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viernes, 21 de diciembre de 2012

Sobre la aparición del Iman Mahdi

Bismi-l-Lâhi-r-Rahmâni-r-Rahîm


Allâhumma sallî ‘alâ sayyidinâ Muhammadin ‘abdika wa rasulika nabiyyi-l-‘umiyyi wa ‘alâ ‘alihi wa sahbihi wa sallimu taslima.



La aparición del Iman Mahdi al-Muntadar (el esperado) ha hecho correr ríos de tinta durante siglos. Algunos, no solamente han escrito sobre él, sino que haciéndolo, se han dejado llevar por la pasión, excitando su imaginación hasta un punto tal, que nos resulta difícil, aun conociendo el hadiz, saber desgranar aquello dicho por nuestro Profeta – sobre él la plegaria y la paz – de su imaginación desbordante.

Y es que de hecho muchos de los análisis escritos que se han hecho a través de los siglos, se encuentran cargados de una buena dosis de intereses políticos y regionales.

Rasûlu-l-Lâh – sobre él la plegaria y la paz – nos ha descrito la venida del Mahdi en detalle. Sus detalles sobre el Iman Mahdi dadas en los hadices nos describen su persona, su ascendencia, las circunstancias que preceden su venida, el trabajo que realizará, el tiempo durante el cual estará en la tierra, los signos del inicio de su misión y el lugar donde aparecerá.

En nuestro análisis no vamos a entrar en las viejas polémicas entre la versiones sunnita y chi’a, ni tampoco en el discurso de aquellos quienes desearían ver al Mahdi aparecer en su región o país. Todo esto se encuentra adscrito a los intereses políticos y partidistas; sí debemos hacer notar que cuando dichos intereses se mezclan con una visión realista de este asunto, las conclusiones se vuelven turbias, ayudando más a la extensión de la confusión que a la de la verdad.

Tampoco es nuestro fin el dar una descripción más o menos amplia del Iman Mahdi y su venida. Ni tan siquiera el analizar con mayor o menor detalle los hadices pertenecientes a todo cuanto rodea esta llegada tan esperada como necesaria.

No, en absoluto: Hoy vamos a introducir un elemento, el cual hasta ahora nadie ha tenido en cuenta, cuando de una manera u otra, con mayor o menor acierto, se ha tratado de este bello y apasionante tema.

Aunque, ya que estamos en materia y algunos de vosotros conocen poco o nada sobre el tema, vamos a pasar a hacer un escueto resumen de lo expresado por el Profeta – sobre él la plegaria y la paz – sobre el Iman Mahdi:

El Mahdi será descendiente sanguíneo del Profeta – sobre él la plegaria y la paz -, concretamente de su nieto Hassan Ibn Ali. Su nombre será como el del Profeta – sobre él la plegaria y la paz –, es decir (Muhammad o Ahmad) hijo de Abu-l-Lâh.

Sus características físicas son parecidas a las de Rasûlu-l-Lâh – sobre él la plegaria y la paz –: su frente será ancha, y su nariz, la mayoría la traducen por aquilina y otros como prominente.

El Iman Mahdi no conocerá su identidad hasta que Allâh se lo revele en una sola noche y al mismo tiempo, en esa misma noche, le prepare para su misión.

Según un hadiz transmitido por Abdu-l-Lâh Ibn Mas’ud y recogido por al-Qurtubi, el Mahdi, antes de su misión, se encontrará en el Magreb extremo, en la zona del litoral, pero cuando Allâh le revele su misión irá a un monte llamado Masna, el cual se encuentra a las afueras de Fez, y allí comenzará su misión. Luego irá a Makka donde recibirá juramento de alianza junto a la piedra negra situada en la Ka’aba.

En cuanto a su procedencia geográfica es donde más disensiones han existido dependiendo de los analistas. Algunos pretenden que los hadices indican su procedencia de Jorasán. Los chi’as que vendrá de Irán, los wahabís (liderados en esto por al Arifi) que vendrá de Madina.

A nosotros nos parece más verosímil la opción del Magreb extremo, pues ya en su época, el historiador Ibn Jaldún, se rendía cada poco tiempo al monte de al Masna para ver si el Mahdi había aparecido o no. Además Ibn Mas’ud formaba parte, junto con Abu Hurayra, Salman al Farisi y otros de “Las Gentes del Banco” (Ahlu-s-sufa), ese grupo de personas quienes, sentados en “al Rawda Šarifa”, recibían una enseñanza especial del profeta – sobre él la plegaria y la paz – en la mezquita de Madina. Es además Ibn Mas’ud uno de los Compañeros del profeta – sobre él la plegaria y la paz – que más hadices transmitió y uno de los más fiables en cuanto a la autenticidad de su transmisión se refiere.

El signo el cual Allâh dará a las gentes de que tal persona es verdaderamente el Iman Mahdi, es precisamente que durante su estancia en Makka un ejército saldrá para combatirle y todo ese ejército será tragado por la tierra.

El Mahdi restablecerá el Islam tal y como debe ser seguido y extenderá la justicia por la tierra. Repartirá el dinero entre las gentes, de tal manera, que a todos dejará saciados. Gobernará durante 7,8 o 9 años y después fallecerá y harán la plegaria funeraria por él.

Combatirá contra los ejércitos del Daŷŷal y se encontrará presente en el momento del descenso de sayyidina Isa – sobre él la paz – en la mezquita de los Omeya de Damasco. Dirigirá la plegaria ese día, y sayydina Isa rezará detrás suyo.

Esta visión resumida, la cual acabamos de dar, puede introducir a que algunos os informéis sobre la materia.

En cuanto a los signos de su venida se refiere, algunos se están dando y otros ya se han dado. Entre aquellos los cuales se han dado se encuentra la confluencia de dos eclipses (solar y lunar) durante el mes del Ramadan; Ello ocurrió en dos años consecutivos (1981-1982). El paso del cometa Halley (1984), el cual pasó asimismo cuando el diluvio y la derrota de Fir’awn con sus ejércitos ahogados en el mar Rojo. La parada del Eufrates y la aparición de la montaña de oro ocurrió en 1975. El fuego el cual se quedó una semana crepitando ruidosamente y haciendo que la noche pareciera día, fue producto del ataque de Irak sobre los pozos de Kwait en la primera guerra del golfo. Os dejo para ello estos vídeos, en los cuales hemos encontrado un excelente análisis de los signos precursores, aunque como buen turco, Harun Yahya, derrapa al final de ellos tratando de convencernos que el Iman Mahdi aparecerá en su querida Turquía, concretamente en Anatolia. Por desdicha se encuentra en francés: espero que alguno de vosotros sepa comprenderlos.

http://www.youtube.com/watch?v=dWPduK93zm0


A pesar de todo lo enunciado, aquello lo cual vamos a hacerr de ahora en adelante, como lo hemos dicho precedentemente, es el tratar este asunto desde otro ángulo. Con ello, sin pasión ni interés partidista alguno, quiero convenceros, tal y como yo mismo lo estoy, que la venida del Iman Mahdi es inminente.

