Bismi-l-Lâhi-r-Rahmani-r-Rahim :
Dice un refrán español, el cual sin duda lleva siglos diciéndose de casa en casa, probablemente porque con casi toda seguridad su ascendencia es andalusí, lo siguiente:
Antes se pilla a un mentiroso que a un cojo.
Efectivamente, un cojo es fácil de localizar; basta con que de tres o cuatro pasos para que todo el mundo se dé cuenta de su defecto. Sin embargo, solamente en apariencia, el embustero parece ser más difícil de localizar. ¿Cómo entonces dicho refrán se atreve a enunciar que un mentiroso es más fácil de localizar que un cojo? Pues la respuesta es: Basta con fijarse bien. La mentira, cuando se descubre resulta mucho más evidente que una cojera, siendo ésta involuntaria y aquella vergonzosa por naturaleza.
Sin embargo, nos encontramos en una época en la cual la mayoría de las gentes, incluidos en ellas los musulmanes, experimentan una enorme dificultad para saber distinguir una verdad de una mentira. La razón de esta dificultad es el bombardeo informativo al cual se encuentra expuesta esta sociedad; no digamos la Umma de los musulmanes con tantas y tantas sectas como pululan en ella. La vaguería intelectual, producto de este acoso informativo de naturaleza audio-visual, es una consecuencia más o menos directa de lo cual acabamos de expresar. No es necesario estudiar, no es necesario esforzarse: el alimento intelectual nos viene cocinado e incluso masticado para únicamente preocuparnos en “tragar” aquello lo cual para alguien medianamente inteligente resulta ser “intragable”.
Esta vaguería intelectual viene a cercenar la capacidad reflexiva de la mente y la sagacidad del espíritu. Así pues, el resultado de ello es la creación, refirámonos a nuestra Umma que es lo que nos compete, de una generación de vagos intelectuales los cuales han recibido educación islámica por vía intravenosa, sin haberse jamás preocupado de buscar desde los principios y ni tan siquiera acudir a ellos. Como por parte de los educadores, se transmite el mensaje de la exclusividad de su educación, el resultado, perdónenme quienes constituyan una excepción, es una generación de ilustres ignorantes orgullosos de su sinsaber.
Y después de estas reflexiones, más o menos extensas, tendentes a “picar” de curiosidad a todo aquel quien pudiere caer en la lectura de estas líneas, vamos a hablar de una mentira la cual ha pasado desapercibida para la mayoría.
No vamos a hablar hoy de los grandes o pequeños mentirosos quienes pululan por nuestra Umma, como: Nazim-Cesáreo, el chayj de las Galaxias, o el antiguo corruptor de menores, Sa’id Ben Ayiba, o a los de siempre “Webislam=Webnifaq”; ni vamos a hablar de Abdul Qader el usurpador escocés, ni de los herejes Muhammad Ibn Abdul Wahhab o Albani o Ibn Baaz, o del manipulador Yahya, el gallego de Boadilla, o a tantos y tantos falsos chuyuj como pululan por el mercado tan económicamente fructífero del espíritu. Tampoco vamos a hablar del programa masón “educa-islam”, hijo tonto de webnifaq, ni de el negocio de las mezquitas, ni de el aprovechar la oportunidad para quitarte a ti y ponerme yo, tan extendida en este naciente y ya renqueante Islam español.
No, hoy no vamos a hablar de ellos, sino de una mentira emitida por uno y descubierta por otros; una mentira tan vulgar, que todavía nos estamos echando las manos en la cabeza observando como nadie la ha mencionado. Curiosamente aquellos quienes descubrieron la mentira, embusteros ellos, no fueron conscientes sino víctimas condenadas de antemano por su amigo predecesor.
Vamos pues con ello sin más dilación:
Hecho originario:
El señor Réné Guénon, masón en principio y más que probablemente masón al final de su carrera, dedicó un capítulo de su obra al “Orgullo universitario”. Su teoría era que la enseñanza universitaria del mundo occidental era tan extraordinariamente influyente, y lo era de manera tan negativa en el intelecto humano, que aquel quien hubiera tenido la desgracia de caer en un establecimiento universitario para estudiar lo que fuere, se encontraría por subsiguiente impedido para seguir lo que él llamaba una doctrina oriental.
Señor Réné Guénon, seamos serios. Usted no pudo estudiar en una universidad sus queridas ciencias matemáticas porque una enfermedad se lo impidió. Entonces; si usted no trabajaba como parece, ¿de dónde sacaba usted lo necesario, ya no solamente para su mantenimiento, sino para pagarse su estancia en París, ciudad donde ingresó en la Masonería, grupo económicamente elitista donde los haya, en el cual alguien quien no gozara de una gran reputación o de serios emolumentos no podría estar?
