A-s-salamu 'alaykum:
He aquí la doctrina del Chayj al Alawi sobre el significado interior del salat, así como sobre la plegaria funeraria. No creo que necesite más explicaciones de nuestra parte. El texto es bastante explícito, y aunque condensado y difícil de comprender para algunos, no por ello hay que reconocer que se encuentra provisto de todas las explicaciones necesarias
Con respecto a
la fórmula de entrada en el salat (Allâhu Akbar) dice el chayj:
« El propósito
de esta repetición por parte del adorador es que «todos sus instantes estén
saturados de la consciencia de la Grandeza Absoluta de Dios».
Sobre la Fatîha
dice: «Éste es el íntimo discurso que se requiere específicamente del
adorador en la
Presencia Divina, cuando se halla ante su Señor y cuando los Secretos de
la Divinidad
fluyen abundantemente sobre él. Las Luces de la Santa Presencia resplandecen
sobre el que
alcanza esta Manifestación Divina, y el que La alcanza ha llegado a
un estado de
proximidad más allá del cual no se puede ir. Después de esto no queda
más que el
intercambio de confidencias. El Pueblo lo llama la Estación del Discurso
Intimo, y en ella
los oídos de los Gnósticos se deleitan con lo que les dice el Señor de
los Mundos».
«Lo mejor que oyen de su Protector Divino es:
“¿Deja esta proximidad algo que desear?”,
a lo cual el
que está inmerso en las Luces de la contemplación responde: “No, en
verdad, y por
ello Alabado sea Allâh, el Señor de los Mundos”, pues ha sido favorecido
más que los
demás y ha obtenido lo que su imaginación había sido impotente para concebir.
Al considerar
la oración en conjunto, da de ella el resumen siguiente:.
»Cuando ha
hecho válida su entrada en el rito de la oración (levantando sus manos y
diciendo Allâhu
Akbar) y cuando las Luces de la Manifestación Divina han brillado
visiblemente sobre él, comienza a retirarse dentro de sí poco a poco, y su
primer gesto de
recogimiento es
el de dejar caer sus manos a los lados o de ponerlas sobre su pecho después
de haberlas
levantado a la altura de la cabeza. Hace todo esto en razón de su aproximación
a la Verdad, y
cuanto más se acerca, más se retira en sí mismo. Primero se pide al adorador
que se levante en toda su estatura y que eleve las manos ante la Manifestación de
la Verdad que está ante él. Pero, cuando se ha alcanzado un cierto grado de unión
y el adorador ha empezado a acercarse progresivamente a la Verdad, su estatura se
modifica y su existencia es rebajada y comienza a replegarse como se pliega
un pergamino de escritos, a causa de su proximidad a la Verdad, hasta que
llega a la extrema proximidad que es el estado de prosternación. El Profeta ha
dicho: “Es en la prosternación cuando el siervo está más cerca de su Señor.” En
la prosternación desciende desde la estatura de la existencia al pliegue de la
nada, y cuanto más replegado está su cuerpo más replegada está su existencia,
como lo ha dicho alguien:
Mi existencia
se ha aniquilado en mi visión, y me he separado
Del “yo” de mi
visión, borrándolo, y no afirmándolo.
»Antes de su
prosternación el Gnóstico tenía la estatura erguida de la existencia, pero
después de su
prosternación se ha extinguido, borrado en sí mismo y Eterno en su
Señor».
Entre los
movimientos de la oración hay una inclinación seguida de dos prosternaciones.
Después de especificar que la inclinación significa «anulación de los actos y
también de las cualidades (en las Cualidades y Actos Divinos)», dice sobre la
prosternación:
«Cuando el
adorador ha llegado al grado de prosternación y se ha extinguido con
respecto a la
existencia, se prosterna una segunda vez a fin de extinguirse con respecto a
su extinción.
Así, su (segunda) prosternación es idéntica a su erguimiento después de la
(primera)
prosternación, erguimiento que significa subsistencia».
Tú no ves quién
eres, pues tú eres, pero no «tú»
«Él está prosternado con respecto a la Verdad,
erguido con respecto a la creación,
extinto (como
se extingue una Cualidad Divina) en la Unidad Trascendente, subsistente
en la Unidad
Inmanente. Y así, la prosternación de los Gnósticos es ininterrumpida
y su unión no
conoce separación. La Verdad los ha hecho morir con una muerte que no conoce resurrección.