En la colección de hadices llamada “Ŷami’a-s-sagir” del Iman Ŷalalu-d-din a-s-Suŷuti encontramos un hadiz:

Cada siglo un hombre de mi Umma será enviado para reformar la Religión (Din).

En toda evidencia, hecho el cual no debe causar extrañeza a ninguno, estos hombres del siglo no son dirigentes políticos, sino ante y sobre todo religiosos. Es más, su preparación en el Din debe ser completa abarcando los tres niveles (Islam, Iman e Ihsan). Difícilmente la ciencia de un político o un legislador de la Chari’a podría abarcar los tres. Hemos de reconocer que nos encontramos ante personas quienes han ascendido al dominio del Ihsan (muhsinin), antes de haber pasado por los otros dos, habiendo conservado Din en toda su extensión. Es esto lo mínimo que se le puede pedir a un reformador.

El último reformador fue el chayj Ahmad Ibn Mustafa al-Alawi. El mismo así lo proclama (“Yo soy el polo del siglo – ‘ana qutbu-l-miladi”), y a fe que con razón. Aunque en la actualidad, y ello debido a la propaganda wahabo-salafista y seudosufi, su nombre se pueda haber perdido en el olvido, el chayj al-Alawi fue una celebridad en su época en absolutamente todo el mundo islámico:

Inauguró, al principio de los años 20, la gran mezquita de París. Tuvo una gran cantidad de discípulos en Europa y viajando por todo el mundo musulmán, pues aún existía el califato otomano, desde Istambul hasta Marruecos fundó cientos de zawiyyas e hizo millares de discípulos. Su poesía Lutfiha, escrita en defensa del Qur’an cuando las autoridades francesas lo prohibieron en Argelia, fue el detonante de que los franceses anularan dicha prohibición, ya que sus discípulos marchaban una y otra vez por las calles argelinas recitándola un día tras otro. Entre sus discípulos más conocidos encontramos al bravo e inteligente general Abdul Karim al Jattabi, motor de la independencia de Marruecos.

Muchos ‘ulama se hicieron discípulos suyos y quienes le atacaron perecieron intelectualmente en el intento, pues las respuestas dadas por el chayj eran tan contundentes y tan basadas en el Qur’an y en la Sunna que no daban lugar a objeciones subsiguientes.

El chaij al Alawi fundó su tariqa en 1910, exactamente hace 100 años. Todo hace indicar pues que la venida del próximo reformador es inminente.

No obstante, en esos 100 años las circunstancias reinantes han cambiado enormemente; no solamente en el mundo que nos rodea, sino en todo a cuanto a la práctica islámica se refiere. Lo que nosotros llamamos haramismo (wahabismo y salafismo) y progresismo (perennialismo, seudosufismo, coranismo y libre pensamiento) han tomado un lugar el cual en toda evidencia no les corresponde, ayudándose para ello de la desmembración del califato otomano en estados y de las incursiones de la masonería en los países islámicos. Al igual que el poder político común no existe ya en los países musulmanes, la visión común, o casi común del Islam, también es inexistente. Dichos grupos se han formado arropados por esta circunstancia, bien financiados por un poder político corrupto, el cual les ha dado vida y les mantiene.

Estos grupos disponen de todos los medios económicos y mediáticos imaginables, procedentes de los países árabes corruptos o de los países occidentales, quienes los utilizan para destruir el Islam. Aún más, una nueva clase de seudosabios llamados “expertos” aparecen ahora en escena llenando páginas y páginas de escritos cuya única utilidad es el poder reciclar el papel. Re sabidillos librepensadores orgullosos de su ignorancia, más orgullosos cuanto la ignorancia es mayor.

¿Cómo podría pues presentarse y tener éxito un reformador en estas circunstancias? En toda evidencia, un segundo chayj al-Alawi no podría conseguir los mismos objetivos que su predecesor. Carente de medios económicos y ajeno a la política, no podría extender su mensaje ni reformar el Islam a través de medios similares de los cuales fueron utilizados por su predecesor. ¿Qué poder económico estaría pues en estos tiempos interesado en la difusión de la verdad? La respuesta es simple: Absolutamente ninguno.

Así pues, habida cuenta de que dicho reformador debe llegar, pues su presencia queda profetizada desde hace 14 siglos por nuestro señor Muhammad – sobre él la plegaria y la paz - , solamente nos queda una opción, a saber:

El próximo reformador debe ser alguien quien traiga consigo un enorme poder, un poder Divino por supuesto, para así encauzar al Islam y a los musulmanes hacia la verdadera adoración, salvando todos los obstáculos los cuales pudieran ponerse en su camino intentando obstruir su misión.

Todos sabemos, y no es nada complicado saber porque, que la persona la cual poseerá dicho poder, además de la sabiduría la cual hemos explicado precedentemente, es el Iman Mahdi.

Esta es nuestra íntima convicción, la cual emana de la veracidad de todo aquello cuanto podemos llegar a comprender.

Por supuesto, Allâh sabe más, por lo tanto dejemos a El hacer Su elección, a Su manera, a Su tiempo. Solamente le pedimos que si el Iman Mahdi llega durante nuestras vidas, Allâh nos permita ser de aquellos quienes trabajen con él, pues como dice el ḥadiz, esperarle es ‘ibada.

Salam

martes, 18 de diciembre de 2012

Extracto de la traduccion Filosofía Islámica del chayj al-Alawi

CAPITULO IV


LA REFUTACION DE LAS TEORIAS DEL MUNDO MODERNO

(Premisas 11 a 20)

ONCEAVA PREMISA

TESIS DE AQUELLOS QUIENES ESTIMAN QUE LA VOZ DE LA CONSCIENCIA PUEDE REEMPLAZAR A LA RELIGION IMPIDIENDO AL HOMBRE COMETER EL MAL



Es posible que se diga: “Si los Antiguos estaban de acuerdo para estimar que la observación de las leyes divinas era necesaria a fin de garantizar al hombre sus derechos y deberes, ello es porque se había vuelto una necesidad debido a las condiciones de la época y porque era necesario alcanzar el objetivo buscado por todo reformador, a saber: el hacer reinar la paz y el crear para ello las condiciones necesarias en el hombre. Pero, hoy en día las ideas han evolucionado y los espíritus han progresado a un punto tal que se han vuelto capaces de organizar sus propios asuntos sin necesidad de recurrir a las leyes divinas para ello. Para no hacer aquello que no se debe, basta ahora al hombre con que la voz de la consciencia (Sawtu-d-damir) le amoneste en su interior”.

