Bismi-l-Lâhi-r-Rahmâni-r-Rahîm
Wa-s-salatu
wa-s-salamu ‘âlâ sayyidinâ Muhammad, al Imamu-r-mursalin, wa ‘alâ 'alihi wa
sahabihi wa sallimu taslima
Aprovecho este
tiempo, salpicado por el genocidio sionista sobre los habitantes de la Franja
de Gaza en Palestina, si es que « aprovechar » es la palabra
adecuada, para demostrar que el sello sionista no se limita únicamente a
imponer al control económico sobre el Orbe, y por consequencia sobre las
economías de los países islámicos. Antes bien, el sionismo lleva decenas de
años, incluso más de una centena, intentando corromper la doctrina islámica
desde dentro, comprando voluntades y recompensando los servicios prestados, a
aquellos, quienes actuando cual agentes desde dentro del Islam, han apostado por
corromper sus bases y sus gentes.
Este sistema de corrupción
ha sido ejecutado desde la masonería, la cual sin duda, no es otra que la
religión de Daŷŷal : una mezcla esperpéntica de religiones con la doctrina
satánica proveniente de aquello que enseñaron Harut y Marut, no sin avisar de
antemano : « No nos sigas pues nosotros somos destrucción »
No vamos a hablar de
la historia de la masonería, y de como se introdujo en la doctrina islámica
como consecuencia directa de la invasión colonial de los países europeos en el
Norte de Africa, Oriente Medio y Centro Asia ; este análisis lo realizó a
la perfección Yasin Trigo en su artículo titulado : « La masonería y
los modernismos islámicos ». Vamos a centrarnos en exclusiva en tratar del
método utilizado por los masones para intentar desvirtuar y destruir todo
cuanto se pueda del Islam.
EL QUR’AN
El primer escollo
que encontraron los sionistas para introducir la escuadra y el compás masónicos
en la doctrina islámica fue el Libro de Allâh, es decir : « El
Qur’an ». Ahora bien, el Qur’an no es un libro que sea posible adulterar
habida cuenta de que ha sido memorizado desde su revelación por miles de
personas y escrito en millones de ejemplares, entre los cuales no existe ni una
sola letra de diferencia.
Quedaba pues solamente
la salida de una interpretación viciada. Aún así, esa salida se invalidaba a
ella misma habida cuenta del extraordinario grafismo y claridad del Libro de
Allâh cuando habla de legislación y lo enigmático e inalcanzable de sus
sentencias en otras ocasiones cuando se trata de fe y espiritualidad.
LA SUNNA
Una vez desechado el
plan de atacar al Qur’an la siguiente opción es atacar a la Sunna, la cual
recoge los hechos y dichos del Profeta – sobre él la plegaria y la paz – y ha
sido transmitida a través de los tiempos gracias a un procedimiento validado un
siglo tras otro después de su puesta en marcha. Parece pues a simple vista
difícil el atacarse a la transmisión de los hadices ; sin embargo, al no
existir otra opción, los planes sionistas escogieron el « trabajar »
tratando de violar la Sunna, cambiarla y adulterarla. Y la única opción posible
para ello pasaba por atacar a los recopiladores de los hadices, quienes,
muertos ya hace algunos siglos, no podrían nunca desdecir los propósitos malévolos
de los diablos sionistas.
Pero esta labor no
podía ser llevada a cabo por judíos, debido al desconocimiento innato de éstos
del sistema de reflexión del pensamiento islámico, ya que cualquier musulmán
con un mínimo de formación podría desbaratar el plan al darse plena cuenta de
las intenciones que subsistían detrás de este modus operandi.
Habría pues que
comprar voluntades, y dar a estas un poder de decisión y de palabra, del cual
no habían gozado nunca antes.
No les fue difícil,
a través de la masonería sionista inglesa, el comprar a Muhammad Ibn Abdul
Wahhab y a la familia Saud. Aprovechando la enorme oportunidad que
proporcionaba la riqueza escondida en el subsuelo desértico de la Península
Arábiga, el sionismo invirtió en la región, ayudado por los ingleses quienes
invadieron casi todo el Oriente Medio con la intención de destruir el imperio
Otomano y acabar de esta manera con la unidad de los musulmanes. Con ello
ganaban el control del petróleo y se aseguraban su presencia de manera sempiterna
en la zona, así como una sumisión, ten servil como grotesca y vergonzosa.
Muhammad Ibn Abdul
Wahhab presentó a sangre y espada un Islam sionizado, es decir : un
tratado esperpéntico de Islam de corte sionista reducido a una ley de bolsillo
manejable y aferrada al poder material. Precisamente la labor de este corrupto
pasó por presentar la doctrina islámica como si de un tratado básico de contabilidad
se tratara. Los tratados de Ibn Abdul Wahhab se asemejan más a una novela de
terror, digna de Edgar Alan Poe, pues rezuman obscuridad, sangre y terror, que
a un tratado religioso el cual debe estar engalanado de misericordia y
compasión, y sobre todo de luz.
