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viernes, 30 de marzo de 2012

La Tariqa - sexta parte - El significado del Salat

Bismi-l-Lahi-r-Rahmani-r-Rahim

Como prometimos vamos a poner en el lugar de honor que se merecen las palabras del Chayj Ahmad Ibn Mustafa al Alawi (fundador de la tariqa ‘alawiyya) sobre el significado profundo y oculto del Salat (plegaria). 

En estas palabras, encontrareis que los párrafos no se siguen los unos a los otros, pero si se encuentra en la exposición lo esencial del simbolismo del Salat. Las hemos extraído de un resumen de su doctrina presentado por un perennialista, quien había puesto sus comentarios mezclados con las palabras del chayj, hecho este que distrae enormemente de la frescura y la viveza que proporciona el hecho de leer las palabras del chayj únicamente.

He realizado esta obra de esterilización a fin de que cada uno de vosotros podáis sacar vuestras propias conclusiones y no reposarlas en las del recopilador, pues sus conclusiones se encuentran limitadas por sus propias teorías, según las cuales el Islam es solamente un soporte útil para el sufismo. Que Allah nos preserve de tales errores.

De hecho, en no mucho tiempo, editaremos una entrada rebatiendo de una manera firme y clara con el Qur'an y la Sunna, el error perennialista que tantos estragos está causando en el sufismo. Muchos falsos shuyuj se apoyan en esta falsa doctrina a fin de construir sectas seudosufis.

Esta misma mañana (corrección del 31/03/2012) hemos podido constatar lo necesario de esta entrada desde el momento en el cual en una web (pretendidamente islámica, aunque para nosotros no lo es( (webislam)), hemos visto como con toda la desfachatez del mundo, alguien ha pretendido comparar el sufismo con el jasidismo judío. La verdad es que la mala fe no tiene fronteras y es siempre protagonista en los foros de aquellos quienes sin confesarlo, persiguen oscuros fines prosionistas.

He aquí pues las palabras del chayj – que Allah esté satisfecho de él -.



»Cuando ha hecho válida su entrada en el rito de la oración (levantando sus manos y diciendo Allahu Akbar) y cuando las Luces de la Manifestación Divina han brillado visiblemente sobre él, comienza a retirarse dentro de sí poco a poco, y su primer gesto de recogimiento es el de dejar caer sus manos a los lados o de ponerlas sobre su pecho después de haberlas levantado a la altura de la cabeza. Hace todo esto en razón de su aproximación a la Verdad, y cuanto más se acerca, más se retira en sí mismo. Primero se pide al adorador que se levante en toda su estatura y que eleve las manos ante la Manifestación de la Verdad que está ante él. Pero, cuando se ha alcanzado un cierto grado de unión y el adorador ha empezado a acercarse progresivamente a la Verdad, su estatura se modifica y su existencia es rebajada y comienza a replegarse como se pliega un pergamino de escritos a causa de su proximidad a la Verdad, hasta que llega a la extrema proximidad que es el estado de prosternación. El Profeta ha dicho: “Es en la prosternación cuando el siervo está más cerca de su Señor.” En la prosternación desciende desde la estatura de la existencia al pliegue de la nada, y cuanto más replegado está su cuerpo más replegada está su existencia, como lo ha dicho alguien: 

Mi existencia se ha aniquilado en mi visión, y me he separado

Del “yo” de mi visión, borrándolo, y no afirmándolo (Umar Ibn al-Farid)


»Antes de su prosternación el Gnóstico tenía la estatura erguida de la existencia, pero después de su prosternación se ha extinguido, borrado en sí mismo y Eterno en su Señor». 

«Cuando el adorador ha llegado al grado de prosternación y se ha extinguido con respecto a la existencia, se prosterna una segunda vez a fin de extinguirse con respecto a su extinción. Así, su segunda prosternación es idéntica a su erguimiento después de la primera prosternación, erguimiento que significa subsistencia» 

«Él está prosternado con respecto a la Verdad, erguido con respecto a la creación, extinto (como se extingue una Cualidad Divina) en la Unidad Trascendente, subsistente en la Unidad Inmanente. Y así, la prosternación de los Gnósticos es ininterrumpida y su unión no conoce separación. La Verdad los ha matado con una muerte que no conoce resurrección. Luego les ha dado la Vida, la Vida Infinita, que no conoce muerte». 

He aquí lo que dice el chayj sobre el hecho de no levantar las manos del suelo cuando de la prosternación pasamos a la posición de sentados: 

«Para que uno no se imagine equivocadamente que el adorador, después de haberse prosternado, es decir, después de haber sido despojado de la existencia y después de haber asido la Cuerda de la Esencia, que es el colmo de sus deseos, al ponerse derecho abandone, por la elevación de sus manos, todo lo que ha obtenido, mientras que de esta recomendación hay que concluir que el que ha alcanzado su Meta tiene siempre cogida la Cuerda de Allah». 

«Él debe tomar una posición intermedia cuando retorna a la creación, es decir, debe estar sentado, lo cual está a medio camino entre la prosternación y la posición derecha, a fin de hacer válidas sus relaciones con la creación. Pues si volviera a las criaturas en un estado de extinción y anulación no podría hacerles caso. Y tampoco puede regresar a la creación  derecho, esto es, alejado de la Verdad como lo estaba antes de su extinción, pues entonces regresaría a la creación como una simple criatura y no habría en él ningún bien y nadie se beneficiaría con su regreso. Debe tomar, pues, una posición intermedia, y “el justo medio es lo mejor en todas las cosas”. Se dice: “¡Viva el hombre que conoce su valor y se coloca por debajo de él!” Ahora bien, un hombre no obtiene el conocimiento de su valor más que en su anulación. Y así la posición sentada es la que se requiere de él después de su anulación». 