A nuestro juicio esto no es otra cosa que una broma (Juza ‘abala), la cual no puede engañar sino a los más débiles, y una tesis sin fundamento desmentida por los hechos. El número de crímenes cotidianos se encuentra ahí para probarlo; y estos crímenes son generalmente cometidos por personas no religiosas; ¡cuán lejos se encuentran pues dichos individuos, de la voz de la consciencia moral!, si es que existe una consciencia moral como se pretende. En cuanto el libertinaje (Al Ibaha) se introduce en una comunidad, éste expulsa la fe que allí se encontraba, instalándose en su lugar. El no tarda pues en levantar todas las barreras, de las cuales forma parte la voz de la consciencia.

Esta última constituye, en efecto, una barrera entre el individuo y sus deseos, y el libertino la considera como un obstáculo cuya eliminación permitirá al fin el gustar del reposo o de la tranquilidad. Y aunque mismamente si esta consciencia moral se opusiera a su acción, ella permanece, sin embargo, muy débil, no dando resultado positivo alguno. Y ello porque sus energías son tan débiles como su creencia en el Más allá.

En la medida en la cual un libertino no se refiere a ningún Más allá, una tal idea, suponiendo que ella aflore, es considerada más bien como una suerte de mal pensamiento al cual vale más no prestar atención. Tratándose como se trata al contrario de reservar la mayor parte del tiempo a la satisfacción de sus deseos.

De manera general, ninguna persona imparcial puede otorgar crédito alguno a la tesis según la cual la voz de la consciencia puede ser garante de los derechos y de los deberes de los hombres. Aquel quien es gobernado por sus instintos no piensa en realidad que en la satisfacción de sus deseos sea por el medio que fuere.

Conclusión de la octava premisa

Que se esté seguro de una cosa: Nada valen el sentimiento religioso y la consciencia de lo que existe después de la muerte para ayudar al poder político a proteger los derechos y deberes de las gentes.

martes, 11 de diciembre de 2012

En ese día

A-s-salamu 'alaykum:

Cuando llegue el momento, no encontrarás ni riquezas ni fama que entren al rescate. Cuando llegue el momento, dichoso de ti si no has dejado deuda alguna detrás. Asegúrate haber obtenido el perdón de quien un día oprimiste. Asegúrate de haber ganado el corazón de aquel a quien un día ofendiste. Asegúrate de haber dado en limosna hasta que tu mano te insinuaba: Basta! no puedo más. Asegúrate de haber amado hasta haber desgarrado tu corazón. Asegúrate haber vivido, sentido, amado por la causa de Allâh. Asegúrate de haber saludado bastante al Profeta - sobre él la plegaria y la paz -. Asegúrate de haberte arrepentido por enésima vez.

Porque ese día aparecererá ante tí tu hermano 'Asra'il para hacerte la última visita. Hasta entonces te había mirado al rostro cinco veces por día. Pero en ese momento vendrá y ya nunca más volverá, porque no estarás; te habrás marchado. Te mostrará tu lugar, así como el lugar del que te salvaste por haber sido obediente a tu Señor.

Procura ser de aquellos cuyo féretro pese poco a los portadores, procura ser de aquellos quienes dicen a quienes le llevan: "Vamos, rápidamente".

Cuando te hayan cubierto de tierra y escuches los últimos pasos de tus acompañantes partiendo hacia sus asuntos, entonces aguanta unos instantes, aguanta rudo, pues la tierra pedirá lo que es suyo.

Recibirás una visita de dos hermanos quienes te harán pasar un interrogatorio de parte de tu Señor; aunque en verdad El, El Sabio, El Oyente, ya conoce la respuesta.

A sus preguntas responde con firmeza y di: "Adoré y adoro a un solo Dios, Unico y sin asociado a El". "Mi Profeta es nuestro señor Muhammad - sobre él la plegaria y la paz - la corona y sello de los Enviados.

Entonces tu tumba se hará Paraíso y llegará hasta donde alcance tu mirada . Entrarás en un dulce reposo y dos veces cada día, mañana y tarde, verás tu lugar después del Quiyyama. Cuando te levantes te parecerá que estuviste medio día en ella.

Gracias Allâh, Tu comportamiento hacia los creyentes es dulce y amable.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Carta abierta a Junta Islámica y organizaciones afines

A-s-salamu 'alaykum:

Un buen número de hermanos estamos recabando firmas a fin de enviar una carta a Junta Islámica de Almodovar del Río y todas las organizaciones afines, para que cesen de una vez por todas de decir que representan al Islam

El link para suscribirla es el siguiente:

http://www.activism.com/es_ES/peticion/carta-abierta-a-los-que-se-dicen-representantes-de-los-musulmanes/41172


Gracias de antemano por vuestro inestimable apoyo.

He aqui pues el contenido de la carta:


Bismi-L•lâh wa-l-hamdu li-L•lâh, As-salât wa as-salâm ‘alâ Rasûli-L•lâh,




Señores/Señoras de Junta Islámica de Almodóvar del Río:



No quisiéramos que vierais esta carta como el resultado de un afán de criticar o de una tendencia inquisitorial por nuestra parte, sino como lo que es, es decir: un instrumento para defender nuestra religión. Ha dicho el Mensajero de Al•lâh – ¡sobre él la plegaria y la paz! – que la religión consiste en aconsejar. Aunque nosotros creemos, que vosotros os encontráis antes en posición de ser severamente amonestados que de ser aconsejados. Valgan para ello todos los hadices los cuales conminan a los musulmanes a prohibir el mal y ordenar el bien. Por el bien de la Religión de Allâh, y para que Su Palabra quede por encima de toda digresión, os hacemos llegar la voz de los auténticos representantes del Islam. Poniendo a Al•lâh como Testigo entre nosotros y vosotros como testigo de la legitimidad de nuestra advertencia, declaramos en nombre de Al•lâh, del Bendito Profeta Muhammad – ¡sobre él la plegaria y la paz! – y del noble y excelente Dîn del Islâm:



Desde hace casi veinte años, personajes de toda clase y sin legitimidad alguna han querido tomar a los musulmanes conversos hispanohablantes como reos de sus intereses. Nos referimos a vosotros. Habéis acaparado todo el espacio asociativo, cultural, social y cibernético haciéndoos pasar falsa e injustamente por los legítimos representantes de los musulmanes españoles.



La mayoría de nosotros ha soportado con paciencia e impotencia esta situación, desaprobando con el corazón vuestra manera de actuar. Ha llegado al fin la hora de declarar abierta y claramente nuestra disconformidad y nuestra más profunda oposición a vuestra función, a vuestra representación y a vuestra visión del Islam.



Vuestra actitud aún podría haberse excusado si tal visión se hubiera encuadrado dentro de los límites claros y evidentes de la religión del Islam, tal y como ha sido establecida en el Sagrado Corán y la noble Sunna del Mensajero de Al•lâh – ¡que Al•lâh lo bendiga y le dé paz! –, y transmitida por los legítimos representantes del Islam de todos los tiempos.