Se lo digo yo, señor Guénon: de sus bodegas de su ciudad natal de Blois, donde usted era propietario de un buen número de hectáreas de viñedos, de los cuales se sacaba un licor alcohólico llamado comúnmente vino.
Nunca usted nos habló de esto, nunca usted quiso explicar de dónde procedían sus rentas. Sus maestros masones se dieron cuenta de sus cualidades y pronto comenzaron a utilizarle para sus fines. Terminó sus años, dice usted, como sufí. No, mire, no nos lo creemos, sobre todo cuando le hemos visto a usted en una fotografía vestido de musulmán, pero con su mano en el pecho, delatando así con su saludo masón la pertenencia a aquello de lo cual nunca realmente dejó de pertenecer.
Pero ¿qué ocurre con todos aquellos ilustres perennialistas (como el señor Guénon): el señor Schwon y el señor Lings, auto nombrados maestros? Todos sabemos que el nivel económico de Suiza y de Inglaterra les ha permitido vivir de sus respectivos doctorados y no dedicarse a otra cosa que a escribir sus quimeras y pasiones, tomando reo de sus egos al mismísimo Islam y a la misma vía del Tassawuf.
El señor Schwon, expulsado de la tariqa ‘alawiyya por pretender ser lo que no era y el señor Lings, su fiel seguidor, más tarde desligado de su líder, probablemente para obtener el protagonismo que él mismo creía merecer y el cual el señor Schwon siempre le negó. No podían coexistir dos grandes egos debajo de un mismo sombrero.
La teoría del orgullo universitario de Guénon marchó a la perfección con estos dos personajes. Lo que nunca habría seguramente previsto Don Réné es que marchó precisamente en el caso de sus camaradas, que no contrincantes.
Estragos han hecho estos tres personajes con los buscadores de la verdad. Les han presentado entre los tres una verdad acotada, segmentada, mecanicista, personalista y egoizada y eso sí, estrictamente europeo-racionalista. Por eso, ninguno pudo seguir en realidad el sufismo, pues su ego nunca habría podido entrar por al ojo de una aguja y plegarse a las exigencias de la Chari’a, y mucho menos el ponerse frente a un maestro (según palabras del chayj Darqawi) “como un muerto entre las manos de un lavador”. No, estos tres no pudieron hacer eso, se movían demasiado y razonaban a la europea. Sí, señor Guénon, usted razonaba a la europea, quisiera usted o no.
No nos venga con que fue sufí, pues usted nunca elogio a Muhammad – sobre él la plegaria y la paz – tal y como lo hacemos los sufís. Usted nunca dijo que le amaba. Usted escribió, escribió y escribió; pero que casualidad que nunca lo hizo de su amor por Muhammad.
No, señor Guénon, usted nunca fue sufí, usted no amaba a Muhammad.
Antes se pilla a un mentiroso que a un cojo.
Cuando falleció mi primer chayj, Abdurrahman Bedran – que Allâh esté satisfecho de él – en Noviembre de 1985, éramos unas cuarenta familias. La mitad se salieron del Islam. La otra mitad se quedaron en un grupito manipuladas por un pequeño chaytan (Yahya, el gallego de Boadilla), quien les manipulaba, les insultaba, les faltaba el respeto. Pero sabía los límites de esas gentes, sabía, como buen diablillo, hasta donde podía abusar de ellos. Mandaba a unos a casa de otros para que vinieran con el cuento a él de lo que hacían, de lo que pensaban y otros procederes innobles como abuso verbal constatado a menores.
Sus abusos no se producen ni se produjeron únicamente hacia las personas del grupo, sino hacia su mismo maestro, al cual controlaba, vigilaba e incluso obligaba a permanecer en su propia casa para así utilizarlo como arma de control contra el resto del grupo. Abdurrahman Bedran, de un carácter magnánimo y extremadamente educado no se atrevía a negarse, dejando sin embargo, claro en público su malestar cuando contaba la historia de un jalifa quien hizo prisionero a un waly, obligándole a enseñarle la doctrina, no queriendo cortar por lo sano, cosa que como manifestó más de una vez, fue su intención. Si alguien se presentaba en Argelia en casa de Abdurrahman ,era rápidamente informado sobre el malestar que sentía ante una situación semejante.