«Toda reflexión es de hecho incompatible con el temor reverencial, el cual (en su sentido más pleno) no es sino deslumbramiento y maravilla ante la Esencia de Allah. Se puede meditar sobre las cosas creadas, pero no sobre la Esencia, tal como dijo el Profeta: 

Meditad sobre todas las cosas, pero no meditéis sobre la Esencia, no fuera que perecierais.” 

El pensamiento sólo concierne a lo que es creado, pero cuando el Gnóstico ha llegado hasta el Creador su pensamiento se transforma en maravilla. Así, la maravilla es el fruto del pensamiento, y una vez que se ha producido el Gnóstico no debe apartarse de ella ni cambiarla por lo que es inferior. Nunca puede sentir bastante maravilla ante Dios y, en verdad, el Profeta decía: “Oh Señor, acrecienta mi maravilla ante Ti” La meditación se exige del faqir mientras realiza su viaje. Se medita sobre lo ausente, pero cuando Aquel que se buscaba está Presente en Persona la meditación se torna en maravilla. 

Dame un exceso de amor, y acrecienta así mi maravilla ante Ti;

Y ten piedad de un Corazón al que devora el fuego de su pasión por Ti;

Y si te pido verte tal como Tú eres, no me respondas no me verás, antes bien, déjame verte  (Umar Ibn al Farid)


«Estar distraído, para el Gnóstico, es estar ocupado con lo que no le concierne, después que ha realizado el grado de la Perfección; y todo lo que no sea estar ocupado con Allah es tal frivolidad y distracción que no justifica el volver la cabeza hacia ello ni que se le dedique un solo instante. Las ocupaciones en cuestión pueden estar permitidas para la mayoría, pero para el Gnóstico se cuentan como malas. “Las buenas acciones de los Justos son las malas acciones de los Allegados”; y si incluso las buenas acciones pueden ser faltas para ellos, ¿qué decir de los otros actos que alteran directamente su nobleza? Les está permitido manifestar sus luces de este mundo, pero éstas deben estar fuera de ellos, y no dentro pues los Gnósticos están interiormente siempre con Allah, y si su ser interior se ocupara de otras cosas estarían distraídos en Su Presencia. En cuanto al “apartar la mirada”, es como si el Gnóstico, después de realizar la Unidad de Allah por medio de la visión directa, se volviese hacia otra estación o buscara algo más que lo que ya tiene, como si, por ejemplo, se dedicara a realizar prodigios con el deseo de violar para su provecho las leyes naturales y de tener poder, en concurrencia con la Verdad, para destruir a aquél cuya destrucción desea y para salvar a aquél cuya salvación quiere. Si Allah en Su Amorosa Bondad no va a buscarle y le devuelve a donde estaba, perecerá con los que perecen, puesto que ha tratado de cambiar lo mejor por lo peor, lo superior por lo inferior, y no estaba satisfecho con un solo alimento. Es, pues, de temer que tenga que regresar a Egipto, al Egipto de las almas, puesto que no estuvo satisfecho con la Presencia del Santísimo». 

«Los actos, las palabras y los estados de los Gnósticos se sitúan entre lo que es obligatorio y lo que está recomendado, sin sobrepasar este límite. Pero esto lo realizan con la ayuda de Allah, de modo que, si alguno de ellos se propusiera apartarse de lo que complace a Allah y a Su Apóstol, probablemente no le sería posible; es más, sería incapaz de ello, y la incapacidad en este sentido es la realización concedida por Allah. De ahí que se afirme que la protección del Santo es como la infalibilidad de los Profetas». 

Sobre la plegaria funeraria: 

«Aquél en quien hay un residuo de vida no es lavado. Si se hallara ya en la mesa de lavado y en uno de sus miembros se percibiera un signo de vida, el lavador lo abandonaría allí mismo. Del mismo modo, el Šayj no procede a la purificación del discípulo mientras queda en él algún residuo del alma inferior, es decir, a menos que el discípulo haya realizado su muerte, reduciendo a cenizas el fuego de su naturaleza. Si no, lo dejará tanto tiempo como haya en él algún deseo de estar vivo. Por ello, al discípulo que aspira a entrar en la Presencia de Dios le exige que haga primero todos los esfuerzos que pueda para reducir su alma a la nada y asestar el golpe mortal a su existencia, a fin de ser pasivo entre las manos del lavador, no fuera que se le abandonase con todas sus impurezas a causa de su naturaleza reacia y obstinada y de su falta de pasividad. Como lo ha dicho uno de ellos: 

Si el Destino es propicio y si la Suerte te conduce

Hasta un verdadero Šayj, un Šayj versado en la Verdad,

Esfuérzate en complacerle, sigue sus deseos,

Y abandona todo lo que querías llevar a cabo.

Sé con él como un cadáver entre las manos del lavador.

A voluntad éste lo gira, mientras él permanece pasivo.


