Allahumma salli ‘ala sayyidina Muhammadin ‘abdika wa rasulika nabiyyi-l-‘umiyyi wa ‘ala ‘alihi wa sahbihi wa sallim taslima.
Durante estos días estoy leyendo un libro, el cual aunque habiéndolo ya leído en dos o tres ocasiones más, me está impresionando más de lo que en un principio podría haber esperado.
Se trata de las vidas y dichos de setenta y dos ‘awliyya sufís de la primera y segunda generación siguientes al Profeta - sobre él la plegaria y la paz -.
Estas personas eran capaces de realizar obras increíbles, impensables para cualquiera de nosotros. El grado de amor a Allah de estas gentes, era tan sublime y profundo, que uno se ve nada cuando se compara con ellos. Eran el Qur’an y la Sunna hechos personas.
Ibrahim ben Adham, Hassan al Basri, Rabi’a-l-Adawiyya, Ahmad ibn Hanbal, el Imam Chafi’i, Abu Hanifa, Malik Dinar, Dun Nun al Misri, Sufian a-t-Tsawri, Ya’far Sadiq y tantos otros hasta unos setenta.
Faridu-d-Din Attar, sufí persa, supo escribir esta obra titulada “72 santos sufís” de una manera magistral. Concentrándose en los actos, dichos y acontecimientos más remarcables de la vida de estas gentes.
Cuando acudo a leer me invade un sentimiento de amor a Allah mezclado con el humilde reconocimiento de la impotencia de mi ser para aproximarme en méritos y sabiduría a estas gentes increíbles, receptáculos de las luces del conocimiento y el amor divinos.
Hombres y mujeres quienes no dormían en la noche, ayunaban casi a diario y no se preocupaban ni siquiera de sus mismas personas. Palabras increíbles pronunciadas por aquellos quienes dieron vida al más noble sentimiento el cual pueda tomar asiento en el corazón del ser humano: el amor de Allah.
En este libro no se habla de doctrina, y sin embargo toda la doctrina del Islam se encuentra resumida en la vida de estos nobles siervos.
He de reconocer que cuando se lee este libro se ama más a Allah. Un bello sentimiento invade el ser y se instala como queriendo hacer comprender que toda la doctrina, todos los hadices, todo el Qur’an nos llevan a la adoración del Akbar (el más Grande). Y esta adoración debe ser cumplida a través del amor. Me diréis: - ¿Dónde está el temor de Allah?, y yo os responderé: - Considerad bien la cuestión, pues el temor forma parte del Amor si lo miráis detenidamente. Le amamos y al amarle y reconocer Su grandeza, entonces Le tememos amorosamente y no queremos hacer nada que El deteste.
Ya Rabbi, esta generación se encuentra bien lejos del amor sincero que te profesaban aquellos siervos de antes. Sin embargo, sabemos que de alguna manera Tu Amor se ha instalado en nuestros corazones.
No os desaniméis hermanos. A fuer de ser sincero, tenemos en nuestro haber el haber renunciado a esta civilización en la cual hemos nacido. Lo hemos hecho por El, aunque no nos demos cuenta, y El no olvida.
Ya dijo el hadiz que Allah recompensará a los siervos de esta generación con cincuenta veces la recompensa con la cual se premiaba a los sahaba.
Creedme, el acceso a Su Amor pasa por la sumisión. Someternos a Él a través de Su Chari’a porque ella es el reflejo de Su Voluntad para el ser humano. Y así entrar en la aventura, en el bello e incomparable reto de hacerle nuestro Guía en toda situación. El ponernos en Sus Manos, de obra y no solamente de palabra.
Pues sí, ahora al igual que antes, Allah cuenta con siervos de este calado, quienes aunque no pudiendo llegar en grado de ascetismo a aquellos mencionados en dicho libro, si viven amando a Allah y haciendo el bien a la Umma. Ay de aquellos quienes les discuten o intentan acallarles! Ay de aquellos quienes manipulan el Din aprovechándose de una posición otorgada por los enemigos del Islam! Hacer de barrera a los siervos de Allah, he aquí la gran desgracia, ay de aquellos sobre quienes esta desgracia se cierne y cernirá en el Día de la Verdad!
Gracias Faridu-d-Din Attar por tu libro, gracias siervos de Allah, de antes y de ahora, por el bien que habéis hecho al Islam y a los musulmanes. Vosotros sois los paladines de la Fe, los pilares de la Vía espiritual y los representantes (julafa) de Allah en la tierra.
Que Allah nos convierta en Sus servidores virtuosos. Amin
Salam
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