Una vez muerto, Yahya el gallego, utilizó a su antiguo maestro (si es que alguna vez lo fue) como oráculo a favor de sus manejos. Frases como: “No hagas esto, sidi Abderrahman no lo hubiera permitido” o “en este caso “sidi Abderrahman hubiera dicho esto otro” ; "Te doy esto para que me sigas" funcionaban y funcionan en un escenario en el cual el chayj fallecido se había convertido en un filón, siendo su memoria, una y otra vez, manipulada y vejada al igual que los cristianos hacen con sayyidina Isa. Basta con pasar las manos sobre el, para conseguir la respuesta apetecida, todo ello a fin de calmar las cada vez menos exigentes voces de la conciencia de abusadores y abusados. Un mundo donde los diablillos triunfan sobre los tontos, y donde estos experimentan horror a salir del circuito, no sea que el oráculo hable en su desfavor y la aparente ventaja de creer pertenecer a una vía espiritual, sea abortada por las palabras de los listos, quienes detrás de la estatua convertida en un pequeño dios digan: "Sidi Abdurrahman te hubiera dicho que te fueras". Todo ello no por otra cosa que por haber bebido los vientos por un perennialismo, el cual dio prioridad a los licenciados sobre el vulgo, a pesar de las palabras de su astuto precursor.
Así, el maltratado waly sidi Abdurrahman Bedran, no fue respetado ni seguido sino por un solo discípulo hasta su fallecimiento en 1985: esta persona es aquel quien os escribe, a quien el waly, hastiado, cansado de tanta ignorancia, hubo de decir algun tiempo antes de su muerte:
Abdul Karim: ¿Cuáles son la pretensiones de esta gente y por qué son así? ten cuidado con ellos.
Por aquel entonces mi respuesta fue otra, pero si hubiera habido de responder hoy, le hubiera dicho:
Sidi, como usted sabe bien: “Antes se pilla a un mentiroso que a un cojo”.
Un amigo de sidi Abdurrahman Bedran, wali como él, discípulo de su mismo chayj, aunque de un maqam más elevado que el suyo, como he podido comprobar, ha sido el guía que este servidor ha encontrado en su camino hacia el conocimiento de las cosas que Allâh.
Al Hamdu li-l-Lâh dejé a los mentirosos y a sus víctimas y hube de encontrar lo que iba buscando. Ahora, de alguna manera, Abdurrahman Bedran - que Allâh esté satisfecho de él - ha obtenido satisfacción por las vejaciones sufridas en vida; ello a través de este quien os escribe, el cual ha demostrado, que de alguna manera, el trabajo de Abdurrahman Bedran no fue en vano.
Salam.
El corazón de la ibada es la Mahabba li-l-Lah. Es pues la Mahabba li-l-Lah el único vehículo capaz de llevarnos hasta el noble fin de la unidad de los musulmanes en una doctrina común. Una sóla visión del Islam basada en los principios de nuestro Din y en el conocimiento de aquellos quienes como dice el Qur'an: "Ni los bienes ni el negocio les apartan del recuerdo de su Señor".
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As salamu aleykum,
ResponderEliminarGracias por el artículo. No conozco las cuitas de aquellas familias pero si a René Guenon y ahora lo ha ubicado muy bien. No se si seguiría con lo de las bodegas en Egipto pero no se le conoce otra vía de financiación. De momento y a falta de más datos lo dejaré en: "Durante su vida de trabajo intelectual a René Guenon no se le conoce otra fuente de ingresos que sus viñedos." Es impresionante como ahora numerosos católicos se adhieren a la unidad trascendente de todas las religiones y declaran que Guenon es una autoridad Islámica y un Wali seguido de que el Islam es trinitario basándose en "La luz del Corán, Ibn al Arabi y al-Iraqi". Ya les contaré.
Una vez descubierto, todo el mundo es listo. Discrepo con que sea fácil descubrir a un mentiroso. Los alemanes lo dicen de otra manera: "los mentirosos tienen las piernas cortas". Es menos triunfalista. Con sus piernas cortas no pueden llegar muy lejos, pues no están dotados para las largas distancias, el tiempo acaba delatándoles. Sin embargo caminan sin llamar la atención hasta que se les descubre. Si son perseverantes y caminan hasta de noche también pueden recorrer largas distancias. Siempre que no topen con personas perspicaces y bien informadas como vd., que Allah le conceda muchas bendiciones.
Salam
P.R.
http://mundo-tradicional.blogspot.com/2011/02/rene-guenon-y-el-sheij-salama-radi-i.html
ResponderEliminarWa 'alaykum a-s-salam: Fíjese en este link el cual demuestra las intenciones masónicas de Guenon cuando estuvo en Egipto.
En vano, Yahya el gallego, quiso convertirse en un nuevo Guenon, pero se quedó en un triste y oscuro perennialista de provincias.
En ese link se ve como la formación de la nueva tariqa por el chayj Salama, coincidía exactamente con los criterios elitistas masónicos. Fíjese que al mismo tiempo que el chayj Al-Alawi dijo que era el polo de su tiempo, en Egipto una banda de masones estaban tratando de formar un consejo sufi el cual controlara y regulara todas las tariqats (cual mafia napolitana) para que todas ellas pasaran por el tamiz de su aceptación.
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