»Así debe ser el discípulo en manos de su Maestro si desea purificarse de todo cuanto le ha contaminado y si quiere escapar a sus limitaciones naturales. Luego, cuando su purificación se haya llevado a cabo y él se haya limpiado, de modo que la luz de su Corazón haya irradiado desde el nicho de su existencia, debe ocultar esta luz, pues el guardar los secretos es una de las marcas del Gnóstico perfecto, al igual que su divulgación es una característica del ignorante. Ésta es la significación del sudario: debe ocultar el vaso de la Libertad con el nicho de la servidumbre de modo que nada aparezca de su estado de elegido salvo lo que sea necesario. Cuando la muerte del alma se ha efectuado, cuando ésta ha sido purificada de la visión del ojo de los sentidos y envuelta con una vestidura conveniente, entonces merece ser ocultada de los ojos indiscretos, y esto es lo que significa la sepultura, es decir, ha merecido la sepultura en la tierra de la oscuridad a fin de que su posterior crecimiento sea bello y agradable a Dios, como lo ha dicho el autor de al-Hikam: 

Entierra tu existencia en la tierra de la oscuridad, pues la semilla que no es enterrada no produce en abundancia.” 

»En verdad, no hay nada mejor para el discípulo que la oscuridad después de la realización, y para él no hay mal mayor que la fama en ese momento, es decir, en el momento de su llegada a Allah, y no más tarde, pues después de su sepultura en la tierra de la oscuridad no hay ningún mal en la difusión de su fama puesto que el crecimiento ha venido una vez que las raíces han sido firmes, y no antes, de forma que no hay duda de que producirá en abundancia. 

»Además, él no ha buscado la manifestación para sí, sino que es Allah quien lo ha manifestado después de su sepultura. Él lo ha matado y lo ha enterrado; después, si Él quiere, lo pondrá en pie; pero si Él no quiere, el Gnóstico no puede hacer crecer su propia fama según su voluntad, pues en esta estación carece de toda preferencia, no desea ni manifestación ni ocultación, y no es más que un instrumento en manos del Artesano, como ha dicho uno de ellos: 

Me ves como un instrumento cuyo Motor es Él.

Soy una pluma entre los Dedos del Destino 

«La muerte corporal no puede tener lugar sin la intervención del Ángel de la Muerte, e, igualmente, la muerte espiritual no tiene lugar más que por mediación de un Maestro que sabe cómo asir el espíritu de sus discípulos. 

»El que comprende que la muerte espiritual tiene como consecuencia las delicias de la contemplación de la Divinidad, ¿cómo no abandonaría su alma a la destrucción, considerando como vanidad todo lo que deja detrás de sí?, pues bien vanas, en verdad, son esas cosas a los ojos de aquel que sabe lo que busca. En efecto, aunque el alma es preciosa, más allá reside Lo que es más precioso que ella: 

Preciosa es el alma, pero por Ti quiero cambiarla,

Es amargo ser muerto, pero por Tu Voluntad, se vuelve dulce. 

»Cuando el discípulo se entrega a un Šayj para que pueda unirle a su Señor, el Šayj debe conducirle a la Presencia de Allah con un rito cuyas obligaciones son cuatro. 

»Entre las obligaciones que rigen la realización de esta muerte y la sepultura de la existencia del discípulo, se encuentran cuatro afirmaciones de la Grandeza de Allah. Esto significa que el maestro debe imponer al oído de su discípulo los cuatro Aspectos del Ser, Primacía y Ultimidad, Manifestación Exterior y Ocultación Interior, todo a la vez, saliendo al paso de todos sus argumentos y cerrando todas las escapatorias. Entonces la verdad de las Palabras de Allah Él es el Primero y el Último, el Manifiesto y el Oculto se vuelve tan evidente que, cuando estos Aspectos han cerrado sus filas y, por no haber resquicio alguno entre ellos, el discípulo no encuentra ninguna salida, el Espíritu de éste parte y su cuerpo se aniquila, puesto que las direcciones del espacio ya no existen para él por el hecho de que, hacia cualquier lado que se vuelva, no encuentra, entre estos cuatro Aspectos, ni siquiera el espacio de la punta de un dedo. Incluso si se vuelve hacia sí descubre que él mismo es uno de estos Aspectos, y así ocurre .Adondequiera que se vuelva, de acuerdo con Sus Palabras adondequiera que os volváis, allá está el Rostro de Allah. Así, cuando el arrobado vuelve su rostro hacia sí mismo y ve en el espejo de su existencia el Rostro de Allah, dice, como dijo Al-Halayy: “En mi vestido no hay más que Allah”; y con ello no sólo entiende el vestido, sino todos los cuerpos, los más elevados y los más humildes, los sensibles y los espirituales.


»Entonces el espíritu del discípulo se desvanece, pues en la Presencia del Ser de la Verdad no encuentra “dónde” ni “entre” en el cual pueda existir.


»El que reza por el muerto debe saber cómo conducirle a la Presencia de Allah, puesto que intercede por él. Debe, pues, hacer que Allah le ame, para que sea bien acogido; y entonces él mismo será uno de los hombres más queridos por Dios, como lo ha dicho el Profeta hablando con la Lengua de la Verdad: “El hombre que Me es más querido es aquel que Me hace ser querido por los hombres y que Me hace queridos a los hombres.” 

»Que sea, pues, tan insistente como pueda en la oración, hasta que la Verdad haga descender Su Beatitud sobre el muerto; y Ella no le recibe más que si su Maestro tiene una intención profundamente resuelta. 

»Cuando la entrada del muerto en la Presencia de Allah se ha cumplido, entonces el Šayj le propone pasar de esta estación a otra que es la síntesis de las estaciones exterior e interior; y esto es expresado por la palabra Paz»


martes, 27 de marzo de 2012

Hablando de Schuon

A-s-salamu 'alaykum:

Sirva esta entrada para demostrar que cuando nos vemos obligados a hablar de alguien sabemos lo que decimos.

