Bismi-l-Lahi-r-Rahmani-r-Rahim
Allahumma salli ‘ala sayyidina Muhammadin ‘abdika wa rasulika nabiyyi-l-‘umiyyi wa ‘ala ‘alihi wa sahbihi wa sallimu taslima
Allahumma salli ‘ala sayyidina Muhammadin ‘abdika wa rasulika nabiyyi-l-‘umiyyi wa ‘ala ‘alihi wa sahbihi wa sallimu taslima
En esta entrada nos hemos propuesto tratar sobre un asunto de delicadeza, importante para conocer la naturaleza íntima del ser humano.
Vamos a intentar dar luz sobre el origen de los pensamientos.
Estos afluyen en todo momento al ser humano. Sin embargo, no es a los pensamientos humanos en general a los cuales queremos aludir, sino a los pensamientos los cuales se producen en el musulmán, sea cual sea su sexo o estatus social. Precisamente dedicaremos nuestra atención al origen de todo aquello lo cual, como seres humanos, somos capaces de concebir o imaginar e incluso decidir.
La psiquiatría moderna ha intentado reducir el ser humano al estatus de esclavo potencial de las tendencias oscuras; tendencias las cuales sin duda se manifiestan en él. La teoría del psicoanálisis, en sus principios, trata de encuadrar a las personas desequilibradas en el marco de víctimas de vivencias frustradas y deseos insatisfechos. Incluso, trata de explicar los sueños como una extensión del subconsciente, el cual, libre de las taras corporales durante el sueño, campea libremente reclamando sus “derechos”, aquellos los cuales han sido insatisfechos durante el estado de vigilia. Dichos derechos al “disfrute” emocional, “intelectual” y carnal, son reivindicados por los psicoanalistas como siendo la panacea para obtener el equilibrio en el ser humano.
Dichos “sabios” de las tinieblas, sabiendo muy bien contra quien actuar, pretender establecer la culpabilidad en las normas religiosas; éstas, según ellos, actúan como la principal barrera para el desarrollo del ser humano. Por supuesto, y esto lo decimos nosotros, su modelo de ser humano debe ser kafir. Si por ventura el desarraigo religioso de la persona es imposible de obtener, entonces recurrirán a localizar el enemigo en el cumplimiento estricto de la religión, no ya en el fenómeno religioso en él mismo, siendo las restricciones religiosas legales las principales causantes del desequilibrio del “ser humano psicológicamente libre”.
Es pues, desde este punto de vista, la libertad, la expresión de la anarquía de los sentidos y del pensamiento. Únicamente el anarquista será libre verdaderamente si no es creyente. Sin embargo, si por ventura, la persona es profundamente religiosa y no puede dejar de creer, encontramos en la carta del chef d’oeuvre psicoanalista la posibilidad de crear el anarquismo dentro de la religión. Y con estas conclusiones, sencillas, resumidas, y sin embargo, suficientemente claras y concisas, nos damos de bruces con la expresión de lo que algunos llaman “el anarquismo místico”, cuyo fin será el sembrar de apetencias el corazón de los musulmanes a fin de que estos deseen en todo momento “pensar libremente”, siendo el resultado inmediato de ello, la tan cacareada “libertad de pensamiento”, al gusto de modernistas, reformadores y amantes de lo raro en el dominio “religioso”. La primera consecuencia de dicha libertad, es el dejarse esclavizar por el nafs, poniéndose furioso cuando alguien, con un sentido objetivo de la visión certera y el objeto analizado, les demuestra que esta no es una manera de obtener la libertar sino la esclavitud.
Es pues el “ser libre”, producto de dicho anarquismo, un esclavo de él mismo y de su psiquiatra o “chamán de mentes”, quien ejercerá un control oscuro y “anárquicamente organizado” sobre su pobre víctima. Así pues el librepensador tendrá necesidad en todo momento de la ratificación de su chamán “espiritual” a fin de autoafirmarse en sus pensamientos “libres”. Este le proveerá sin duda del tratamiento anárquico necesario, en el cual irá incluido una buena dosis diaria a razón de (1-1-1), de odio al Islam legítimo y a sus honestos representantes.
Podemos decir sin temor a equivocarnos que el chamán (brujo) "librepensador anárquicamente "equilibrado"", dirá que en el Islam no existe la fe, ni el pecado. Dirá asimismo que todo en la chari'a es relativo y que podrá ser cambiado en el libre vaivén de las olas del capricho. Todo ello a fin de privar su víctima de la religión, hacerle su esclavo y el siervo de las pasiones de ambos. Cual diablo bien avezado, se introducirá en una plataforma de apariencia islámica para destrozar a sus incautas víctimas. Pues, como dice el hadiz:
Podemos decir sin temor a equivocarnos que el chamán (brujo) "librepensador anárquicamente "equilibrado"", dirá que en el Islam no existe la fe, ni el pecado. Dirá asimismo que todo en la chari'a es relativo y que podrá ser cambiado en el libre vaivén de las olas del capricho. Todo ello a fin de privar su víctima de la religión, hacerle su esclavo y el siervo de las pasiones de ambos. Cual diablo bien avezado, se introducirá en una plataforma de apariencia islámica para destrozar a sus incautas víctimas. Pues, como dice el hadiz:
Aquello lo cual ama más el Chaytan es el mezclar la mentira con la verdad
Es pues nuestro objetivo doble: el demostrar que la “libertad de pensamiento” es la esclavitud del corazón y el mostrar, tan claramente como sea posible, cuales son los criterios a aplicar a fin de saber distinguir entre los pensamientos o tendencias oscuras y aquellos los cuales son fruto de la presencia del Ruh (espíritu puro) en nuestro corazón.
