepción, se esfuerzan en escrutar sus misterios ocultos. Tampoco tuve yo la fuerza de mantenerme al margen de la multitud que había inflamado en mí el espíritu de emulación; me levanté, pues, y traté a ciegas de captar algo de su fragancia. Mi mano se posó sobre el perfume en su misma fuente y, sacándolo de entre los montículos de las dunas, me presenté con él ante los más sabios de entre los sabios. Lo acogieron con todos los honores y todas las alabanzas, y cada uno de ellos dijo: Este no es sino un ángel muy noble (12-31). Dije: “En verdad, está por encima de mi estación. Es el lanzamiento de una piedra sin lanzador.” Entonces la lengua de mi estado respondió: Tú no lanzabas cuando lanzabas, sino que era Allah Quien Lanzaba (8-17).

“Cada vez que en este tratado menciono un nombre de “otro que Allah”, lo hago por necesidades de la expresión. Que tu imaginación no conciba, pues, “el otro” como si fuera realmente otro, porque entonces se te escaparía el bien que trato de mostrarte. Pues, en verdad te traemos una gran noticia (38-66). Vuélvete, pues, hacia lo que te permitirá la inmersión en la Realidad y lánzate desde lo relativo hacia lo Absoluto. Quizás comprenderás  lo que está en el Punto, aunque nadie lo comprende salvo los sabios (29-43) y nadie lo encuentra cara a cara salvo aquel cuyo destino es inmensamente bendito (41-34).

Cada vez que hablo del Punto, entiendo por Ello el Secreto de la Esencia, llamado Unidad de la Percepción y cada vez que hablo del ‘Alif entiendo por Ello el Único, El Único que es, la Esencia Señorial, y cuando hablo de la B.’, entiendo por Ello la Manifestación Última, llamada el Espíritu Supremo, después de la cual vienen el resto de las letras, las palabras solas, y luego el discurso en general, todos ellos en orden jerárquico. Pero el eje de este libro lo constituyen las primeras Letras del alfabeto por razón de su precedencia sobre las demás. Los Adelantados son los Adelantados, ellos son los allegados (56 – 12 y13). Estas letras son Alif y Ba, y ocupan en el alfabeto el lugar de la Basmala en el Corán, pues juntas forman Ab, que es uno de los Nombres Divinos. Con este Nombre, Jesús se dirigía a Su Señor y lo utilizó cuando dijo: «En verdad, regreso junto a mi Ab y vuestro Ab», es decir, junto a mi Señor y vuestro Señor. Y Ahora, si comprendes que estas dos letras poseen un significado que tú no conocías, no te sorprendas de lo que diremos del Punto y del resto de las letras.

El Punto se hallaba en el estado de tesoro oculto antes de su propia manifestación como Alif y las letras se hallaban extintas en la esencia secreta del Punto hasta que éste manifestó lo interior exteriormente, revelando, al revestir las diversas formas de las letras visibles, lo que había sido velado; pero, si captas esta verdad, no encontrarás nada más que la tinta misma, que es lo que significa el Punto, como lo ha dicho uno de los nuestros:

Las letras son los símbolos de la tinta; no hay letra alguna,

Salvo la que la tinta ha ungido; su mismo color es pura ilusión.

Es el color de la tinta, que ha accedido al ser manifestado.

Sin embargo, no se puede decir que la tinta se haya apartado de lo que era.

La no-manifestación de las letras residía en el misterio de la tinta,

Y su manifestación es producida por la autodeterminación de aquélla.

Ellas son sus determinaciones, sus actividades,

Y no hay nada allá más que la tinta. ¡Comprende esta parábola!

Las letras no son la tinta; ¡no digas que lo son!

Esto sería un error; y decir que la tinta es idéntica a las letras sería pura locura.

Pues ella era antes que las letras, cuando no había ninguna.

Y será todavía cuando ninguna letra sea.

Mira bien cada letra y ve que ya ha perecido

Salvo por la faz de la tinta, es decir, la Faz de Su Esencia.

¡A Ella toda Gloria, Majestad y Exaltación!

Así, incluso en su manifestación, las letras están ocultas,

Sumergidas por la tinta, puesto que su manifestación no es otra que la de ella.

La letra no añade nada a la tinta, ni toma nada de ella,

Pero revela su integridad en modos distintos.

Sin alterarla. ¿Acaso la tinta y la letra constituyen dos cosas distintas?

Ve, pues, la verdad de mis palabras: no hay ser

Salvo el de la tinta, para aquel cuyo entendimiento es sano;

Y dondequiera que esté la letra, su tinta está siempre con ella.