Este link nos ha sido enviado por el hermano Samir Hariche

http://dossierschuon.jimdo.com/


Resumiendo mucho, la secta Schuon estaba basada en las teorías de algunos escritores occidentales, entre ellos Lings, como podemos constatar si alguna vez hemos leido sus escritos, quienes argumentaban que había una tradición primordial de las cuales el Islam era solamente una expresión. Para seguir dicha tradición, siempre según ellos, habría que apoyarse en lo que ellos llamaban "una doctrina tradicional válida". Lo mismo daba que fuera el Islam que las tradiciones hindúes o la masonería o las tradiciones de los indios sioux.


Para ellos pues el Islam era un objeto de uso útil a fin de atacarse a la práctica tradicional primordial la cual ellos mismos habían puesto por encima del Islam.

Continuaremos en breve escribiendo y aportando las palabras del chayj al-Alawi sobre el simbolismo inherente al Salat.


Salam

lunes, 26 de marzo de 2012

La tariqa - quinta parte - El simbolismo de las letras y la tinta

Bismi-l-Lahi-r-Rahmani-r-Rahim

Como prometimos ayer, he aquí un resumen del simbolismo de las letras utilizado por los sufíes. En este caso, el escrito es del chayj al-Alawi.

Decir, que gracias a aquellos quienes sufren día a día y han sufrido en el camino de Allah, asediando sus almas, combatiéndolas firmemente a la manera de Allah, otros han editado libros vacíos, llenado tribunas y ganado fama. Por supuesto, todo aquello lo cual de esta guisa ha sido escrito o traducido, no ha sido fi sabili-l-Lah, sino que ha tenido su correspondiente recompensa material en forma de dinero o fama. Mientras, los verdaderos 'ibad, los fuqara, luchan contra su nafs sin preocuparse de bien material alguno. El zorro roba las uvas, pero no es él quien las cultiva con su trabajo, aunque tanta es la abundancia de la cosecha que hasta el mismo zorro se beneficia.


Por cierto, el hecho de que las palabras del chayj al-Alawi hayan sido encontradas en tal o cual lugar, no es relevante, habida cuenta de que como es el caso en esta obra en la cual las hemos encontrado, las explicaciones del traductor se mezclaban de tal forma con las del chayj, que antes bien impedían a éste el expresarse por sí mismo, como es el caso en este extracto que hemos presentado. Hemos decidido pues, conscientemente, respetar las palabras del chayj, poniéndolas en evidencia, no siendo acotadas por comentarios los cuales podrían distraer del verdadero fin: su comprensión.
Una de las cosas la cual nos ha llamado más la atención de este escrito, así como de otros del chayj al-Alawi, es la facilidad natural para engarzar el discurso con las ayats coránicas y las palabras del Profeta – sobre él la plegaria y la paz -. Si reflexionamos, ello es una prueba fidedigna de la veracidad de las palabras del chayj, las cuales proceden de una fuente inaccesible para la mayoría de las criaturas.

Sin más preámbulos por nuestra parte, leamos detenidamente su exposición:

Empieza citando los dichos del Profeta:

«Todo lo que está en los Libros revelados está en el Qur’an, y todo lo que está en el Corán está en la Fatiha, y todo lo que está en la Fatiha está en Bismi-l-Lahi-r—Rahmani-r-Rahim Y, «Todo lo que está en Bismi-l-Lahi-r-Rahmani-r-Rahim está en la letra B, que a su vez está contenida en el punto que hay debajo de ella».

«Esta Tradición  ha corrido de pluma en pluma y ha resonado en los oídos de los elegidos y de la multitud, y todos, sin excepción, se esfuerzan en escrutar sus misterios ocultos. Tampoco tuve yo la fuerza de mantenerme al margen de la multitud que había inflamado en mí el espíritu de emulación; me levanté, pues, y traté a ciegas de captar algo de su fragancia. Mi mano se posó sobre el perfume en su misma fuente y, sacándolo de entre los montículos de las dunas, me presenté con él ante los más sabios de entre los sabios. Lo acogieron con todos los honores y todas las alabanzas, y cada uno de ellos dijo: Este no es sino un ángel muy noble (12-31). Dije: “En verdad, está por encima de mi estación. Es el lanzamiento de una piedra sin lanzador.” Entonces la lengua de mi estado respondió: Tú no lanzabas cuando lanzabas, sino que era Allah Quien Lanzaba (8-17).

“Cada vez que en este tratado menciono un nombre de “otro que Allah”, lo hago por necesidades de la expresión. Que tu imaginación no conciba, pues, “el otro” como si fuera realmente otro, porque entonces se te escaparía el bien que trato de mostrarte. Pues, en verdad te traemos una gran noticia (38-66). Vuélvete, pues, hacia lo que te permitirá la inmersión en la Realidad y lánzate desde lo relativo hacia lo Absoluto. Quizás comprenderás  lo que está en el Punto, aunque nadie lo comprende salvo los sabios (29-43) y nadie lo encuentra cara a cara salvo aquel cuyo destino es inmensamente bendito (41-34).

Cada vez que hablo del Punto, entiendo por Ello el Secreto de la Esencia, llamado Unidad de la Percepción y cada vez que hablo del ‘Alif entiendo por Ello el Único, El Único que es, la Esencia Señorial, y cuando hablo de la B.’, entiendo por Ello la Manifestación Última, llamada el Espíritu Supremo, después de la cual vienen el resto de las letras, las palabras solas, y luego el discurso en general, todos ellos en orden jerárquico. Pero el eje de este libro lo constituyen las primeras Letras del alfabeto por razón de su precedencia sobre las demás. Los Adelantados son los Adelantados, ellos son los allegados (56 – 12 y13). Estas letras son Alif y Ba, y ocupan en el alfabeto el lugar de la Basmala en el Corán, pues juntas forman Ab, que es uno de los Nombres Divinos. Con este Nombre, Jesús se dirigía a Su Señor y lo utilizó cuando dijo: «En verdad, regreso junto a mi Ab y vuestro Ab», es decir, junto a mi Señor y vuestro Señor. Y Ahora, si comprendes que estas dos letras poseen un significado que tú no conocías, no te sorprendas de lo que diremos del Punto y del resto de las letras.