Opuestas son pues la “libertad de pensamiento” fruto de los caprichos infantiles del nafs y “la libertad de-el pensamiento”, es decir, la libertad de la oscuridad de la opinión del nafs a favor de la verdad de la contemplación de la realidad.
No demuestra una gran inteligencia el comprender el hecho de que es, una vez esta distinción pueda ser establecida dentro de nosotros, que tendremos una gran parte del camino andado hacia la contemplación de una verdad, la cual se encuentra lejos de nuestro entendimiento cotidiano.
Ahora vamos a analizar cuál es el camino para que el ser humano pueda llegar a ser libre.
Explicamos en una entrada antigua como el ser humano estaba compuesto por cuerpo, alma (nafs) y espíritu (ruh). Explicamos como la visión de los hijos de Adam – sobre él la paz – se encuentra difusa debido a la mezcolanza de la turbiedad del nafs con la pureza del espíritu. Potencialmente el ser humano puede contemplar realidades la cuales no contempla en su realidad inmediata. Sin embargo, ello no es comúnmente así. La razón de ello es la turbiedad la cual acabamos de explicar. Dicha turbiedad puede desaparecer y ahora vamos a explicar cómo. Dijo Rasul – sobre él la plegaria y la paz -:
Guardaos de la mirada del mu’min pues él mira con la luz de Allah
Es pues dicho mu’min (verdadero creyente) el cual podrá acceder mediante dicha mirada a conocimientos inaccesibles para el común de los creyentes.
Si pues hemos llegado a localizar al ser humano el cual se encuentra desprovisto de las trabas normales las cuales le impiden conocer la verdad, podemos concluir fácilmente que es siguiendo el camino que él ha seguido, de la única manera en la cual podemos encontrar la libertad. La libertad sin retorno, si Allah así lo quiere.
Dicha libertad se consigue de dos maneras, tan necesarias como complementarias:
La primera es el cumplimiento estricto de la Chari’a. Mediante este cumplimiento nos liberamos de las tendencias oscuras las cuales intentan apoderarse de nosotros. Dichas tendencias son innatas a la naturaleza del nafs; ellas son azuzadas por el Chaytan a través del waswas. Es, no obstante, nuestro conocimiento básico de la Chari’a el cual nos permitirá discernir los bisbiseos, los cuales, de la parte del lapidado, entran a nuestra alma en forma de sugestiones. Dicho conocimiento, siendo esencial, no es suficiente sino se complementa con la fuerza de la voluntad para rechazarlos. Dice el Profeta:
Al Hamdu li-l-Lah que ha reducido el poder del Chaytan a las sugestiones
No es pues el Chaytan quien tiene poder sobre el ser humano para decidir sus actos. Es el nafs al cual se le ha dado dicho poder, para bien y para mal, para aceptar o denegar. Es por este motivo que cuando el alma está entregada a la Voluntad divina la llamamos “mutma’inna” “aceptada por Allah”.
Esta Chari’a fortalece al ser humano, convirtiendo su fuerza de voluntad en inquebrantable.
He aquí un primer paso en la búsqueda de la libertad. Dicha fuerza de voluntad nos convierte en libres de las pasiones, pero no de todos los falsos conceptos; para ello debemos ir más lejos.
Es así que con la energía obtenida del cumplimiento de la chari’a podemos ir más adelante en nuestros objetivos de libertad. Ahora bien: ¿Cómo poder distinguir entre dos elementos de la misma naturaleza legal? Más concretamente: ¿cómo saber escoger entre dos o más actos o conceptos los cuales puedan ser, calificados como permitidos dentro del cuadro legal de la Chari’a, a fin de llegar a conocer cuál de ellos es el más acorde a nuestra naturaleza? Y no solamente esto, sino: ¿cómo saber distinguir entre dos actos permitidos, en cuál de ellos se encuentra la Voluntad de Allah?
Es en la sumisión a Allah (ta’ala) que se encuentra la libertad. Ahora bien, una vez nos hemos sometido a El mediante Sus preceptos legales, explicados por la Chari’a, ¿cómo encontrar la libertad de nuestro pensamiento?
Dice el hadiz qudsi:
A quienquiera se muestre hostil con uno de Mis siervos devotos, Yo le declaro la guerra. Mi siervo se aproxima a Mi por aquello lo cual Yo amo más, por los deberes religiosos que Yo le he impuesto, y Mi servidor no cesa de aproximarse a Mi por sus obras supererogatorias hasta que Yo le amo. Cuando Yo le amo, Yo soy el oído por el cual oye, el ojo por el cual ve, la mano por la cual toma y el pie con el que marcha. Si Me pide alguna cosa, seguramente se la daré, si él se refugia en Mí, Yo le acordaré el refugio. Ninguna otra cosa Me hace dudar más que el tomar el alma de Mi servidor: él detesta la muerte y Yo detesto hacerle mal.
He aquí amigos la expresión de la auténtica libertad. He aquí lo que nos ofrece la sumisión a Allah: La Libertad, y no solamente ésta sino el amor de Allah.
Me preguntaréis cómo se puede conseguir dicha libertad. La respuesta se encuentra en el seguimiento del Ihsan (sufismo), guidado por un maestro espiritual el cual nos ayudará a distinguir entre las iluminaciones recibidas por el Ruh y las sugestiones las cuales llegan a nuestra alma.
Nuestras entradas llamadas “Consideraciones sobre el maqam” se encuentran a vuestra disposición en este blog a fin de poder obtener más pistas sobre este sujeto.
Si un pretendido maestro pretende cambiar la Chari’a, agrandar su personalidad delante vuestra o inventar cosas de su pensamiento para dominar vuestras voluntades y/o economías, entonces se trata, no de un maestro espiritual, sino de un chamán chaytani experto en “anarquismo místico”.
Salam