Podría contar decenas y hasta cientos de detalles, que
pueden ir de insignificantes a nada superficiales, los cuales dan prueba del
racismo al que hemos estado sometidos los conversos al Islam de parte de
nuestros correligionarios árabes nacidos en el Islam. Para muchos de ellos el control de las
comunidades islámicas se ha convertido en cuestión de egos y de nacionalismos;
y dejadme decirlo sin sentir pudor por lo verídico de mis palabras: los
conversos europeos somos para ellos carne de cañón.
Pero sin ir más lejos voy a contar mi propia experiencia, no
todas mis experiencias no sea que vaya a privar de memoria de almacenaje a la
Base de Datos del ordenador principal de Internet por tomar todo el espacio
para mí.
Acomodaos bien que aquí empieza la película, y qué película!
En 2007 alquilé un local para convertirlo en una mezquita.
Bruselas, Molenbeek, Rue Birmingham 35. El local estaba penoso, por lo cual
hube de remodelarlo. Para ello debí gastar una suma considerable de dinero.
Remodelamos el local con mi dinero, el del padre de mi esposa y chayj en el
Islam y en el sufismo, con el trabajo que algunos graciosamente dispensaron fi
sabili-l-Lâh y la mezquita, aunque aún faltaban algunos arreglos, comenzó a
marchar.
Mientras estábamos trabajando el jatib de la mezquita de los
Hermanos Musulmanes, llamada el Jalil, y situada a 600 metros de la nuestra,
increpó al padre de mi esposa diciendo:
¿Te atreves a hacer una mezquita cerca de la mía?
He aquí el talante de este señor llamado Tushgani, quien
hubo de huir de Bruselas debido a un lío de faldas que tuvo de joven. Cuando
regresó lo hizo con la bendición del cappo de la organización, Tariq Ramadan,
el hombre de las 1000 caras, perteneciente confeso a una logia de la
Francmasonería y galardonado por dicha secta en más de una ocasión.
Curiosamente, un año antes, tuve una visión en sueños según
la cual me vi dirigiendo un grupo de musulmanes árabes recitando el Qur’an, en
concreto la surat 56 Al Waqi’a (El Acontecimiento); cuando los del grupo vieron
que el que dirigía era yo, se fueron muy muy enfadados despotricando diciendo
que yo era un español y como les iba a dirigir a ellos, que eran árabes, en la
lectura del Qur’an. En aquel sueño fui yo solo quien terminó la lectura de la
Waqi’a, y ellos la abandonaron so pretexto de ser yo quien les dirigía.
Tomé esto como un refrendo de los acontecimientos reales
vividos en bastantes ocasiones en las cuales he sido echado a codazos y
zancadilleado literalmente cada vez que “osaba” contradecir a ciertos árabes,
musulmanes de pro; bueno, más de contra que de pro, según mi punto de vista. Y
es que para algunos árabes de los que “trabajan el Islam” el hecho de que un “converso”
les haga sombra les hace perder los pápeles e incluso pueden llegar a
reaccionar de formas incontroladas.
La propietaria, Rachida Chetchoubi, una señora que al
principio nos acogió con promesas y palabras zalameras de que vio “su casa”
arreglada comenzó a cambiar y a sacar su verdadera cara hasta que llegó el
conflicto final que dio al traste con la mezquita; lo mismo hizo el propietario
llamado Sabri Mokhtar, divorciado de la señora de quien luego supimos se decía
que su negocio de pescado era una tapadera para el tráfico de estupefacientes.
Pero no os voy a abrumar con detalles. Solamente diré que nos propusieron hacer
un contrato de alquiler de 2000 Euros mensuales que nos juraron por lo más
sagrado no cobrar hasta que la mezquita no generara ingresos. Las palabras se
las lleva el viento, sobre todo cuando se trata de dinero.
Antes de la construcción, y para tener los permisos
pertinentes, debimos formar una Sociedad sin Animo de Lucro (ASBL) de la cual un servidor era presidente. Es
normal, sobre todo cuando el ser responsable significa el desembolsar dinero, y
para eso estamos los conversos, ¿cómo no? Durante la construcción, he de decir
que un amigo marroquí – que Allâh le haga misericordia – Sidi Muhammad, Idrisi,
ya fallecido, de la familia del Profeta –alayhi-s-salatu wa-s-salam – nos ayudó
a realizar trabajos de albañilería y fontanería sin gratificación monetaria.
Yo iba dando dinero para comprar materiales y, a medida que
avanzaban los trabajos y el centro iba tomando forma, atraídos por los puestos
que consideraban vacantes, o tal vez conseguibles, sobre todo por el mío, comenzaron
a pasar gentes que no eran del barrio.