El Punto se hallaba en el estado de tesoro oculto antes de su propia manifestación como Alif y las letras se hallaban extintas en la esencia secreta del Punto hasta que éste manifestó lo interior exteriormente, revelando, al revestir las diversas formas de las letras visibles, lo que había sido velado; pero, si captas esta verdad, no encontrarás nada más que la tinta misma, que es lo que significa el Punto, como lo ha dicho uno de los nuestros:

Las letras son los símbolos de la tinta; no hay letra alguna,

Salvo la que la tinta ha ungido; su mismo color es pura ilusión.

Es el color de la tinta, que ha accedido al ser manifestado.

Sin embargo, no se puede decir que la tinta se haya apartado de lo que era.

La no-manifestación de las letras residía en el misterio de la tinta,

Y su manifestación es producida por la autodeterminación de aquélla.

Ellas son sus determinaciones, sus actividades,

Y no hay nada allá más que la tinta. ¡Comprende esta parábola!

Las letras no son la tinta; ¡no digas que lo son!

Esto sería un error; y decir que la tinta es idéntica a las letras sería pura locura.

Pues ella era antes que las letras, cuando no había ninguna.

Y será todavía cuando ninguna letra sea.

Mira bien cada letra y ve que ya ha perecido

Salvo por la faz de la tinta, es decir, la Faz de Su Esencia.

¡A Ella toda Gloria, Majestad y Exaltación!

Así, incluso en su manifestación, las letras están ocultas,

Sumergidas por la tinta, puesto que su manifestación no es otra que la de ella.

La letra no añade nada a la tinta, ni toma nada de ella,

Pero revela su integridad en modos distintos.

Sin alterarla. ¿Acaso la tinta y la letra constituyen dos cosas distintas?

Ve, pues, la verdad de mis palabras: no hay ser

Salvo el de la tinta, para aquel cuyo entendimiento es sano;

Y dondequiera que esté la letra, su tinta está siempre con ella.

¡Abre tu intelecto a estas parábolas y préstales atención!



Abdu-l-Gani a-n-Nabulusi (Diwan al Haqa’iq; pag 435 (El Cairo, 1889)

“Si has comprendido cómo todas las letras están incluidas en el Punto, entonces comprenderás cómo todos los libros están incluidos en la frase; la frase, en la palabra; la palabra, en la letra; pues podemos decir con verdad: sin letra no hay palabra y sin palabra no hay libro. La palabra, en verdad, no tiene existencia más que por la existencia de la letra. La diferenciación analítica procede de la integración sintética, y todo está integrado en la Unidad de Percepción, simbolizada por el Punto. Ella es la Madre de todo libro. Allah abroga y confirma lo que Él quiere, y con Él está la Madre del Libro (13-40).

»El Punto es esencialmente distinto de las letras. No hay nada semejante a Él, y Él es El que Oye y El que Ve (42-9). Precisamente, el Punto, a diferencia de los demás signos, no puede ser limitado por una definición. Trasciende todo lo que se puede encontrar en las letras en materia de longitud, pequeñez o sinuosidad, de modo que no se lo puede captar visual o auditivamente, como se captan las letras. Su diferencia con las letras es conocida, pero su presencia en ellas es desconocida, salvo para aquel cuya vista es de hierro (50-22) o que presta oído con plena inteligencia (40-37), pues, si es cierto que las letras son las cualidades del Punto, la Cualidad no engloba la Esencia, ya que no tiene la universalidad que es lo propio de la Esencia. La Esencia tiene como prerrogativa la incomparabilidad, mientras que las Cualidades engendran las comparaciones.

Y sin embargo, hacer una comparación es en realidad lo mismo que afirmar la incomparabilidad, en razón de la unicidad de la tinta; pues, aunque las letras son comparables entre sí, esta posibilidad de comparación no se opone a la incomparabilidad de la tinta en sí misma, ni a la unicidad de la tinta que se encuentra en cada letra. Aquí reside la identidad última entre el establecimiento de comparaciones y la negación de la posibilidad de comparar, pues, dondequiera que se plantee cualquier cuestión de comparación, se trata siempre, en realidad, de la tinta misma que se compara a sí misma. Él es Quien es Dios en el Cielo y Dios en la Tierra (43-84). Sea Él como sea y dondequiera que esté, Él es Dios; que lo que ves de Él en la tierra de la comparabilidad no te impida, pues, ver lo que Él es en el Cielo de la incomparabilidad, pues todas las cosas están hechas de incomparabilidad y comparabilidad. Adondequiera que os volváis, allí está la Faz de Dios. Esto es así en virtud del Atributo general que desborda de la Infinita Riqueza del Punto sobre la indigencia total de las letras. Pero el atributo particular que pertenece a la Propia Esencia Misteriosa del Punto no puede tener la menor manifestación en las letras, ni ninguna letra puede, ni en su forma ni en su significación, llevar el peso de las características íntimas del Punto.