Luego les ha dado la Vida, la Vida Infinita, que no conoce muerte»
.
De esta
posición final, el Šayj dice:
«Él debe tomar
una posición intermedia cuando retorna a la creación, es decir, debe
estar sentado,
lo cual está a medio camino entre la prosternación y la posición derecha, a
fin de hacer
válidas sus relaciones con la creación. Pues si volviera a las criaturas en un
estado de
extinción y anulación no podría hacerles caso. Y tampoco puede regresar a la
creación
derecho, esto es, alejado de la Verdad como lo estaba antes de su extinción,
pues entonces
regresaría a la creación como una simple criatura y no habría en él ningún
bien y nadie se
beneficiaría con su regreso. Debe tomar, pues, una posición intermedia,
y “el justo
medio es lo mejor en todas las cosas”. Se dice: “¡Viva el hombre que conoce
su valor y se
coloca por debajo de él!” Ahora bien, un hombre no obtiene el conocimiento
de su valor más
que en su anulación. Y así la posición sentada es la que se requiere
de él después
de su anulación».
En cuanto a lo
que desagrada a Dios durante la oración, Ibn ‘Jayr menciona,
entre otras
cosas: «Reflexionar sobre lo que es incompatible con el temor reverencial.»
El Šayj dice:
«Toda reflexión
es de hecho incompatible con el temor reverencial, el cual (en su
sentido más
pleno) no es sino deslumbramiento y maravilla ante la Esencia de Dios. Se
puede meditar
sobre las cosas creadas, pero no sobre la Esencia, tal como dijo el Profeta:
“Meditad sobre
todas las cosas, pero no meditéis sobre la Esencia, no fuera que perecierais.”
El pensamiento
sólo concierne a lo que es creado, pero cuando el Gnóstico ha llegado hasta el
Creador su pensamiento se transforma en maravilla. Así, la maravilla es el
fruto del pensamiento, y una vez que se ha producido el Gnóstico no debe
apartarse de ella ni cambiarla por lo que es inferior. Nunca puede sentir
bastante maravilla ante Allâh y, en verdad, el Profeta decía: “Oh Señor,
acrecienta mi maravilla ante Ti.” La meditación se exige del faqîr mientras
realiza su viaje. Se medita sobre lo ausente, pero cuando Aquel que se buscaba
está Presente en Persona la meditación se torna en maravilla. «Estar distraído»
y «apartar la mirada» es también detestable. El Šayj dice:
«Estar
distraído, para el Gnóstico, es estar ocupado con lo que no le concierne,
después
que ha
realizado el grado de la Perfección; y todo lo que no sea estar ocupado con
Allâh es tal
frivolidad y distracción que no justifica el volver la cabeza hacia ello ni que
se le dedique un
solo instante. Las ocupaciones en cuestión pueden estar permitidas para
la mayoría,
pero para el Gnóstico se cuentan como malas. “Las buenas acciones de los
Justos son las malas acciones de los Allegados”; y si
incluso las buenas acciones pueden
ser faltas para
ellos, ¿qué decir de los otros actos que alteran directamente su nobleza?
Les está
permitido manifestar sus luces de este mundo, pero éstas deben estar fuera
de ellos, y no
dentro pues los Gnósticos están interiormente siempre con Allâh, y si su
ser interior se
ocupara de otras cosas estarían distraídos en Su Presencia.
»En cuanto al
“apartar la mirada”, es como si el Gnóstico, después de realizar la
Unidad de Allâh
por medio de la visión directa, se volviese hacia otra estación o buscara
algo más que lo
que ya tiene, como si, por ejemplo, se dedicara a realizar prodigios con
el deseo de
violar para su provecho las leyes naturales y de tener poder, en concurrencia
con la Verdad,
para destruir a aquél cuya destrucción desea y para salvar a aquél
cuya salvación
quiere. Si Allâh en Su Amorosa Bondad no va a buscarle y le devuelve a
donde estaba,
perecerá con los que perecen, puesto que ha tratado de cambiar lo mejor
por lo peor, lo
superior por lo inferior, y no estaba satisfecho con un solo alimento. Es,
pues, de temer
que tenga que regresar a Egipto, al Egipto de las almas, puesto que no
estuvo
satisfecho con la Presencia del Santísimo».