Se ofreció para
dirigir los rezos un Imam egipcio, que andaba arreglando sus papeles. Un señor
converso belga, que tenía tres mujeres, divorció a una de ellas para que
casándose civilmente con el Imam pudiera arreglar los papeles. No sabía nada de
este chanchullo hasta que el Imam un día me lo contó. Claro, ya estaba
aposentado en mi casa pues no tenía donde meterse, y antes de contratarle no
nos lo había dicho; aquí el que no corre vuela. Así que un servidor comenzó a
decirle que no tenía inconveniente en que estuviera en mi casa unos meses, pero
que eso debería tener un final. No sé que se pasaría por su cabeza cuando le
dije esto, porque según yo intuyo, él tenía otros planes, en los cuales no
prefiero ni pensar.
Antes de que el centro estuviera en funcionamiento
habilitamos en la planta baja (el lugar tenía dos plantas) un local para dar
clases de árabe a los pequeños. Dos personas se prestaron graciosamente a
impartir las clases de forma gratuita hasta que el local generara sus ingresos.
Resulta que la señora que impartía las clases era un agente infiltrado que
venía de parte de una mujer del barrio famosa por hacer brujería; a su vez esta
señora trabajaba realizando labores sucias para la mezquita del Jalil de
Molenbeek que como ya he mencionado es el garito de Tariq Ramadan en Bruselas;
resulta que ellos, los del Jalil, estaban más que ofendidos porque nos
hubiéramos instalado a unos 600 metros de su antro (perdón centro, que tiene forma
de mezquita). Pues bien, dicha profesora comenzó a mover sus hilos y a tramar
insidias dentro de la mezquita. Los blancos de las insidias eran dos: un
servidor y el Imam, cada uno por diferentes razones. A los dos nos querían
quitar de en medio los Hermanos Musulmanes del Jalil para quedarse con el
control de la mezquita y tener una sucursal cerca de la sede social belga. En
una carga demasiado evidente de la buena señora hube de decirla:
“Mire usted, valoramos su labor altruista con los alumnos,
pero si quiere utilizar este centro para que sirva como trampolín a buscavidas
y para agradar a su amiga la señora maga, le recuerdo que en los papeles yo soy
el director y que en cualquier momento puedo hacer uso de mi cargo dejándola a
usted en casa”.
Pero, lo surrealista, lo increíble, fue que mis palabras a
quienes sentaron como el fuego fue precisamente al Imam egipcio a quien yo
tenía alojado en mi casa y a quien estaba defendiendo contra todo el mundo. Una
tarde le sorprendí relatando este hecho haciendo burla sobre mis palabras “en
los papeles soy el director”; eso le sentó, no voy a decir como, por educación.
Desde ese momento comprendí que mi enemigo no era este o el otro sino el “Racismo
islámico árabe” hacia el converso. Al sorprenderle en asamblea junto a aquellos
que estaban esperando que pusiera los últimos euros para acabar la calefacción,
y según ellos dejar mi cargo accesible, les dije a todos:
“Mire usted Ahmad (así se llamaba el Imam) yo le he estado
defendiendo a usted todo el tiempo, nunca he entrado ni deseo entrar en la
organización de oficios o actos religiosos, para eso está usted; pero se da la
circunstancia que como en esta mezquita, desde el principio, cuando ha hecho
falta dinero no hemos encontrado a nadie, he debido hacerme cargo oficialmente
de la asociación; cosa que no saben ustedes lo que pesa sobre mis espaldas. Y
si esto se va a convertir en un nido de insidias, no soy yo quien lo vaya a
permitir. No hago otra cosa que pagar, coordino los trabajos, compro los
materiales, y además tengo un trabajo y llego a casa a las 11 de la noche un
día detrás de otro. Pero si alguno de los presentes se quiere hacer cargo debe
saber que debe poner el dinero necesario para terminar el centro y pagar el
alquiler. Antes nadie quería porque quedaba mucho por hacer; a lo mejor ahora
que no hay mucho dinero que poner alguno de ustedes se anima. Eso sí, antes de
pasar a manos de otro la ASBL debo asegurarme de su integridad y su falta de
intereses personales; es una Amana que no se le puede dar a cualquiera”.
Por supuesto que nadie aceptó, había que poner dinero y se
habían dado cuenta de que yo no era una persona “fácil”; pero esas palabras no
las habían oído nunca de un converso, a quien según algunos había que estrujar,
desangrar y luego reciclar en una bolsa con el color adecuado.