“¿No ves que si trazas determinadas letras del alfabeto como, por ejemplo, Ë Ê È, encontrarás para cada letra otra que se le parezca? Así, Ê se parece a È, y Ë se parece a Ê. Además, si quieres pronunciar una de estas letras, encontrarás un sonido que le corresponde exactamente, mientras que el Punto no tiene ninguna exteriorización que le corresponda. Si tratas de enunciar su realidad dirás nuqtatun, y esta enunciación te obligará a recurrir a letras que no tienen nada que ver con la esencia del punto: nèn, q.f t.y t’. Está claro, pues, que el Punto escapa a toda expresión. Del mismo modo, no hay palabra que pueda expresar la Esencia Secreta del Creador. Por esta razón, cuando el Gnóstico trata de expresar con palabras la Incomparabilidad Divina, es decir, cuando trata de comunicar lo que se entiende por la Plenitud de la Esencia con todos Sus Atributos, la fórmula que sale de su boca va muy lejos de su objetivo debido a las limitaciones del lenguaje.

El Punto estaba en su estado principal de secreto absolutamente independiente, en el que no hay ni separación ni unión, ni antes ni después, ni anchura ni longitud, y todas las letras estaban extintas en su Esencia oculta, lo mismo que todos los libros, a pesar de la divergencia de sus contenidos, estaban extintos en las letras. Esta reducción de los libros a las letras puede ser percibida por todos los que poseen la menor intuición. Examina un libro y verás que no se encuentran nunca en sus páginas, para expresar su significado, más que las veintiocho letras, las cuales, para manifestar cada palabra y significado, se agruparán en formas siempre nuevas según las variaciones de las palabras y las significaciones, hasta que Dios herede la tierra y todos los que en ella se encuentran y todas las cosas vayan a Dios (19-39). Entonces, las letras retornarán a su centro principal en el que no hay nada salvo la Esencia del Punto.

El Punto estaba en su impenetrable secreto, y las letras estaban en estado de completa extinción en Su Esencia, mientras la lengua de cada letra pedía la longitud, la estrechez, la altura o las otras cualidades que exigía su realidad propia. Así, los motivos del discurso se agitaron en conformidad con la demanda de los atributos del Punto, latentes en Su Esencia. Entonces fue determinada la primera manifestación.

»La primera manifestación del Punto, su primera apariencia definible, fue en el Alif que vino al ser bajo la forma de la incomparabilidad más bien que de la comparabilidad, de manera que pudiera existir cualitativamente en todas las letras al tiempo que permanecía esencialmente distinto de ellas. Debes saber, además, que la aparición del Alif fuera del Punto no estuvo sometida a una causa, sino que fue la sobreabundancia misma del Punto. Y así, el Alif primordial no fue trazado por la pluma, ni estuvo bajo su dependencia, sino que brotó del impulso centrífugo del Punto en su centro principal. Cada vez que fluyó de Él un desbordamiento hubo el Alif y nada más. La existencia de éste no depende de la pluma, ni necesita de ninguna ayuda de su parte, en virtud de su rectitud y de su estado de trascendencia respecto de todo lo que se puede encontrar en las otras letras en materia de curvas, prominencias u otras particularidades. No tendrá Él que responder de lo que hace, pero a ellos sí que se les interrogará (21-23). En cuanto a las otras letras, necesitan ser descritas por el movimiento de la pluma y ninguna de ellas puede tomar forma sin su concurso por razón de su curvatura, redondez y otras características particulares.

“Es cierto que el Alif también puede ser formado por medio de la pluma, al tiempo que, sin embargo, permanece independiente de ella y sin ninguna alteración de la trascendencia de su estación, puesto que a la pluma su longitud y su rectitud le vienen del Alif es más, ella es el Alif cuya forma escrita existe así por él mismo para sí mismo.

“El Alif es un símbolo de Aquél que es el Único que es, de Aquél a cuyo Ser ningún ser precede. Así, la manifestación del Punto como Alif es lo que se llama «Primacía». Antes de su manifestación no estaba cualificado así, al igual que no estaba cualificado de «Ultimidad». Él es el Primero y el Último, el Exteriormente Manifiesto y el Interiormente oculto.

“Si se afirma la Primacía Única del Alif, entonces, necesariamente, la Ultimidad también debe estarle exclusivamente reservada9. Ésta es la razón por la que declara a las otras letras: Es a Mí adonde regresaréis (31-14), todas sin excepción. En verdad, todas las cosas van a Dios.

“En cuanto a la Manifestación Exterior del Alif en las letras, es cosa fácil de percibir. Considera bien la cuestión y descubrirás que no hay letra cuyo desarrollo en el espacio no derive del Alif la Ba, por ejemplo, no es más que un Alif jorobado, mientras que la Mim es un Alif circular, y así es la manifestación del Alif de acuerdo con los dictados de su sabiduría, en todas las letras, pero la mirada no Lo alcanza; éste es el significado de la Ocultación Interior, pues está claro que nadie puede percibir la existencia del Alif en el círculo de la M´m sin poseer una gran experiencia; ahora bien, lo que nos impide percibirlo no es sino su redondez, es decir, su manifestación en una cualidad que no reconocemos. Él es para sí mismo su propio velo…