«Los actos, las palabras y los estados de los
Gnósticos se sitúan entre lo que es obligatorio
y lo que está
recomendado, sin sobrepasar este límite. Pero esto lo realizan con
la ayuda de Allâh,
de modo que, si alguno de ellos se propusiera apartarse de lo que
complace a Allâh
y a Su Apóstol, probablemente no le sería posible; es más, sería incapaz
de ello, y la
incapacidad en este sentido es la realización concedida por Allâh. De ahí
que se afirme
que la protección (úifz) del Santo es como la infalibilidad (‘i·ma)
de los
Profetas».
Pasando luego a
los ritos funerarios, dice a propósito del lavado del cadáver:
«Aquél en quien
hay un residuo de vida no es lavado. Si se hallara ya en la mesa de
lavado y en uno
de sus miembros se percibiera un signo de vida, el lavador lo abandonaría
allí mismo. Del
mismo modo, el Šayj no procede a la purificación del discípulo mientras queda
en él algún residuo del alma inferior, es decir, a menos que el discípulo
haya realizado
su muerte, reduciendo a cenizas el fuego de su naturaleza. Si no, lo dejará
tanto tiempo
como haya en él algún deseo de estar vivo. Por ello, al discípulo que aspira a
entrar en la Presencia de Dios le exige que haga primero todos los esfuerzos
que pueda para reducir su alma a la nada y asestar el golpe mortal a su
existencia, a fin de ser pasivo entre las manos del lavador, no fuera que se le
abandonase con todas sus impurezas a causa de su naturaleza reacia y obstinada
y de su falta de pasividad. Como lo
ha dicho uno de
ellos:
Si el Destino
es propicio y si la Suerte te conduce
Hasta un
verdadero Šayj, un Šayj versado en la Verdad,
Esfuérzate en
complacerle, sigue sus deseos,
Y abandona todo
lo que querías llevar a cabo.
Sé con él como
un cadáver entre las manos del lavador.
A voluntad éste
lo gira, mientras él permanece pasivo.
»Así debe ser
el discípulo en manos de su Maestro si desea purificarse de todo
cuanto le ha
contaminado y si quiere escapar a sus limitaciones naturales. Luego, cuando
su purificación
se haya llevado a cabo y él se haya limpiado, de modo que la luz de
su Corazón haya
irradiado desde el nicho de su existencia, debe ocultar esta luz, pues
el guardar los
secretos es una de las marcas del Gnóstico perfecto, al igual que su
divulgación
es una
característica del ignorante. Ésta es la significación del sudario: debe ocultar
el vaso de la Libertad con el nicho de la servidumbre de modo que nada aparezca
de su estado de elegido salvo lo que sea necesario. Cuando la muerte del alma
se ha efectuado, cuando ésta ha sido purificada de la visión del ojo de los
sentidos y envuelta con una vestidura conveniente, entonces merece ser ocultada
de los ojos indiscretos, y esto es lo que significa la sepultura, es
decir, ha merecido la sepultura en la tierra de la oscuridad a fin de que su
posterior recimiento sea bello y agradable a Allâh, como lo ha dicho el autor
de al-Hikam:
“Entierra tu
existencia en la tierra de la oscuridad, pues la semilla que no es enterrada no
produce en
abundancia.”
»En verdad, no
hay nada mejor para el discípulo que la oscuridad después de la realización,
y para él no
hay mal mayor que la fama en ese momento, es decir, en el momento
de su llegada a
Dios, y no más tarde, pues después de su sepultura en la tierra de
la oscuridad no
hay ningún mal en la difusión de su fama puesto que el crecimiento ha
venido una vez
que las raíces han sido firmes, y no antes, de forma que no hay duda de
que producirá
en abundancia.
