EL ISRA Y EL MI'RAY - SIGNIFICADO.
Curiosamente cuando llegan noches de alto significado en el Islam, como es la noche del 'Isra (Viaje a Jerusalem) y el Mi'ray (Ascensión a los cielos) todo el mundo se precipita a dar su opinión sobre el signifcado y la importancia de dichos acontecimientos. Ocurre con la "Laylatu-l-Qadr" (La Noche del Decreto) exactamente lo mismo. Sin embargo, y a decir verdad, debemos y estamos en disposición de asegurar que casi nadie en este mundo conoce certeramente el significado profundo y real de estas noches.
No hay pues que precipitarse en dar una explicación, pues la literatura o la dialéctica que podamos poner en ruta será sin duda pobre y no adaptada a la realidad de la grandeza de dichos acontecimientos.
Tenemos varios hadices que nos hablan de la Ascensión celeste del Profeta -'alayhi-s-salatu wa-s-salam -; se trata de un adevenimiento tan grande y difícil de comprender, que aún hoy en día los exégetas diversos no han llegado a ponerse de acuerdo si la Ascensión Celeste fue realizada en cuerpo y Ruh o solamente en Ruh. Es por eso que hay que ser cautos, no hablar más de la cuenta sobre estas cosas tan grandes, pues es muy difícil hablar de lo que se encuentra en la profundidades del Océano cuando solamente somos capaces de ver la superficie.
Podemos decir, sin embargo, que el hecho del Mi'ray (Ascensión Celeste) es un sifat (símbolo) de la ascensión del Ruh (espíritu) hasta su fuente divina.
Podemos encontrar en la "Historia de los profetas" de Ibn Kazir como cuando Allâh terminó de crear el cuerpo de Adam lo dejó un tiempo expuesto a las miradas de los ángeles; más tarde le insufló Su Espíritu dándole así la vida; y fue en ese momento, y no en otro, que Allâh ordenó a los ángeles que se prosternaran ante él.
Este Espíritu procede de Allâh y a Allâh ha de volver:
'Innâ li-l-Lâhi wa 'innâ 'ilayhi rayi'un (Ciertamente de Allâh somos y ciertamente a El retornaremos)
Es pues el Mi'ray ese retorno a su fuente divina, como lo muestra el hecho de que Yibril -'alayhi-s-salam - no pudo ir más allá del Sidrat al Muntaha (El Azufaifo del Confín); sin embargo Muhammad si pudo continuar hasta llegar a la distancia de un tiro con arco del Trono y la Presencia Divina, y allí observó el Signo más grande de su Señor. El señor de los profetas, el más grande de ellos, pudo ver el signo más grande que Allâh puede ofrecer.
¿Puede alguien darnos una idea, adivinar o transmitir, o incluso llegar a saber cuál es ese signo?
Seguramente no, porque dicho Signo se encuentra mucho más allá de las facultades humanas de comprensión y le fue dado en exclusiva a nuestro amado profeta Muhammad.
Sin embargo, a muchos de los exégetas curiosamente se les olvida un hecho crucial, a saber: "Que es gracias a la ascensión celeste que podemos hacer el Salat". En realidad todos conocemos este hecho, pero casi nadie se ha parado a reflexionar en sus consecuencias.
El Salat, el acto de adoración más completo y perfecto, ha debido llegarnos de la mano de nuestro Profeta. El significado de esto es enorme. Es enorme porque en principio el Salat es el contacto directo de la criatura con Allâh. Nadie en absoluto, incluido Muhammad, se encuentra como intermediario en este hecho, en este contacto sagrado con lo Divino. Y sin embargo, es a través de sayyidina Muhammad que nos ha llegado, que nos ha sido transmitida.
Es pues Muhammad en realidad el Mensajero con letras de oro. Muhammad, en representación de los creyentes hubo de subir hasta Allâh para traernos el Salat. Muhammad es pues, en cierta manera, toda la Humanidad, toda la Umma. Una luz que desciende de Allâh, sube hasta Allâh y retorna hacia los creyentes con las noticias de lo Divino.
Es por ello que él fue la primera creación de Allâh, que era profeta mientras Adam estaba entre el agua y el barro. Muhammad es pues, toda la Humanidad, todos los Profetas, aún más: Muhammad es la profecía misma.
Que Allâh nos haga aprovechar del final de este mes bendito de Rayab, de estos días benditos que rodean el hecho crucial del mes: el Isra y el Mi'ray.
Que Allâh nos perdone, nos guíe, nos dirija de las tinieblas a la luz y nos otorgue el Firdaws.
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