“La Manifestación Exterior de la Verdad puede ser más intensa en algunas formas visibles que en otras, y esto no es difícil de ver para quien observa. ¿Acaso no descubres el Alif en algunas letras como no puedes hacerlo en otras? La forma de la Lam, por ejemplo, no está alejada de su forma, y en la B.de la Basmala hay algo que revela la manifestación del Alif en ella. Pero raros son los que pueden descubrir fácilmente esta manifestación en las demás letras. La multitud ignora el rango del Alif, algunos lo conocen en su Primacía e ignoran su Ultimidad, y algunos lo conocen en sus dos cualidades; pero el que no lo reconoce en todas las letras, pequeñas o grandes, largas o cortas, del principio o del final del alfabeto, en verdad carece de una visión justa y su percepción es imperfecta. Si has comprendido que el Alif está presente en todas las letras, dime si esto le ha hecho perder algo de la dignidad de su incomparabilidad en la cual conserva siempre lo que no le pertenece más que a él. En absoluto, pues la verdad esencial del Alif permanece tal como es, y no veo ninguna disminución debida a su manifestación, que me parece más bien una de sus perfecciones. La deficiencia —pero Dios es el más sabio— está en aquel que querría confinarlo a una cualidad sin permitirle realizar otra, constriñéndolo, limitándolo, rehusando conocerlo y reduciéndolo a la comparabilidad haciendo de él una cosa entre otras. La verdad del conocimiento que conviene a su estación es que veas el Alif manifiesto en cada palabra de cada libro. Todo es Alif…

«La letra B.es la primera forma bajo la que apareció el Alif; él se manifestó, pues, en ella como nunca en ninguna otra. “Allah creó a Adán a Su Imagen”; lo que se designa por Adán es el Primer Hombre, y él es el Espíritu del Ser. Es en virtud de esta creación a Su Imagen por lo que Dios hizo de él Su representante en la tierra y ordenó a los ángeles que se postraran ante él. ¿Se dirigía su prosternación a otro que a Él? No, pues Dios no perdona al que es culpable de idolatría. La B.de la Basmala difiere de la B.ordinaria a la vez en su forma y en su función. En verdad eres de una naturaleza supereminente (68-4); y su grandeza no es otra que lagrandeza del Alif. Quien obedece al Apóstol obedece a Dios (4-79). ¿No ves que en otros lugares la B.no es alargada, mientras que en la Basmala lo es, y su longitud no es otra que el Alif elidido? Bism ( ) era originalmente bi-ism ( ), y luego el Alif de ism se retiró y apareció en la B.’, que tomó así la forma del Alif al igual que asumió Su función.

Y así el Profeta dijo: “Hay para mí una hora en la que sólo mi Señor basta para contenerme”, y tú ves que hay para la B.una hora, a saber: en la Basmala, en la que sólo el Alif basta para contenerla, a la vez en su forma y en su Punto, si bien el Punto del Alif está encima de éste, mientras que el Punto de la B.está debajo. En realidad, el Alif no es otro que el Punto mismo: un ojo que lloró o una gota que brotó y que en su derramamiento fue llamada Alif sin ningún menoscabo para el Punto mismo en virtud de la Integridad del Alif y de su Trascendencia sin defecto en la que el Punto permanece en su Eterna Incomparabilidad. En verdad, estamos por encima de ellos, Irresistible. El descenso completo sólo tuvo lugar en la manifestación de Alif como B.’, seguida por las demás letras. Si su forma hubiera sido idéntica a la del Alif, la B.habría perdido sus características propias. Pero la B.es B.y el Alif es Alif: el Alif se manifestó espontáneamente, por su propia y libre voluntad, mientras que la manifestación le fue impuestaa la B.’. De ahí la necesidad de diferenciar su forma de la del Alif, a menos de negar elestado latente del Alif en las demás letras39, o de creer que la libertad es totalmente incompatible con la obligación.

“Además, el Punto, que está sobre el Alif está debajo de la B.’; esto debe ser, pues, para nosotros una ilustración de la verdad de que las cosas de los mundos inferiores son manifestaciones del Punto, al igual que lo son las cosas de los mundos superiores, y la manifestación del Punto en la Esencia no debe impedir que le reconozcamos en las Cualidades. El Profeta dijo: “Si hicierais descender a un hombre con una cuerda hasta lo más profundo de la tierra, encontraríais a Dios” (Tirmidi). El Punto bajo la B.significa precisamente la extinción latente en todas las cosas. Todo perece salvo Su Faz. Él es Quien es Dios en el Cielo y Dios en la tierra. La existencia del Punto sobre el Alif nos enseña que el Alif es el estado de manifestación de aquél, pero la B.es su velo, y, por tanto, el Punto se halla bajo la B.’, como el tesoro escondido bajo el muro cuyo derrumbe temía.

“Cuando B.comprendió su verdadera relación con Alif cumplió lo que le incumbía tanto por definición como por obligación. Se somete a su definición adhiriéndose a las otras letras, ya que ellas son de su misma naturaleza, al contrario que el Alif que se mantiene aparte de las letras cuando las precede, aunque ellas se adhieran a él como Finalidad; y, en verdad, tu Señor es el Último Fin

domingo, 25 de marzo de 2012

La tariqa - cuarta parte - El simbolismo

Bismi-l-Lahi-r-Rahmanu-r-Rahim

Allahumma salli ‘ala sayyidina Muhammadin ‘abdika wa rasulika nabiyyi-l-‘umiyyi wa ‘ala ‘alihi wa sahbihi wa sallim taslima.

Uno de los aspectos favoritos de los « eruditos » del sufismo es el del simbolismo. Los teóricos del tassawuf, quienes utilizan éste sobre todo para ganar fama y un poco de dinero, acuden siempre al simbolismo a fin de demostrar sus habilidades sutiles, y poner en evidencia sus inteligencias iluminadas, y así presentarse ante el gran público como detentores de una sabiduría, tan oculta que solamente ellos son capaces de descifrar.
Nos estamos refiriendo a autores como Frithjof Schuon y Martin Lings, quienes se han quedado durante toda su vida dándoles vueltas a las palabras de los sufís, tantas vueltas las han dado que han llegado a marearse ellos y marear a los demás.
 Sus palabras, descripciones y razonamientos se asemejan a un recipiente metálico vacío, el cual es capaz de realizar un estruendoso ruido ya que no contiene nada en el interior.