¡Abre tu intelecto a estas parábolas y préstales atención!



Abdu-l-Gani a-n-Nabulusi (Diwan al Haqa’iq; pag 435 (El Cairo, 1889)

“Si has comprendido cómo todas las letras están incluidas en el Punto, entonces comprenderás cómo todos los libros están incluidos en la frase; la frase, en la palabra; la palabra, en la letra; pues podemos decir con verdad: sin letra no hay palabra y sin palabra no hay libro. La palabra, en verdad, no tiene existencia más que por la existencia de la letra. La diferenciación analítica procede de la integración sintética, y todo está integrado en la Unidad de Percepción, simbolizada por el Punto. Ella es la Madre de todo libro. Allah abroga y confirma lo que Él quiere, y con Él está la Madre del Libro (13-40).

»El Punto es esencialmente distinto de las letras. No hay nada semejante a Él, y Él es El que Oye y El que Ve (42-9). Precisamente, el Punto, a diferencia de los demás signos, no puede ser limitado por una definición. Trasciende todo lo que se puede encontrar en las letras en materia de longitud, pequeñez o sinuosidad, de modo que no se lo puede captar visual o auditivamente, como se captan las letras. Su diferencia con las letras es conocida, pero su presencia en ellas es desconocida, salvo para aquel cuya vista es de hierro (50-22) o que presta oído con plena inteligencia (40-37), pues, si es cierto que las letras son las cualidades del Punto, la Cualidad no engloba la Esencia, ya que no tiene la universalidad que es lo propio de la Esencia. La Esencia tiene como prerrogativa la incomparabilidad, mientras que las Cualidades engendran las comparaciones.

Y sin embargo, hacer una comparación es en realidad lo mismo que afirmar la incomparabilidad, en razón de la unicidad de la tinta; pues, aunque las letras son comparables entre sí, esta posibilidad de comparación no se opone a la incomparabilidad de la tinta en sí misma, ni a la unicidad de la tinta que se encuentra en cada letra. Aquí reside la identidad última entre el establecimiento de comparaciones y la negación de la posibilidad de comparar, pues, dondequiera que se plantee cualquier cuestión de comparación, se trata siempre, en realidad, de la tinta misma que se compara a sí misma. Él es Quien es Dios en el Cielo y Dios en la Tierra (43-84). Sea Él como sea y dondequiera que esté, Él es Dios; que lo que ves de Él en la tierra de la comparabilidad no te impida, pues, ver lo que Él es en el Cielo de la incomparabilidad, pues todas las cosas están hechas de incomparabilidad y comparabilidad. Adondequiera que os volváis, allí está la Faz de Dios. Esto es así en virtud del Atributo general que desborda de la Infinita Riqueza del Punto sobre la indigencia total de las letras. Pero el atributo particular que pertenece a la Propia Esencia Misteriosa del Punto no puede tener la menor manifestación en las letras, ni ninguna letra puede, ni en su forma ni en su significación, llevar el peso de las características íntimas del Punto.

“¿No ves que si trazas determinadas letras del alfabeto como, por ejemplo, Ë Ê È, encontrarás para cada letra otra que se le parezca? Así, Ê se parece a È, y Ë se parece a Ê. Además, si quieres pronunciar una de estas letras, encontrarás un sonido que le corresponde exactamente, mientras que el Punto no tiene ninguna exteriorización que le corresponda. Si tratas de enunciar su realidad dirás nuqtatun, y esta enunciación te obligará a recurrir a letras que no tienen nada que ver con la esencia del punto: nèn, q.f t.y t’. Está claro, pues, que el Punto escapa a toda expresión. Del mismo modo, no hay palabra que pueda expresar la Esencia Secreta del Creador. Por esta razón, cuando el Gnóstico trata de expresar con palabras la Incomparabilidad Divina, es decir, cuando trata de comunicar lo que se entiende por la Plenitud de la Esencia con todos Sus Atributos, la fórmula que sale de su boca va muy lejos de su objetivo debido a las limitaciones del lenguaje.