»Además, él no
ha buscado la manifestación para sí, sino que es Allâh quien lo ha manifestado
después de su sepultura. Él lo ha dado muerte. y lo ha enterrado; después, si
Él
quiere, lo
pondrá en pie; pero si Él no quiere, el Gnóstico no puede hacer crecer su
propia
fama según su
voluntad, pues en esta estación carece de toda preferencia, no desea ni
manifestación ni ocultación, y no es más que un instrumento en manos del
Artesano,
como ha dicho
uno de ellos:
“Me ves como un
instrumento cuyo Motor es Él.
Soy una pluma
entre los Dedos del Destino”».
«La muerte
corporal no puede tener lugar sin la intervención del Angel de la Muerte,e, igualmente,
la muerte espiritual no tiene lugar más que por mediación de un Maestro que
sabe cómo asir el espíritu de sus discípulos.
»El que
comprende que la muerte espiritual tiene como consecuencia las delicias de la
contemplación de la Divinidad, ¿cómo no abandonaría su alma a la destrucción,
considerando
como vanidad
todo lo que deja detrás de sí?, pues bien vanas, en verdad, son esas cosas a
los ojos de aquel que sabe lo que busca. En efecto, aunque el alma es preciosa,
más allá reside Lo que es más precioso que ella:
Preciosa es el
alma, pero por Ti quiero cambiarla,
Es amargo ser
muerto, pero por Tu Voluntad, se vuelve dulce.
»Cuando el
discípulo se entrega a un Šayj para que pueda unirle a su Señor, el Šayj
debe conducirle
a la Presencia de Dios con un rito cuyas obligaciones son cuatro.
»Entre las
obligaciones que rigen la realización de esta muerte y la sepultura de la
existencia del
discípulo, se encuentran cuatro afirmaciones de la Grandeza de Allâh. Esto
significa que
el maestro debe imponer al oído de su discípulo los cuatro Aspectos del Ser,
Primacía y Ultimidad, Manifestación Exterior y Ocultación Interior, todo a la
vez, saliendo al paso de todos sus argumentos y cerrando todas las
escapatorias. Entonces la verdad de las Palabras de Dios Él es el Primero y
el Último, el Exteriormente Manifiesto y el Interiormente Oculto se vuelve
tan evidente que, cuando estos Aspectos han cerrado sus filas y, por no haber
resquicio alguno entre ellos, el discípulo no encuentra ninguna salida, el
Espíritu de éste parte y su cuerpo se aniquila, puesto que las direcciones del espacio
ya no existen para él por el hecho de que, hacia cualquier lado que se vuelva,
no encuentra, entre estos cuatro Aspectos, ni siquiera el espacio de la punta
de un dedo.
Incluso si se
vuelve hacia sí descubre que él mismo es uno de estos Aspectos, y así ocurre
adondequiera
que se vuelva, de acuerdo con Sus Palabras adondequiera que os volváis,
allá
está el Rostro de Allâh. Así, cuando el arrobado vuelve su
rostro hacia sí mismo y ve en el espejo de su existencia el Rostro de Allâh,
dice, como dijo Al-Halayy: “En mi vestido no hay más que Allâh”; y con ello no
sólo entiende el vestido, sino todos los cuerpos, los más elevados y los más
humildes, los sensibles y los espirituales.
»Entonces el
espíritu del discípulo se desvanece, pues en la Presencia del Ser de la
Verdad no
encuentra “dónde” ni “entre” en el cual pueda existir.
»El que reza
por el muerto debe saber cómo conducirle a la Presencia de Allâh, puesto que
intercede por él. Debe, pues, hacer que Allâh le ame, para que sea bien
acogido; y entonces él mismo será uno de los hombres más queridos por Allâh,
como lo ha dicho el Profeta hablando con la Lengua de la Verdad (hadiz qudsi):
“El hombre que Me es más querido es aquel que Me hace ser querido por los
hombres y que Me hace queridos a los hombres.”
»Que sea, pues,
tan insistente como pueda en la oración, hasta que la Verdad haga descender Su
Beatitud sobre el muerto; y Ella no le recibe más que si su Maestro tiene una
intención profundamente resuelta.
»Cuando la
entrada del muerto en la Presencia de Dios se ha cumplido, entonces el
Šayj le propone
pasar de esta estación a otra que es la síntesis de las estaciones exterior
e interior; y
esto es expresado por la palabra Paz».
No hay comentarios:
Publicar un comentario