El señor Schuon se reveló contra su chayj (sidi Uddah Ibn Tunas), porque éste se negó a nombrarle moqaddem de Europa.
 ¿Cómo un chayj sin estudios universitarios como era sidi Uddah, quien limpiaba el establo después del Subh, osaba descalificar a una gran lumbrera universitaria, quien además detentaba el título de doctor?
Esa osadía venida de un “pueblerino argelino”, quien por muy chayj que fuera se encontraba en un territorio ocupado por la ilustre nación francesa, era demasiado para su orgullo, un orgullo reglado con precisión suiza. Así pues, para demostrar quién era, se autonombró chayj. Y es precisamente el orgullo, amigos míos, la principal descualificación para seguir el camino del sufismo (Ihsan).
Las soporíferas explicaciones de Schuon sobre el simbolismo, completadas por quien en aquella época era su discípulo, Martin Lings, son capaces de hacer dormir a cualquier faquir medianamente cualificado e ínfimamente inteligente.
Y nos hemos referido a estas dos “lumbreras” del “conocimiento”, únicamente a fin de señalar de la incorrecta manera en la cual los eruditos del sufismo han comprendido la simbología alegórica, tanto en lo referente a los estados de los sufís como sobre la realidad del Universo y la Unidad de Allah.
Primeramente debemos decir que el error procede de la ausencia de un conocimiento real. Un símbolo no es una representación hierática constituida de imágenes geométricas o mentales.
Un símbolo es luz que nos pone en contacto con la luz. Es el reflejo de una luz proveniente del mundo no-manifestado la cual penetra en el mundo en el cual vivimos o creemos vivir, y de esto último hablaremos más adelante.
Esta última es la mejor frase que puede definir un símbolo. Es más, un símbolo no es una imagen estática la cual se corresponde siempre forzosamente con la misma realidad, sino que lo que hoy es un símbolo de tal o cual realidad imperceptible, mañana puede serlo de otra u otras, todo ello dependiendo de las circunstancias del momento o de las personas. Es por este motivo que el trazar una correspondencia entre el símbolo y lo simbolizado es vano, pues todo puede cambiar de un día al otro, de una persona a otra o de unas circunstancias a otras.
Todo ello para decir que el escribir un tratado sobre los símbolos es una de las formas de perder el tiempo más absurda la cual podemos encontrar en el transcurso de nuestras vidas.
Nadie puede comprender mejor los símbolos que aquellos quienes marchan en el camino de Allah. Su experiencia real les hace conocer que todo aquello lo cual podría ayudar ayer a comprender tal realidad, hoy es inútil y mañana llegará incluso a ser molesto y desdeñable. Los símbolos son formas sin vida, y solamente cobran vida cuando, debido a tal o cual circunstancia específica, nos pueden ayudar a ganar en comprensión en el momento en el cual la luz se refleja en él.
Las mismas visiones verídicas en el estado de sueño, de las cuales Rasul – sobre él la plegaria y la paz – manifestaba que eran la cuarenta y seisava parte de la profecía, cambian de persona a persona y de circunstancia en circunstancia. Y aunque en ellos se puedan ver símbolos estables, como son el Sol, la Luna, la muerte, la curación y otros, aún ellos pueden cambiar de significado según la manera en la cual hayan sido vistos y de los acontecimientos vividos por la persona quien los ve.
Es cierto, que existen elementos simbólicos los cuales han sido los preferidos de los sufís a fin de explicar realidades del mundo desconocido para la mayoría de los seres humanos, pero aún así, estos mismos símbolos deben ser considerados de una manera relativa, como siendo explicados a título de ayuda a fin de que nos podamos hacer tan siquiera una ínfima idea de la grandeza de dicha realidad. La diferencia entre el símbolo y lo aludido es enorme. Dichos símbolos recurrentes son:
El Sol, la Luna, el árbol, la tinta y la escritura, el agua, los minerales.
Para ilustrar lo hasta aquí expresado con un dalil, relataremos un hadiz en el cual Rasul – sobre él la gracia y la paz - nos relató un acontecimiento de la vida de sayyidina Musa – sobre él la paz -.
En una ocasión Musa se encontraba enfermo. Se quejó de ello a Allah y El le dijo: “Toma aquella planta”. Musa la tomó, pero no se curó. Una segunda vez Musa imploró a Allah diciendo: “Me has dicho que tomara esa planta, lo hice, pero no me curé”. Entonces Allah le dijo: “Vuélvela a tomar”. Así lo hizo Musa, pero no se curó. De nuevo, imploró a su Señor como la vez anterior. A ello, Allah le respondió: “Vuelve a tomar la planta”. Lo hizo y se curó. Musa preguntó a Allah como en las dos primeras veces no se había curado y si en la tercera. A lo cual Allah respondió: Ya Musa, en las dos primeras veces Yo no estaba en la planta, pero en la tercera vez sí”.
Esta entrada la hemos escrito con la sola atención de preparar a la próxima, en la cual escribiremos, ni más ni menos que las explicaciones del mismo chayj al-Alawi sobre el simbolismo de la tinta y la escritura. Os advierto que es impresionante. Pero antes, permitidme haceros esperar un día afín de que reflexionéis un poco sobre este punto y no haceros encontraros de bruces con el escrito.
Salam

La ilaha illa-l-Lah…