Hay dos clases de amor:
El que persigue la Belleza y el que persigue la Verdad.
El primero, en el fondo, es autocomplacencia, es decir, amamos lo bello
porque deseamos poseerlo y aprovecharnos de la Belleza, la cual
consideramos como un bien por el beneficio placentero que ella procura, y ello inclusive si ese amor tiene como
objeto otra persona.
El amor a y por la Verdad es el verdadero Amor (Mahabba li-l-Lâh). No podemos amar la mentira y la Verdad al mismo tiempo; por eso amaremos a la primera y a sus gentes porque estos la representan. El Amor a la Verdad es desprendimiento, pues la amamos nos guste o no, y ese Amor verdadero no podrá nunca tener como objeto a los representantes de una mentira, que al ser contraria a la Verdad, se encuentra en contra de Allâh.
Cada uno estará con quien ama; tengamos pues cuidado y amemos la Verdad y sus gentes, no sea que si hacemos lo contrario podamos un día estar con aquellos a quienes Allâh advirtió y no le oyeron.
El amor a y por la Verdad es el verdadero Amor (Mahabba li-l-Lâh). No podemos amar la mentira y la Verdad al mismo tiempo; por eso amaremos a la primera y a sus gentes porque estos la representan. El Amor a la Verdad es desprendimiento, pues la amamos nos guste o no, y ese Amor verdadero no podrá nunca tener como objeto a los representantes de una mentira, que al ser contraria a la Verdad, se encuentra en contra de Allâh.
Cada uno estará con quien ama; tengamos pues cuidado y amemos la Verdad y sus gentes, no sea que si hacemos lo contrario podamos un día estar con aquellos a quienes Allâh advirtió y no le oyeron.
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