Inventó una doctrina
que él llamó Tawhid, la cual era exactamente lo contrario de lo que que ese
término significa en realidad. Ibn Abdul Wahhab, mediante el terror que
proporcionaban a sus enemigos los rifles ingleses y las cimitarras beduinas
inventó la adoración de un nuevo ídolo hasta entonces inédito en Arabia, a
saber : La adoración del dios Razón, el mismo dios adorado por los
sionistas, divinidad quien junto al dios « Dinero » se iban a convertir
en los mentores « espirituales» de la deforme doctrina wahhabita.
Una vez establecida
la herejía en Arabia Saudita, conquistada Turquía, habiendo comprando al
traidor Ataturk, introdujeron en Siria a otro individuo nefasto : una
mezcla de europeo y árabe, un engendro de la naturaleza, torpe en su discurso y
a la vez violento; un rabioso difamador de la Sunna del profeta y uno de sus
más fervientes enemigos del Islam a través de los tiempos, a saber :
« El herético Nasiruddin Albani ».
Un auto proclamando
« muhaddiz » (experto del hadiz) que no sabía el Qur’an y que ni
siquiera tuvo maestro de quien aprender. Albani fue, para regocijo de los
sionistas el diablo del siglo XX al igual que Muhammad Ibn Abdul Wahhab lo fue
del siglo XVIII y XIX.
Leer a Albani es
como ver conducirse un elefante en una cacharrería. Fue un esperpento de la
naturaleza, el padre y mentor del salafismo. El difamador de los musulmanes de
bien y un enemigo rabioso de la Sunna del Profeta.
Ibn Abdul Wahhab y
Albani intentaron poner en tela de juicio, indiscriminadamente, y uno tras
otro, todos los dichos del Profeta – sobre él la plegaria y la paz – que
hablaban de espiritualidad, respetando, y remarcando machaconamente, todos
aquellos que trataban sobre ley y comportamiento externo. Trataron de convertir
la Sunna en un gigante de cartón sin corazón, utilizando de manera pueril el
siguiente argumento : « Tal hadiz es débil y no hay que
seguirlo ». Sin embargo, esos hadices que ellos llamaban débiles, sin duda
por conveniencia, habían sido dutante uno y otro siglo de lo más, por no decir
lo más, substancial e importante del Mensaje profético.
Para ello inventaron
la metodología sionista de reclasificación del hadiz.
Siguiendo esta misma
metodología pueril, y a la sombra de este torpe, innoble y macabro proceder,
nacieron grupos como los « Ahmadiyya » o « coranistas »,
quienes decían basarse únicamente en el Qur’an ; el Tabligh, quienes
ponían como excusa para su mafiosa labor la laxitud de las costumbres
islámicas.
Sin embargo, todos
estos grupos solamente abarcaban punto por punto uno de los aspectos del Islam,
es decir, la Chari’a, la Ley Revelada. ¿Qué mensaje dar a aquellos espíritus
volcados en la filosofía y la espiritualidad ? ¿Cómo poder sensibilizar a
estas gentes y crearlas una nueva doctrina que diera una respuesta, aunque
fuere pueril, a las inquietudes intelectuales de los espíritus inquietos ?
Hasta ahora la
búsqueda intelectual en el Islam se había desarrollado en el ámbito del
sufismo. Pero dicho sufismo era peligroso para los ideales masónicos sionistas,
ya que, al contrario de lo que se podía créer de una ciencia intelectual al
uso, en él se abarcaban todos los ámbitos del Islam : desde la Chari’a o
Ley Revelada, pasando por la Aquida y por la ciencia del Interior o
Ilmu-l-Batin, la cual caracterizaba el sufismo y era propia solo y únicamente
de él.
Es ahí donde
entraron el liza teorías seudo-espirituales como es el « Perennialismo ».
Dicha doctrina pregonaba, contrariamente a las enseñanzas del Qur’an y de la
Sunna del profeta, una unidad « interior » de todas las religiones,
las cuales nacían y dependían de una Tradición Primordial, la cual no
representa otra cosa que el satanismo en toda la amplitud de su sentido, es
decir : La religión del Daŷŷal.
Habiendo sido
enviado el Profeta Muhammad – sobre él la plegaria y la paz – para toda la
humanidad sin excepción, trayendo el Islam para sustituir y abrogar el resto de
las religiones, los perennialistas niegan la condición universal de Muhammad
como Profeta para proponer una espiritualidad de mercado, cambiando su Sunna y
su Mensaje por una doctrina inventada la cual los únicos frutos que ha dado es
el hacer apostatar del Islam, el cual es considerado para esa doctrina, como
una religión de tantas, por no decir « del montón ».