Estad seguros de que nos pesa realmente anunciar que del Islam no tenéis más que el nombre, porque habéis contradicho abiertamente y en varias ocasiones aquello que necesariamente debe ser conocido de esta noble religión (al-ma’lûm mina-d-dîn bi-dh-dharûra). Y a pesar de que en numerosas ocasiones se os ha llamado la atención, os habéis negado a escuchar, perseverando en vuestra soberbia, transgresión y rebeldía. Habéis intentado socavar los fundamentos del Islam, trayendo discordia, confusión y desviación en el seno de la comunidad muhammadiana.



Pero dice Al•lâh en el Sagrado Corán:



Cuando se les dice: “¡No corrompáis en la tierra!”, dicen: “¡Pero si somos reformadores!”. ¿Pero acaso no son ellos en realidad los corruptores? Pero no se dan cuenta (Cor 2:11-12).



Si tenéis ni siquiera un grano de fe, sabed que el Día de la Resurrección vuestro Islam solo permanecerá en los registros del Ministerio del Interior, y no en los registros que se os presentarán en mano de parte de Al•lâh.



Y como aún no hemos expuesto los cargos los cuales pesan sobre vosotros en concepto de mal obrar y mal disponer de esas responsabilidades las cuales vosotros mismos os habéis arrogado, he aquí una corta exposición de los más reseñables:



A/ El nacimiento de Junta Islámica no viene dado por un intento de representar al Islam en él mismo, sino como producto de aprovechar la ley, a fin de crear un aparato lucrativo, teniendo como objetivo para ello el obtener subvenciones, fuere de donde fuere. Para ello, durante toda vuestra historia, habéis estado en todos los países islámicos con el fin de obtener dinero para el funcionamiento de vuestro grupo. Poco o nada os ha interesado la confluencia de vuestro pensamiento con el Islam, sino antes bien el aseguraros una paga de por vida, tomando prestados sin permiso la identidad de algunos de los conversos musulmanes, de quienes por conveniencia económica esperabais erigiros en representantes.



B/ Vuestra formación islámica en cuanto al conocimiento del Libro de Allâh y a la Sunna de Su Profeta – sobre él la plegaria y la paz – es inexistente. Lo demuestra el uso de una traducción del Qur’an al español, malísima e incluso manipulada, donde para poner un ejemplo suave “jamr” (bebida alcohólica) es traducido por “estupefaciente”. Las manifestaciones caóticas de uno de vuestros colaboradores diciendo que en el Islam no hay fe, contradiciendo con ello uno de los hadices más importantes del Islam. Ello testimonia de vuestra falta de celo y de amor por el Libro de Allâh y la Sunna del Profeta – sobre él la plegaria y la paz -. ¿Cómo pues no conociendo se puede representar aquello lo cual se desconoce?



C/ Absolutamente musulmán alguno, grupo de musulmanes, o asociación cualquiera, han confiado ni delegado nada en vosotros. Mientras los musulmanes conversos españoles estábamos aprendiendo el Din en nuestras casas y comunidades, vosotros os encontrabais explorando las posibles formas de financiación de vuestro interesado grupo. A todos aquellos quienes colaboraron con vosotros de buena fe sin conocer vuestros fines, y una vez conocidos, os criticaron por vuestros actos, les habéis ennegrecido los días si ello ha estado al alcance de vuestras manos.



D / Ni vuestra web, ni vuestros escritos, asociaciones anexas o colaboradores externos representa en manera alguna al Islam, mucho menos a los musulmanes. En ellos se apoya la herejía y cualquier doctrina que por lo original pudiera dañar a la idea de un Islam serio, verdadero y responsable.



E/ Vuestra presencia en escena es un acto de usurpación de los más graves que se hayan podido observar. Habéis acallado la voz de los sabios del Islam con vuestra presencia. Los habéis conocido, y como su discurso no os interesaba, pues con él no se podían obtener beneficios materiales, y contrariaban vuestras apetencias y caprichos mundanos, algunos de vosotros les habéis difamado, mientras que alguno elogiaba, en público y a la luz del día, al vino de Valdepeñas. Sin embargo, no habéis parado en mientes en presentar como sabios a delincuentes pedófilos confirmados como el señor Antonio de Oviedo, alias “El Madre” (usurpador del apellido Ben Ayiba) condenado a prisión por corrupción de menores, como muy bien sabéis.



F/ Para ello habéis apoyado las tesis de los no-creyentes en cuanto a modo de pensamiento o vida. Os habéis hecho portavoces del ultra-feminismo, de la homosexualidad, del ateísmo, del anarquismo, añadiéndoles el epíteto “islámico” y respaldándolos con tesis imposibles y cogidas con alfileres, cuando no, inventadas. Resumiendo, os habéis hechos adalides de cualquier movimiento procedente de personas no creyentes, cuya defensa de cara a vuestros amigos políticos, os pudiera reportar beneficios en forma de subvenciones. También habéis perseguido con ello una reputación fácil y rápida, propia del sensacionalismo más vulgar, buscando la notoriedad mediante fórmulas no acordes con el Islam. Poco os ha importado que nuestro Profeta – sobre él la plegaria y la paz – dijera: “El pudor es una parte de la fe”, o, en este otro hadiz: “Quien no sigue nuestro Libro ni practica nuestra Sunna como nosotros lo hacemos, no es de los nuestros”. ¿Sois pues vosotros de los nuestros en virtud de este hadiz? La respuesta es: no, evidentemente; precisamente por ello os escribimos. Porque ni el Libro de Allâh ni la Sunna del Profeta – sobre él la plegaria y la paz – se ven reflejados en vuestros actos.



G/ Habéis renegado del Libro de Allâh y de la Sunna de Su Profeta – sobre él la plegaria y la paz –, sosteniendo aquello prohibido por Allâh, y condenado aquello lo cual El ha permitido. Habéis llegado a culpar de forma indignante al Profeta – sobre él la plegaria y la paz – de intento de suicidio, e incluso inventado que se había intentado suicidar tres veces.



H / Habéis justificado la homosexualidad, el Imamato femenino y otras aberraciones las cuales sería absolutamente impúdico citar, como formando parte del Islam, a fin de satisfacer a los políticos, quienes ignorantes del Islam, han estado interesados en creeros, desconociendo que vuestros puntos de vista e Islam se encuentran tan lejos el uno del otro como la tierra del cielo, y obtener de esta manera las cantidades destinadas a los musulmanes, extraídas de sus impuestos.



I/ Habéis sustraído artículos y copiado en vuestra web sin obtener permiso alguno de sus autores, violando así de esta manera los incansables y desinteresados esfuerzos de muchos hermanos musulmanes, apropiándoos de sus palabras. Cuando de alguna manera habéis recibido críticas, habéis dado el giro apropiado a fin de dar otra cara de manera provisional, siendo vuestra táctica el tratar de atraerse a cuantos más mejor, independientemente de que escribieran la mentira o la verdad. Siendo el mezclar la mentira con la verdad aquello que, según nuestro amado Profeta – sobre él la plegaria y la paz –, más ama el diablo.