El Punto estaba en su estado principal de secreto absolutamente independiente, en el que no hay ni separación ni unión, ni antes ni después, ni anchura ni longitud, y todas las letras estaban extintas en su Esencia oculta, lo mismo que todos los libros, a pesar de la divergencia de sus contenidos, estaban extintos en las letras. Esta reducción de los libros a las letras puede ser percibida por todos los que poseen la menor intuición. Examina un libro y verás que no se encuentran nunca en sus páginas, para expresar su significado, más que las veintiocho letras, las cuales, para manifestar cada palabra y significado, se agruparán en formas siempre nuevas según las variaciones de las palabras y las significaciones, hasta que Dios herede la tierra y todos los que en ella se encuentran y todas las cosas vayan a Dios (19-39). Entonces, las letras retornarán a su centro principal en el que no hay nada salvo la Esencia del Punto.

El Punto estaba en su impenetrable secreto, y las letras estaban en estado de completa extinción en Su Esencia, mientras la lengua de cada letra pedía la longitud, la estrechez, la altura o las otras cualidades que exigía su realidad propia. Así, los motivos del discurso se agitaron en conformidad con la demanda de los atributos del Punto, latentes en Su Esencia. Entonces fue determinada la primera manifestación.

»La primera manifestación del Punto, su primera apariencia definible, fue en el Alif que vino al ser bajo la forma de la incomparabilidad más bien que de la comparabilidad, de manera que pudiera existir cualitativamente en todas las letras al tiempo que permanecía esencialmente distinto de ellas. Debes saber, además, que la aparición del Alif fuera del Punto no estuvo sometida a una causa, sino que fue la sobreabundancia misma del Punto. Y así, el Alif primordial no fue trazado por la pluma, ni estuvo bajo su dependencia, sino que brotó del impulso centrífugo del Punto en su centro principal. Cada vez que fluyó de Él un desbordamiento hubo el Alif y nada más. La existencia de éste no depende de la pluma, ni necesita de ninguna ayuda de su parte, en virtud de su rectitud y de su estado de trascendencia respecto de todo lo que se puede encontrar en las otras letras en materia de curvas, prominencias u otras particularidades. No tendrá Él que responder de lo que hace, pero a ellos sí que se les interrogará (21-23). En cuanto a las otras letras, necesitan ser descritas por el movimiento de la pluma y ninguna de ellas puede tomar forma sin su concurso por razón de su curvatura, redondez y otras características particulares.

“Es cierto que el Alif también puede ser formado por medio de la pluma, al tiempo que, sin embargo, permanece independiente de ella y sin ninguna alteración de la trascendencia de su estación, puesto que a la pluma su longitud y su rectitud le vienen del Alif es más, ella es el Alif cuya forma escrita existe así por él mismo para sí mismo.

“El Alif es un símbolo de Aquél que es el Único que es, de Aquél a cuyo Ser ningún ser precede. Así, la manifestación del Punto como Alif es lo que se llama «Primacía». Antes de su manifestación no estaba cualificado así, al igual que no estaba cualificado de «Ultimidad». Él es el Primero y el Último, el Exteriormente Manifiesto y el Interiormente oculto.

“Si se afirma la Primacía Única del Alif, entonces, necesariamente, la Ultimidad también debe estarle exclusivamente reservada9. Ésta es la razón por la que declara a las otras letras: Es a Mí adonde regresaréis (31-14), todas sin excepción. En verdad, todas las cosas van a Dios.

“En cuanto a la Manifestación Exterior del Alif en las letras, es cosa fácil de percibir. Considera bien la cuestión y descubrirás que no hay letra cuyo desarrollo en el espacio no derive del Alif la Ba, por ejemplo, no es más que un Alif jorobado, mientras que la Mim es un Alif circular, y así es la manifestación del Alif de acuerdo con los dictados de su sabiduría, en todas las letras, pero la mirada no Lo alcanza; éste es el significado de la Ocultación Interior, pues está claro que nadie puede percibir la existencia del Alif en el círculo de la M´m sin poseer una gran experiencia; ahora bien, lo que nos impide percibirlo no es sino su redondez, es decir, su manifestación en una cualidad que no reconocemos. Él es para sí mismo su propio velo…

