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sábado, 22 de septiembre de 2012

Tariqa Alawiyya: Comunicado sobre falsas pretensiones de Abdul Qader a-s-Sufi

Bismi-l-Lâhi-r-Rahmani-r-Rahim


Allâhumma salli ‘alâ sayyidinâ Muhammadin ‘abdika wa rasulika nabiyyi-l-‘umiyyi wa ‘alâ ‘alihi wa sahbihi wa sallimu taslima.

Como algunos de los que ojeáis este blog conocéis bien, pues lo he expresado en continuas ocasiones, mi camino como musulmán ha estado enmarcado en el ámbito del legado espiritual dejado por el chayj al-Alawi a sus sucesores.

Lo que se da en llamar Tariqa Alawiyya se ha dispersado por todo el universo musulmán. Sin embargo, es necesario precisar que su núcleo espiritual no ha sido roto. Ello lo conocemos, tanto por experiencia personal, como por medio de una promesa hecha por el chayj al-Alawi mismo, quien dijo:

“Mi tariqa permanecerá indemne hasta el final de los tiempos”.

Esta promesa no habla de una estructura específica, sirviéndose de la cual las gentes se reúnen para hablar o rezar; ni tampoco se refiere a un vínculo más o menos comprometido con la doctrina de los sufís (la cual no es otra que la del Ihsan). Esta promesa se refiere a una transmisión espiritual efectiva, la cual aunque fuere destinada a una sola o a pocas personas, constituye la herencia espiritual ‘alawi, que a su vez procede de la fuente original: Rasulu-l-Lâh – sobre él la plegaria y la paz -:

En cuanto a aquello lo cual compete a la estructura externa, es decir, a todos aquellos grupos los cuales dicen ser ‘alawis, aunque en ellos no exista transmisión espiritual efectiva, nuestros 33 años de recorrido nos ha dado en conocer y ser conocidos por la gran mayoría de ellos. Muchos fuqara no nos frecuentan, o lo hacen de lejos, por el mero hecho de que en nosotros existe seriedad y conocimiento procedente de Allâh. Sabiendo que nuestra frecuentación constituye un compromiso y una responsabilidad, los cuales no podrían ser eludidos en caso de cercanía, algunos, creo que con buen criterio, se limitan a seguirnos de lejos,oir y seguir algunos consejos de nuestro chayj y de los que nos emitimos con su permiso.

No pretendo con ello echarnos flor alguna, pues todo cuanto tenemos procede de Allâh y no de nosotros mismos; pero mentiríamos si dijéramos que en nosotros no permanece esa herencia de la cual el chayj al-Alawi hizo mención en las palabras enunciadas más arriba.

Y aunque pareciere que estas palabras apuntan a desarrollar un tema específico relacionado con la doctrina o la historia de dicha tariqa, no es éste precisamente el objetivo de nuestro escrito.

Dichas palabras constituyen antes bien un comunicado en nombre de la Tariqa ‘Alawiyya (llamada así por su fundador el chayj Al-Alawi mismo a sugerencia de su chayj Al Buzidi); en nombre de todos los grupos y sensibilidades presentes en ella, de los cuales, para este acto, nos constituimos en portavoz, sea por sugerencia, sea por consentimiento expreso de su parte.

De hecho, el comunicado es el siguiente:

En nombre de la Tariqa Alawiyya, de todos sus miembros, sensibilidades y corrientes existentes en ella, es mi deseo expresar lo siguiente:

Nadie, absolutamente nadie, en su seno, conoce como miembro suyo, pasado o presente, a un señor de nacionalidad y ascendencia inglesa, convertido al Islam, quien se hace llamar Abdul Qader a-s-sufi y se hace pasar alevosamente por heredero del chayj al-Alawi y otros.

Nunca ha asistido el citado personaje a reunión alguna de la tariqa, ni pertenecido a grupo alguno, ni ha sido reconocido por nadie, ni como faquir, ni como moqaddem, ni como chayj.

Queremos manifestar que la herencia espiritual del chayj al-Alawi ha quedado recogida en la obra Rawda Zini’a de sucesor sidi Uddah Ibn Tunas, así como en escritos innumerables, completa y claramente documentados. El nombre de este señor no aparece en ningún escrito, en ninguna memoria y en ningún acto de la tariqa.

Es tal el desconocimiento en la Tariqa ‘Alawiyya sobre la existencia de este señor que ha debido ser un servidor quien descubriera, no ha mucho tiempo, sus falsas pretensiones al legado del chayj al-Alawi. Habiéndome puesto en contacto con la totalidad de grupos existentes en el Magreb Islámico, así como en otras partes de la geografía musulmana, he obtenido el apoyo unánime de todos y cada uno de los grupos para realizar dicha declaración.

La sucesión del chayj al-Alawi, como ya hemos dicho, se encuentra documentada, catalogada e incluso legalizada, por lo que cualquier pretensión falsa y abusiva a la herencia espiritual o material del legado ‘alawi, será defendida, en todo caso por el Tribunal del Altísimo, y en caso de necesidad en los tribunales ordinarios de justicia del país o los países concernidos. Sirva esto como primera advertencia.

Por otra parte, dichas pretensiones, no se corresponden con el ‘adab del Islam, mucho menos con la verdad. Estando el viñedo como está, bien guardado y vallado, el zorro se arriesga a caer en el cepo.

Bastante malestar han producido en los grupos ‘alawi la embustera pretensión de dicho señor. Por eso en nombre de todos ellos, manifiesto que la Verdad de Allâh no es una mercancía de compra-venta ni de trueque, sino algo que Allâh otorga personalmente a aquellos quienes se encuentran dotados de una sagacidad penetrante, de un ‘adab exquisito con Allâh y los musulmanes y de modales apropiados para presentarse en la Corte del Rey de los mundos. Allí, ni mercaderes, ni intruso alguno es aceptado; pues Aquel Quien sabe leer en el fondo de los corazones es el Solo que posee las llaves de la puerta de Su Presencia y Favor.

Entrad a las casas por las puertas (Sadaqa-l-Lâhu-l'Azim)

No queremos y no debemos entrar en las pretensiones del citado señor para hacerse con la herencia del amigo del chayj Al-Alawi: Chayj Muhammad Ibn al Habib (a petición de quien el chayj Al-Alawi escribió la obra "El árbol de los secretos), pues se encuentra fuera de nuestro ámbito y responsabilidad. Pero a fuer de cómo ha actuado con nosotros, podemos comprender como sus pretensiones seguramente son absolutamente falsas. Aquel quien conoce a Allâh no puede mentir, pues como dice el hadiz:

Allâh lo puede perdonar todo salvo la mentira.

Nuestra decisión no consiste únicamente quedarnos en la redacción de este comunicado, sino que en sucesivas entradas, las cuales vendrán poco a poco, nos dedicaremos a desmentir la falsa doctrina de este señor expresada en algunas de sus obras escritas. Empezaremos por su “obra” titulada “El libro del Trabajo (o las obras)”, denunciando la falsedad de sus afirmaciones tendentes a manifestar que el conocimiento precede al trabajo; afirmaciones que vulneran y se enfrentan a la doctrina islámica de la ‘Ubudiyya y a las más elementales leyes de la Chari’a.

Pero no adelantemos acontecimiento: llegará, in cha’a Allâh: claro y conciso.

Salam

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