J/ Habéis montado y sostenido un Instituto Halal aprovechándoos del trabajo de los musulmanes, dándoselo a presidir a una persona no-musulmana y haciendo trabajar en él a personas ajenas al Islam. Así pues, dicho instituto, tan corrompido como vuestro pensamiento y doctrina, no puede ser de fiar para ningún musulmán de bien quien inocentemente no conozca cuan adulterado se encuentra vuestro sello.



K/ Os habéis aliado con los políticos, y para ello habéis mentido al decir que nos representáis a nosotros los musulmanes, quienes de forma abrumadoramente mayoritaria somos contrarios a vuestras actividades.



L/ Ni la señora Andujar, ni la señora Laure Rodríguez Quiroga, ni el señor Prado pueden convencer a un musulmán de bien de su afiliación al Islam. Su afirmación de que la homosexualidad no se encuentra prohibida en Islam, así como su apoyo al imamato femenino y la oración mixta y exenta de hiyab, entre otras muchas cuestiones, testimonian de un intento de voladura consciente y organizada de las bases islámicas, más que de una militancia musulmana. Es por lo tanto falso que tales personas representen a un solo musulmán, no solamente en España, sino en la faz de la tierra.



M/ En innumerables ocasiones se os ha aconsejado, criticado y citado negativamente, instándoos a cesar con vuestras actividades. En todas ocasiones habéis hecho caso omiso, como si quienes hablaban con vosotros no tuvieran legitimidad como musulmanes y no fueran dignos de ser escuchados, haciendo así prueba de una alta soberbia intelectual. Y la soberbia es mayor cuanto mayor es la ignorancia.



N/ Nada conocemos de la cuantía de vuestros ingresos, ni de dónde proceden. Nada sabemos de vuestras cuentas. ¿De qué vivís tanta gente? ¿Cuáles, cuántos y por qué concepto son vuestros ingresos? Sin embargo, los musulmanes tienen derecho a pediros todos los movimientos registrados en ellos, entradas y salidas, con sus justificantes. ¿Dónde está todo eso? ¿Cuándo habéis dado ejemplo de buena fe, sacando esto a la luz, aunque nadie os lo pidiera? Mucho tenéis pues que ocultar. Mucha oscuridad os rodea. Aunque, con la ayuda de Allâh, no somos necios, ni ignorantes; os conocemos, y conociéndoos, tomando como base cuanto sabemos, por haberlo observado personalmente, nos podemos imaginar muchas cosas que la falta de transparencia deja adivinar.



Por ello, no solamente os advertimos o aconsejamos, sino que en nombre del Islam y de los musulmanes os ordenamos por Allâh, Rasul, nuestro Libro y la Sunna del Profeta – sobre él la plegaria y la paz –, que ceséis vuestras dañinas actividades y os dediquéis a otros menesteres para los cuales estéis más capacitados. Creemos que cada uno de vosotros tenéis un oficio al cual podréis dedicaros con el fin de hacer un favor al Islam hispano, el cual respirará liberado, una vez desaparezcáis de la escena.



Sabemos, pues grande es nuestra fe en el Señor del Universo, que esta misiva va acompañada de la fuerza que da la confianza en que, en un tiempo cercano y con la ayuda de Allâh, vuestra disolución se producirá, ya que si ello no se produce, como prevemos, por vuestra propia voluntad, sí se producirá por la Voluntad divina, la cual se encuentra por encima de nuestro pequeño alcance.



¡Que Allâh nos escuche y que preserve al Islam y a los musulmanes de la falsedad!

Y la Victoria está en Manos de Allâh

miércoles, 5 de diciembre de 2012

El Hadiz del Arrepentimiento

21 - Se transmitió de Abdu-l-Lâh Ibn Ka’b Ibn Mâlik, quien era el guía de su padre cuando éste se volvió ciego, que dijo: “Oí a Ka’b Ibn Mâlik - Allâh esté complacido con é l- en su relato de cuando se quedó atrás y no acompañó al Mensajero de Allâh – sobre él la plegaria y la paz - en la campaña de Tabûk. Dijo Ka’b: “No dejé de acompañar al Mensajero de Allah– sobre él la plegaria y la paz - en ninguna de las campañas que hizo, excepto en la de Tabûk. No obstante, no participé la campaña de Badr, por la que no se recriminó a nadie que no la hiciera, ya que el Mensajero de Allâh– sobre él la plegaria y la paz - y los musulmanes salieron al encuentro de la caravana de los Quraišitas, y Allâh quiso que se enfrentaran al enemigo sin haberlo previsto. Sin embargo, estuve presente con el Mensajero de Allâh– sobre él la plegaria y la paz - en la noche de Aqaba, cuando adoptamos el Islam. Y esta noche me es más preciosa que el día de Badr, aunque para la gente sea este último más recordado. Juro por Allâh que en ese día no disponía de dos monturas, como las tenía cuando falté a esa expedición. El Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – no salía a una expedición sin que disimulara el dirigirse a otro lado, hasta el día en el cual esta última tuvo lugar (la de Tabûk). El Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz –, realizó esta expedición, afrontando un largo viaje a través de los desiertos, acompañado de un gran número de combatientes. Hizo conocer a los musulmanes su intención, a fin de que ellos hicieran los preparativos necesarios a fin de estar listos para la partida. El les informó de lo que deseaba hacer. Los musulmanes eran numerosos hasta el punto de que ningún registro podía completar la lista”. Después Ka’b añadió: “Aquel quien deseaba abstenerse, casi llegaba a pensar que no se apercibirían de su ausencia, a menos de que Allâh no lo diera a conocer mediante una Revelación.




El Mensajero de Allâh– sobre él la plegaria y la paz – realizó esta campaña en el momento en que los frutos estaban en su punto y cuando la vegetación era más frondosa. Y esto me atraía en gran manera.

El Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – y los musulmanes hicieron sus preparativos. Por mi parte, me dispuse para imitarlos, pero lo fui dejando para más tarde diciéndome a mí mismo: “¡Puedo hacerlo en cualquier momento!”

Continué con este planteamiento mientras los musulmanes se activaban febrilmente y se encontraban preparados, junto con el Enviado de Allâh, para la marcha

Así que partieron con rapidez y ya se habían adelantado hacia la campaña, cuando pensé montar y darles alcance. ¡Ojalá lo hubiera hecho!

Después no me fue posible. Pues, pensé que si salía al encuentro de la gente, después de la salida del Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – me entristecería el hecho de que no viera a otro en mi misma situación más que por hipocresía o incapacidad.

El Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – no se acordó de mí que cuando llegó a Tabûk, donde estando con la gente, preguntó:” ¿Qué ha sido de Ka’b Ibn Mâlik?”

Le contestó un hombre de Banu Sâlama, diciéndole:”¡Oh Mensajero de Allâh, le ha retenido su vanidad y engreimiento!”Inmediatamente, replicó Mu’ad Ibn Ŷâbal - Allâh esté complacido con él-:”¡Mala cosa, lo que has dicho! ¡Por Allâh, oh Mensajero de Allâh, que no conocemos de él nada que no sea bueno!”