“La Manifestación Exterior de la Verdad puede ser más intensa en algunas formas visibles que en otras, y esto no es difícil de ver para quien observa. ¿Acaso no descubres el Alif en algunas letras como no puedes hacerlo en otras? La forma de la Lam, por ejemplo, no está alejada de su forma, y en la B.de la Basmala hay algo que revela la manifestación del Alif en ella. Pero raros son los que pueden descubrir fácilmente esta manifestación en las demás letras. La multitud ignora el rango del Alif, algunos lo conocen en su Primacía e ignoran su Ultimidad, y algunos lo conocen en sus dos cualidades; pero el que no lo reconoce en todas las letras, pequeñas o grandes, largas o cortas, del principio o del final del alfabeto, en verdad carece de una visión justa y su percepción es imperfecta. Si has comprendido que el Alif está presente en todas las letras, dime si esto le ha hecho perder algo de la dignidad de su incomparabilidad en la cual conserva siempre lo que no le pertenece más que a él. En absoluto, pues la verdad esencial del Alif permanece tal como es, y no veo ninguna disminución debida a su manifestación, que me parece más bien una de sus perfecciones. La deficiencia —pero Dios es el más sabio— está en aquel que querría confinarlo a una cualidad sin permitirle realizar otra, constriñéndolo, limitándolo, rehusando conocerlo y reduciéndolo a la comparabilidad haciendo de él una cosa entre otras. La verdad del conocimiento que conviene a su estación es que veas el Alif manifiesto en cada palabra de cada libro. Todo es Alif…

«La letra B.es la primera forma bajo la que apareció el Alif; él se manifestó, pues, en ella como nunca en ninguna otra. “Allah creó a Adán a Su Imagen”; lo que se designa por Adán es el Primer Hombre, y él es el Espíritu del Ser. Es en virtud de esta creación a Su Imagen por lo que Dios hizo de él Su representante en la tierra y ordenó a los ángeles que se postraran ante él. ¿Se dirigía su prosternación a otro que a Él? No, pues Dios no perdona al que es culpable de idolatría. La B.de la Basmala difiere de la B.ordinaria a la vez en su forma y en su función. En verdad eres de una naturaleza supereminente (68-4); y su grandeza no es otra que lagrandeza del Alif. Quien obedece al Apóstol obedece a Dios (4-79). ¿No ves que en otros lugares la B.no es alargada, mientras que en la Basmala lo es, y su longitud no es otra que el Alif elidido? Bism ( ) era originalmente bi-ism ( ), y luego el Alif de ism se retiró y apareció en la B.’, que tomó así la forma del Alif al igual que asumió Su función.

Y así el Profeta dijo: “Hay para mí una hora en la que sólo mi Señor basta para contenerme”, y tú ves que hay para la B.una hora, a saber: en la Basmala, en la que sólo el Alif basta para contenerla, a la vez en su forma y en su Punto, si bien el Punto del Alif está encima de éste, mientras que el Punto de la B.está debajo. En realidad, el Alif no es otro que el Punto mismo: un ojo que lloró o una gota que brotó y que en su derramamiento fue llamada Alif sin ningún menoscabo para el Punto mismo en virtud de la Integridad del Alif y de su Trascendencia sin defecto en la que el Punto permanece en su Eterna Incomparabilidad. En verdad, estamos por encima de ellos, Irresistible. El descenso completo sólo tuvo lugar en la manifestación de Alif como B.’, seguida por las demás letras. Si su forma hubiera sido idéntica a la del Alif, la B.habría perdido sus características propias. Pero la B.es B.y el Alif es Alif: el Alif se manifestó espontáneamente, por su propia y libre voluntad, mientras que la manifestación le fue impuestaa la B.’. De ahí la necesidad de diferenciar su forma de la del Alif, a menos de negar elestado latente del Alif en las demás letras39, o de creer que la libertad es totalmente incompatible con la obligación.

“Además, el Punto, que está sobre el Alif está debajo de la B.’; esto debe ser, pues, para nosotros una ilustración de la verdad de que las cosas de los mundos inferiores son manifestaciones del Punto, al igual que lo son las cosas de los mundos superiores, y la manifestación del Punto en la Esencia no debe impedir que le reconozcamos en las Cualidades. El Profeta dijo: “Si hicierais descender a un hombre con una cuerda hasta lo más profundo de la tierra, encontraríais a Dios” (Tirmidi). El Punto bajo la B.significa precisamente la extinción latente en todas las cosas. Todo perece salvo Su Faz. Él es Quien es Dios en el Cielo y Dios en la tierra. La existencia del Punto sobre el Alif nos enseña que el Alif es el estado de manifestación de aquél, pero la B.es su velo, y, por tanto, el Punto se halla bajo la B.’, como el tesoro escondido bajo el muro cuyo derrumbe temía.

“Cuando B.comprendió su verdadera relación con Alif cumplió lo que le incumbía tanto por definición como por obligación. Se somete a su definición adhiriéndose a las otras letras, ya que ellas son de su misma naturaleza, al contrario que el Alif que se mantiene aparte de las letras cuando las precede, aunque ellas se adhieran a él como Finalidad; y, en verdad, tu Señor es el Último Fin

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