El insulto hacia el
Profeta por parte de los perennialistas : Guénon, Schwon, Lings, Evola,
Madame de Miterovich y otros célebres mercenarios de la masonería sionista, es
enorme. No sustrayéndole su condición de Profeta, sí le sustraen sin embargo,
su condición de universalidad para introducirle en su doctrina e utilizarle
para sus fines. No en vano el mismo Profeta dijo que sin duda lo que más amaba
el chaytan era el mezclar la mentira con la verdad, y a fe que esta es la
quintaesencia del Perennialismo, es decir : « El satanismo ».
Un ejemplo de este
amaño seudo-espiritual es la extensión del seudo sufismo en Egipto y en
Turquía. En Egipto por parte de la masonería « sufi » o « sufismo
masónico » y en Turquía de la mano de Sa’id Nursi y su Risalat an Nur.
Como consecuencia de
esto, del materialismo de hecho, introducido cada vez más en el corazón de los
hombres, así como el olvido de todo aquello lo cual representa, o podría
recordar, el cumplimiento de la Voluntad divina en todos los órdenes de la
vida, las tariqats sufis se han visto invadidas por olas de seudo sufismo y
muchas han acabado sucumbiendo a este cáncer el cual se ha extendido para goce
y regocijo del enemigo sionista común. Incluso en muchas antiguas tariqats el
cáncer ha llegado hasta el corazón, hasta estrangularlas y hacerlas rendir el
alma. Un ejemplo gráfico de esto es la Naqsbandi Haqqani de Nazim al Kuprusi y
la Naqsbandi de Idriesh Sha y Umar Ali Sha.
Así pues, resumiendo :
La caida del
califato otomano, no solo fue el principio del desmembramiento político de los
países con mayoría musulmana, sino que significó el detonante de la
adulteración de la doctrina islámica. La unidad de los Ulama se vio sustituida
por la ambición de seudo sabios quienes servían y sirven al poder de turno, el
cual como todos sabemos en la gran mayoría de los países árabes, no es otro que
el sionismo de la mano de sus mentores anglosajones y norteamericanos. Lo mismo
ha ocurrido con las tariqats sufis, la mayoría de las cuales se han convertido
en escaparates exóticos y en holdings de gran poder económico.
Otra ola modernista
autodenominada islámica, más descarada, torpe y burda que las anteriores, no es
otra que aquello lo cual se ha dado en llamar el « progresismo islámico ».
Se trata de introducir en el Islam toda la retaíla mediocre de la llamada « cultura »
occidental y democrática. Un engendro, sin duda, inventado para seducir a
gentes de una inteligencia tan primitiva como arcaica. Pero ello no merece más
consideración, pues hablar del mundo de los niños, es hablar de lo que hoy en
A, mañana Z y pasado mañana C. Eso sí, una doctrina, aunque chavacana y de baja
estopa intelectual, también procedente del sionismo vía masonería.
Queda pues incólume
la verdadera Aquida del Islam y el verdadero sufismo sin contaminar ;
ciertamente nunca se podrá acabar con ellos pues representan la Verdad en toda
la amplitud de este término. Ahora bien, es cierto, que cada vez más, el
musulmán medio se inclina hacia la « facilidad » del materialismo, el
egoismo, la ambición, el egolatrismo y el olvido de Allâh ; y ello es una
condición « sinequanon » de estos tiempos de oscuridad. Por ello,
aquel que resiste, no deja de ser un héroe en la acepción más extensa del
término, un ejemplo para la comunidad, un germen para el futuro y un oasis en
el desierto de la Dunya.
A simple vista, y
después de haber leido este corto y somero análisis, podría parecer que el
sionismo ha fagocitado al Islam. Sin embargo, esto no es sino una ilusión. Lo
que ha hecho el sionismo es « anestesiar » a los musulmanes. El Islam
es y será la gran Verdad del universo, la cual brillará por derecho propio
desde lo más alto de los siete cielos. Nadie podrá evitarlo, y aunque la
mayoría de los espíritus se encuentren ciegos o dormidos, su luz se extenderá
por todos los horizontes y abarcará los confines de la creación.
Si quieres hacer
boycot al sionismo, seguir la verdadera Aquida y la verdadera espiritualidad
del Islam es la solución. Y ello pasa, de manera obligada, por aceptar, no
solamente el mensaje del Qur’an, sino la Sunna del profeta en el estado en el
cual se encontraba transmitida antes de la aparición del Wahhabismo.
bueno soy católica y odio a la masonería por haber infectado la iglesia y me da mucha pena que los secuaces del anticristo infecten también el islam
ResponderEliminarmuy bien documentado,en verdad que la verdad deslumbra.
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