Al oír esto, el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – guardó silencio.

En ese momento apareció la mancha blanca de un caminante en la lejanía y dijo el Profeta – sobre él la plegaria y la paz –:

“¡Abu Jaytama Al-Ansarî!” Y efectivamente era él, del cual se mofaron los hipócritas por dar como sâdaqa una medida de dátiles solamente.

Continuó Kâb:

Cuando me llegaron noticias de que el Mensajero de Allâh– sobre él la plegaria y la paz – estaba volviendo de la expedición de Tabûk, experimenté una gran pena, así que intenté inventarme una excusa mientras me decía para mis adentros: “¿Cómo podría yo escapar a su maldición?, así que pedí ayuda a las gentes de buen consejo dentro de mi familia. Y cuando se me anunció el inminente regreso del Enviado de Allâh– sobre él la plegaria y la paz –, renuncié a toda idea y me apercibí de que nada podría sustraerme a su cólera. Me decidí entonces a contarle la verdad. Al día siguiente el Enviado de Allâh– sobre él la plegaria y la paz – llegó. Tenía por costumbre rezar dos rak’a en la mezquita y sentarse en medio de las gentes. En cuanto terminó la plegaria, aquellos quienes no habían participado en la expedición, vinieron a darle una excusa jurando que hablaban de buena fe. Eran un número de ochenta y algún hombres. El aceptó sus excusas, así como su juramento de alianza, y pidió a Allâh el perdón por ellos, remitiendo a Allâh sus íntimas intenciones. Llegué y le saludé, y él me dijo, sonriéndome con la sonrisa de un hombre irritado: “¡Acércate!”. Me aproximé pues hasta que me encontré delante de él. “¿Qué es lo que te ha retenido? ¿No habías comprado una montura?” “Ciertamente – respondí – oh, Enviado de Allâh; si yo me encontrara delante de otro hombre que tú en este bajo mundo, no podría sustraerme a su cólera sin dar una excusa, y le daría algunos argumentos. Pero ¡por Allâh!, sé muy bien que si llego a contarte una mentira para obtener tu aprobación, mañana, Allâh se encolerizará conmigo. Y si te digo la verdad, incurriré en tu cólera, y es posible que Allâh – a El el Poder y la Gloria – me perdone lo que he hecho. ¡Por Allâh! No tengo excusa alguna y nunca me he encontrado tan holgado como en este momento en el cual me he rezagado sin participar en la expedición.



“Este – dijo el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – ha dicho la verdad”. Después, dirigiéndome la palabra, dijo: “Ve y Allâh decidirá a tu sujeto lo que El quiera”.

Después me siguieron unos hombres de Banu Sâlama y me dijeron:

‘¡Por Allâh, que no te habíamos visto falta alguna anterior a esta. Y has sido incapaz de buscar una excusa ante el Mensajero de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – como lo han hecho los demás. Si lo hubieras hecho, te hubiera bastado con la petición de perdón que el Mensajero de Allâh – sobre él la plegaria y la paz –, realizó a Allâh para que tu pecado hubiera sido perdonado. ¡Por Allâh! que no cesaron de dirigirme reproches, hasta tal punto que pensé volver al Mensajero de Allâh– sobre él la plegaria y la paz – y desmentirme lo que le dije.

Después les pregunté: “¿Hay alguien más en la misma situación?”

Dijeron: “Sí, hay dos hombres más que dijeron lo mismo que y que han obtenido la misma respuesta”. “¿Quiénes son?” – pregunté. Dijeron: “Murâra Ibn Rabî’a Al Amrî y Hilâl Ibn Umayya Al Wâqifî.” Estas dos personas eran hombres de bien quienes habían asistido a la batalla de Badr. Volví a mi casa después de que el Mensajero de Allâh– sobre él la plegaria y la paz – prohibió a los fieles que no nos hablaran a ninguno de nosotros tres. Los hombres nos evitaron (o según otra variante): cambiaron de actitud a nuestro respecto. La misma tierra cambió, hasta el punto en el cual me pregunté si la tierra donde estaba era la misma que yo conocía. Esto duró cincuenta días. Mis otros compañeros se encerraron en casa y pasaron su tiempo llorando. En lo que a mí respecta, yo estaba más fuerte y enérgico, y salía para hacer la plegaria en común y me paseaba por los lugares públicos, pero nadie me dirigía la palabra. Iba con frecuencia a encontrar al Enviado de Allâh– sobre él la plegaria y la paz – para saludarle cuando él se encontraba en audiencia entre los fieles después de las plegarias, y me preguntaba si él movía los labios para devolverme el saludo. Rezaba cerca de él, mirándole de soslayo. Cuando yo rezaba, él me miraba, pero cuando mis ojos se encontraban con los suyos, él retiraba la mirada. Con el tiempo, como la lejanía de los fieles continuaba, fui a visitar a mi primo, el hijo de mi tío, quien me era muy querido. Escalé el muro de su casa y me encontré frente a él. “Katada – le dije -, te conjuro en el nombre de Allâh, ¿no conoces tu que yo amo a Allâh y a Su Enviado?” El se calló. Le hice la misma pregunta. “Allâh y Su Enviado – me respondió – saben más que yo”. Mis ojos, entonces, se fundieron en lágrimas y partí escalando de nuevo el muro. En el momento en el cual pasaba por el mercado de Madina, un nabateo de la tierra de Šam (Siria), habiendo venido para vender víveres en Madina, se puso a preguntar a las gentes: “¿Quién me puede llevar hasta Ka’b Ibn Mâlik?” Los hombres me señalaron, él se dirigió hacia mí y me remitió una carta del rey de Gassan. La leí. Ella contenía las palabras siguientes: “He escuchado que tu compañero (el Profeta) se ha desentendido de ti, ahora bien Allâh no te ha destinado a una vida de humillación, ni te dejará sin derechos. Únete a nosotros y te consolaremos.” Después de la lectura de la carta, la arrojé a un horno de pan para que se quemara.

Habían transcurrido cuarenta sobre los cincuenta días, y la revelación tardaba, cuando vino a mi encuentro un emisario del Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz -, diciendo: “El Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – te ordena separarte de tu esposa”. “¿Debo repudiarla? Pregunté, “¿qué es lo que debo hacer?”. “No”, respondió, “pero debes evitarla y no aproximarte a ella”. Mis dos otros compañeros recibieron la misma orden. Entonces, dije a mi esposa que se dirigiera a casa de sus padres y permaneciera allí hasta que Allâh decidiera sobre este asunto. La esposa de Hilal Ibn ‘Umaya fue a ver al Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – y le dijo: “Enviado de Allâh, Hilal Ibn ‘Umaya es un pobre viejo y no tiene esclavo alguno. ¿Te disgustaría que me quedara a su servicio?”. “No”, respondió él, “pero que no se aproxime a ti”. “Por Allâh – replicó ella – que no tiene espíritu para hacer nada, no ha cesado de llorar después de que este asunto ha comenzado”.



