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domingo, 13 de abril de 2014

La parábola de la guía

Dijo Rasulu-l-Lâh - sobre él la plegaria y la paz -:
La imagen de la guía y de la ciencia que Allâh me ha encargado de extender, se asemeja a la de la lluvia abundante que, derramada sobre una tierra fértil hará crecer las hierbas y los arbustos en gran cantidad. Hay así otros lugares donde el suelo es estéril que retiene al agua, la cual estará a disposición de los hombres para que puedan beber, para abrevar a los animales y para regar las tierras cultivadas. Hay también lugares donde la tierra es llana y no retiene el agua y por consecuencia la hierba no crecerá nunca. Todo esto se asemeja a una categoría de hombres que se instruyen en la religión y aprovechan de las cosas con las cuales Allâh me ha enviado, de tal suerte que ellos las aprenden y las enseñan, y a otra categoría de hombres que no desdeñan levantar la cabeza y no aceptan la guía con la que Allâh me ha enviado para enseñar.
(De Abu Musa, recopilado por Al-Bujari, Muslim y Nissa’i)
COMENTARIO
La tierra es el corazón de la persona, mientras que el agua representa la buena guía, procedente de Allâh - exaltado sea - a través de los hombres a quienes Allâh ha puesto en la tierra para impartirla.
Por ello, si el agua pura de la lluvia cae sobre un corazón fértil, éste la transformará en frutos; el fruto es la ciencia, pero no aquella ciencia la cual se almacena en el cerebro, sino aquella la cual adorna a la persona transformando sus cualidades negativas en bellas cualidades. Son estos hombres, representados por la tierra fértil, los cuales serán a su vez capaces de guiar a los otros, entre quienes se encontrarán a su vez corazones fértiles capaces de guiar a otros y así sucesivamente.
En cuanto al resto de categorías, podemos aplicar el mismo principio a fin de comprender su naturaleza (la tierra el corazón, el agua la guía).
Sin embargo, ¿qué ocurriría si cayera agua sucia o envenenada en un corazón fértil o en otro tipo de corazón?
Simplemente que el corazón fértil se vería malogrado y los otros corazones se verían dañados en función de su naturaleza.
Por eso hermanos, no sed desconfiádos con aquel quien os advierte sobre el agua envenenada. Prestad atención!!! Si escucháis a quien conoce la naturaleza del agua, puede que algún día la lleguéis a conocer vosotros a su vez, y que lo enseñéis a otros. De hecho, de eso se trata, de transmitir desinteresadamente la ciencia útil, la ciencia de la verdad.
Es por ello que es importante saber distinguir la buena guía (rabbani) de la mala (chaytani), pues la buena guía hará revivir el corazón y la mala le terminará envenenando.
Lo mismo que sin agua una tierra no puede dar sus frutos, así un corazón sin guía se terminará marchitando.
Y la guía siempre se produce a través de los hombres a quienes Allâh ha escogido para ayudar a los otros; hombres y mujeres desapegados de los bienes mundanales, del propio prestigio personal y de interés personal alguno.
Es por eso que ninguno de nosotros nos podemos excusar en la bondad o fertilidad de nuestro corazón, porque si éste no recibe nunca agua pura y abundante terminará por morir. Que Allâh nos preserve a todos de la ignorancia y de tener un corazón desierto!!!

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