Un miembro de mi familia me dijo: “¿Por qué no pides al Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – que te permita guardar tu esposa para servirte tal y como lo ha autorizado a la esposa de Hilal Ibn ‘Umaya?”. “¿De manera alguna voy a pedir una cosa tal al Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – pues no sabría lo que él me contestaría en el caso en el cual le hiciera la proposición de guardarla, siendo como soy un hombre joven y fuerte?”. Transcurrieron los últimos días de los cincuenta desde que los hombres recibieron la orden de retirarnos la palabra.

Hice la plegaria del alba (Subḥ) del cincuentavo día, sobre el techo de una de nuestras casas. Mientras me encontraba sentado en el estado en el cual Allâh ha mencionado en su Libro (…llegó un momento en el cual la tierra se les hizo estrecha y sus propias almas les agobiaban) [Surat 9-119], cuando escuché como alguien subía sobre la montaña de Salh para gritar con todas sus fuerzas: “¡Ka’b Ibn Mâlik, regocíjate!”. Me prosterné en ese momento sabiendo que la hora de la liberación había llegado. En el momento de la plegaria del alba, el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – había informado a los fieles que Allâh – a El el Poder y la Gloria – nos había perdonado. Los hombres salieron para anunciarnos la buena nueva, y fueron primeramente a anunciársela a mis dos compañeros, mientras que un jinete se llegó hasta mí, pero alguien de los Banu Salam, a la carrera, ganó lo alto del monte y de una voz más rápida que el galope del caballo, me anunció la noticia, y cuando se encontró cerca de mí, le regalé las dos prendas que llevaba puestas a guisa de agradecimiento. ¡Por Allâh, que no poseía otras! Pedí prestadas dos prendas para presentarme ante el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz -, mientras por el camino los hombres me acogían en grupos para felicitarme de mi arrepentimiento, diciéndome: “Que el perdón de Allâh sea para ti una fuente de dicha”.

Entré en la mezquita y encontré al Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – rodeado por los fieles. Talha Ibn ‘Ubaydu-l-Lâh – que Allâh esté satisfecho de él – se precipitó a venir a mi encuentro, estrecharme las manos y felicitarme. Por Allâh, nadie entre los Emigrantes hizo un gesto parecido, y yo nunca olvidaré este gesto de Talha.



Tan pronto como le saludé, el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz -, con el rostro brillando de alegría, me dijo: “Regocíjate por este día, el mejor que has vivido desde que tu madre te trajo al mundo”. ¿Este perdón – pregunté – procede de ti, Enviado de Allâh, o de Allâh – A Él la Gloria y el Poder?”. “Procede de Allâh” – respondió él -; y nosotros conocíamos bien que cuando se encontraba contento, su rostros se iluminaba como si formara parte de la luna.

Cuando estaba sentado delante de él, le dije: “Enviado de Allâh, mi arrepentimiento me inspira el dar en limosna todo cuanto poseo por la causa de Allâh y Su Enviado”. “Guarda una parte de tus bienes – respondió – ello será mejor para ti”. “Guardaré entonces mi parte del botín de Jaibar”. Seguidamente añadí: “Es mi sinceridad la que me ha salvado y de ahora en adelante, mi arrepentimiento me compromete a no decir sino la verdad en tanto me encuentre en vida.”



Desde el día en el cual pronuncié estas palabras delante del Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz -, no conozco a musulmán alguno a quien le haya sido concedida la gracia de ser más sincero que yo. Después de este momento igualmente hasta ahora, no he tenido jamás la intención de decir mentira alguna, y espero que Allâh me preservara de toda mentira para los días que me queden de vida.



Allâh ha revelado los siguientes versículos sobre este asunto: “Allâh se ha vuelto a favor del Profeta, de los que emigraron y de quienes le auxiliaron, aquellos quienes les siguieron en las horas difíciles…. Es cierto que fue Clemente y Compasivo. Y también lo hizo con los tres que se habían quedado atrás hasta que llegó un momento en el cual la tierra se les hizo estrecha y sus propias almas les agobiaban… hasta: Temed a Allâh y permaneced con los veraces [Surat 9 – 118 a 120).



Ka’b añadió: “Después que hube abrazado el Islam, Allâh no me ha acordado un favor más grande que mi sinceridad, de la cual hice prueba al sujeto del Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz -, al no haberle mentido, lo que hubiera causado mi pérdida, como era el caso de aquellos quienes había mentido, pues Allâh Altísimo ha revelado en referencia a ellos los siguientes versículos: “Os jurarán por Allâh cuando hayáis regresado para que los dejéis. ¡Apartaos de ellos! Son suciedad y su refugio será Ŷahannam en pago por lo que adquirieron. Os harán juramentos para satisfaceros, pero si ellos logran satisfaceros. Allâh no está con el pueblo perverso” [Surat 9 – 96,97].



Prosiguió Ka’b: “Nosotros tres habíamos recibido un tratamiento diferente de aquellos de quienes el Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – había aceptado las excusas que le habían presentado, cuando ellos juraron delante de él: había recibido su juramento de alianza y pedido a Allâh perdón por ellos. El Enviado de Allâh – sobre él la plegaria y la paz – había dejado nuestro asunto suspendido hasta que Allâh le hiciera conocer su propia decisión a nuestro respecto. Allâh Altísimo ha dicho (Y también se ha vuelto sobre los tres que se quedaron atrás), explicándose de esa manera, él no ha querido mencionar nuestro caso de que nos habíamos quedado atrás en la expedición, sino que él ha dejado su juicio a nuestro respecto, y que él lo aclararía más tarde, contrariamente a aquello lo que ocurrió con los otros quienes jurando, presentaron sus excusas aceptadas por el Enviado de Allâh”.



(Bujari y Muslim)

lunes, 3 de diciembre de 2012

Sufismo e Islam I - Orígenes del sufismo

Bismi-l-Lâhi-r-Rahmani-r-Rahim


Allahumma salli ‘ala sayyidina Muhammadin ‘abdika wa rasulika nabiyyi-l-‘umiyyi wa ‘ala ‘alihi wa sahbihi wa sallim.

¿Cuáles son los orígenes del sufismo? ¿Es el sufismo una de tantas “vías espirituales” representantes de un esoterismo existente desde el principio de la humanidad? Respondemos a esta pregunta expresando que, desde el punto de vista islámico, no existe constancia alguna de la existencia de un esoterismo organizado en toda la historia de la humanidad. Ni siquiera ello existía en el pueblo de Israel, al cual el Qur’an da la categoría de pueblo elegido de Allâh hasta le llegada de sayyidina Isa – sobre él la paz - . Tampoco en un cristianismo posterior, el cual se limita a ver los nombres de los Apóstoles referenciados en el Qur’an como depositarios de las palabras del Profeta Isa (Jesús)

Sí concedemos que la ciencia del Interior (Ilm Batin), la cual se ha impartido y se imparte en el sufismo, ha existido en la persona de los Profetas anteriores, sin que por ello, dicha ciencia se transmitiera de unos a otros en grupo organizado alguno.

No hablaremos aquí para rebatir las tesis perennialistas, remitiendo a la obra de Samir Hariche “El perennialismo a la luz del Islam”. Aunque sí diremos que desde el punto de vista islámico, la ciencia del Interior no ha existido ni en las doctrinas hinduistas, budistas o cualquiera otra religión en el universo. Tal y como demuestra este hadiz:

Allâh estaba Solo y nada con El. Tomó un puñado de luz de Si Mismo y haciéndolo salir de Su Mano dijo: “Se Muhammad”; y con ella creó los cielos y la tierra

Como lo hemos expresado en otras ocasiones, no solamente, los cielos y la tierra y los moradores de ambos, sino hasta el mismo Trono (Arsh) ha sido creado a través de esta Luz. Todos los profetas llevan el sello de Muhammad – sobre él la plegaria y la paz - , tanto sobre sus personas como sobre sus misiones. Podemos decir que, en cierta manera, todos los profetas son Muhammad y todos los libros revelados son el Qur’an, pues ambos se encuentran englobados en el uno y en el otro.

¿Acaso sayyidina Yibril – sobre él la paz – no hubo de reconocer cuando Muhammad subió a los cielos que no podía seguir más allá, dejando solo a Muhammad acceder ante la presencia divina? ¿No queda demostrada la excelencia de Muhammad sobre el resto de los profetas cuando les dirigió en la plegaria en Jerusalem, inmediatamente antes de ascender por los siete cielos?

Sí podemos decir que un preludio de la existencia de la ciencia de los corazones viene expresado en el Qur’an cuando Allâh perdonando a sayyidina Adam – sobre él la paz – le dio unas palabras para retornar a El. Este retorno adámico a la fuente original no es otra cosa que la vuelta al estado en el cual se encontraba antes de su descenso a la tierra. En toda evidencia, dicho retorno no fue corporal sino de naturaleza espiritual o ruhani.

Y ahora vamos al verdadero comienzo del sufismo o espiritualidad islámica (Ihsan). No mencionamos enteramente, pues de sobra es conocido, el hadiz en el cual Muhammad expresa interrogado por Yibril que el Islam se divide en: Islam, Iman e Ihsan; siendo Ihsan el componente espiritual del islam y el Iman una preparación a éste.

Cuando Muhammad emigró a Madina hubo de alojarse en la casa de un medinense llamado “Arqam”. Arqam ofreció su vivienda al Profeta a fin de que dispusiera de ella hasta que fuera construida su casa, anexa a la mezquita, como es sabido.

La mezquita de Madina acogía los rezos de la comunidad, así como los sermones del Profeta enseñando al pueblo. Sin embargo, existían Compañeros, cuya excelencia es bien conocida, los cuales, debido a su nivel de comprensión, exigían del profeta una enseñanza más profunda. Las enseñanzas que Muhammad impartía a este grupo eran mucho más profundas que las cuales impartía al resto de los creyentes.

Fue pues iniciativa del profeta que se reunieran al efecto de nuevo en la casa de Arqam; de ahí el nombre conocido de “Dar al Arqam”, la casa donde el profeta tenía la costumbre de reunirse con sus compañeros.

No en vano Rasulu-l-Lâh – sobre él la plegaria y la paz – había dicho:

Hablad a los hombres según su capacidad de comprensión,

Siendo él el primero en cumplir con este ejemplo.

Quedó pues así establecido que las enseñanzas impartidas del profeta a los compañeros eran de un orden superior en altura y profundidad que las impartidas al pueblo. Como demuestran estos hadices:

“Cuenta Abu Hurayra: “He oído del profeta cosas tales que si las contara en público, separaríais esto de esto otro” (señalando su cabeza y sus hombros)”.

Parecidas palabras fueron pronunciadas por Ali Ibn Abu Talib, a quien además le fue dicho por parte del profeta:

Yo soy la ciudad del conocimiento y Ali es la puerta.

Nos dice a este efecto Salman al Farisi a quien Rasulu-l-Lâh nombró como perteneciendo a Ahlu-l-Bayt (la familia del profeta):

“He oído de Rasulu-l-Lâh cosas tales que si os las relatara vosotros diríais: “Que Allâh bendiga al asesino de Salmán””.

Estas significativas palabras avalan una enseñanza del profeta paralela y complementaria con aquella la cual impartía a todos los musulmanes.

Pero antes vayamos a un caso especial: el de Ays al Qarani. Largo es el hadiz que habla de su historia, por lo cual nos limitaremos a resumirlo con la finalidad de no distraer del tema principal.

Ays al Qarany era yemení; vivió en tiempos del profeta, pero nunca pudo ir a visitarle debido a que estaba obligado a cuidar de su madre a diario, sin que ella tuviera otro que él quien pudiera ocuparse de sus cuidados. Sin embargo, el Profeta hablo de él a los Compañeros significando que se encontraba en rango por encima de ellos. Muhammad – sobre él la plegaria y la paz – dijo a sus compañeros: “Dentro de unos años le encontraréis en Makka, haciendo el Hiyy, cuando le veáis decidle que rece a Allâh por vosotros”. Además de esto les informó que Ays el Qarani era superior en rango a ellos puesto que sin conocerle, su espíritu se encontraba siempre presente junto al del Profeta.

Cuatro años después, habiendo fallecido el Profeta, Umar y Ali – que Allâh esté satisfecho de ambos – se encontraban en Makka asistiendo a los peregrinos. Vieron a Ays al Qarani, a quien reconocieron por la descripción que el profeta había dado de él. Le preguntaron sobre su vida, su conocimiento del profeta sin haberle visto y convinieron que se encontraban delante de alguien quien les superaba en rango. Le dijeron: “Ays, reza a Allâh por nosotros para que aclare nuestro entendimiento”. Ays respondió: “¿Cómo voy yo a pedir por personas como vosotros, que habéis estado con él y le habéis acompañado y asistido en su misión?” . Entonces ellos le comunicaron lo que Muhammad había dicho sobre él, y él conmovido dijo: “Oh Señor, aclara sus inteligencias (safa’)”.

De esta súplica de Ays al Qarani y de los hombres del banco “Ahlu-s-sufa”, entre quienes se encontraban Abu Hurayra e Ibn Mas’ud se extrajo el nombre de sufismo, el cual es sinónimo, tanto de pureza como de claridad.

La continuidad de la enseñanza impartida por el Profeta a sus compañeros, queda recogida y autentificada en el hadiz siguiente:

Mis Compañeros son como las estrellas en el firmamento; hacia cualquiera de ellos que os volváis, él os guiará.