Terminamos la calefacción y llenamos la mezquita en el Aid
al Kabir. Para los mafiosos “Hermanos musulmanes” del Jalil aquello no podía
ser. Un español dirigiendo una asociación religiosa a 600 metros de la puerta
de su particular paraíso, en el cual llenaban las bolsas de pedir dinero,
recibiendo no miles sino millones de Euros que destinar en su asociación regida
por el señor Tariq Ramadan, tan bueno y tolerante él, pero que ante el dinero
no hacía muescas de desagrado alguno. Dice un dicho español que ha quedado en
el Rif:
“El dinero hace bailar al perro”.
¿Qué hicieron los del Jalil? Comprar a los propietarios;
pagar a alguien quien fuera a la policía para decir que el Imam egipcio no
tenía aun la residencia y notificar que aún no habíamos terminado de poner los
extintores. Vino la policía y cerró, el Imam y un servidor a la comisaría; uno
por tener a alguien sin papeles en el centro (un servidor) y otro por no
tenerlos (el Imam). Al final, me hicieron una preguntas y salí tranquilamente
por la puerta, ya que todo formaba parte de un teatro bien orquestado por el
Jalil y sus íntimos del MR (partido sionista belga) .En la ley belga el cerrar
un local se hace rápidamente, no así el reabrirlo lo cual lleva unos trámites
administrativos que llevan dos o tres meses corriendo mucho.
Y durante esos meses, y aunque legalmente era
responsabilidad de los propietarios lo del asunto de los extintores, estos nos
pedían seguir pagando los 2000 Euros de alquiler.
Cuando visité al responsable de Urbanismo de la Comuna nos
dijo claramente a mi esposa y a mi:
“Miren ustedes, les recomiendo no abrir, denuncien a los
propietarios porque ellos no han cumplido la ley; pero este bario está lleno de
gente como esa y ustedes buenas personas como son no pueden convivir con ellos;
hoy les han traicionado así, mañana lo harán de otra manera”.
Y por supuesto seguimos su consejo no sin antes haber dejado
un servidor unos 10000 Euros, el padre de mi esposa 5000, la gente de buena
voluntad sus aportaciones a la mezquita y la gente de algunas de las otras
mezquitas su aportación solidaria.
¿De verdad pensáis queridos conversos que podéis trabajar
codo con codo con musulmanes árabes en las asociaciones sin que sea como pajes,
bedeles o criados, o simplemente para poner dinero?
Si alguien lo cree, algún día lo dejará de creer
Salam aleikum.Verdades como puños.15 años como converso y testifico que es como dices.De hecho voy a la mezquita por el consejo que una vez te pedi y me venias a decir que el iman ante Allah no necesariamente era el subido al mimbar sino algun alma limpia que quizas estuviera en la ultima fila.Mas de uno ha ido buscando a Allah y me ha dicho que le perdone,pero que era una religion de moros y para moros,tal es el desprecio que ha sentido,con la excepcion de la buena gente que hay en todos lados.Observa cuando les rebates una opinion desviada,Coran en mano como te dicen,otro dia hablamos,y salen de estampida.Por mi parte no me pueden acusar de racismo,mis hijos tienen sangre arabe y a mucha honra.De lo que hablo es de la yahilia,ignorantes eran en su tierra y lo siguen siendo en la extranjera.salvo entrañables excepciones la mayoria han venido por el dunia y eso es lo que Allah les dara.Que no se sientan aludidos ni ofendidos muchos que como he dicho antes son excepciones y no piensan que su Islam es mejor porque tienen nombres arabes.Un saludo.Youssef Ali
ResponderEliminarSoy Addul Karim Mullor y respondo como anónomo porque debo tener un problema de acceso a mi cuenta, solamente para los comentarios
EliminarAlaykum Salam: Es verdad, es que de hecho hay una lucha sin piedad por las parcelas del poder. En Europa se lo reparten entre wahabistas, salafistas y Hermanos Musulmanes. A veces hay enfrentamientos entre ellos; pero en el caso de los wahhabitas y los salafistas son de cara a la galería y a pequeñas luchas por los privilegios. En cuanto a los Hermanos Musulmanes son una mafia muy bien estructurada. Tienen ingentes cantidades de dinero, no se sabe muy bien de donde viene, pero llama poderosamente la atención lo bien relacionados que están con los gobiernos de turno.
Por eso, si algun converso intenta contradecirlos, automáticamente se ponen a pensar en qué podría suceder en el futuro si estos tuvieran responsabilidades e inmediatamente les cortan las iniciativas y les acosan para hacerles sus vidas imposibles.
En los otros grupos, fuera de lo que hemos indicado la cosa no marcha mucho mejor, porque el orgullo árabe, del que ha hablado Rasulu-l-Lâh --alayhi-s-salatu wa-s-salam - e Ibn Jaldun en su Muqaddima, nunca soportará que otro invada lo que ellos consideran como su parcela. Valga como ejemplo una frase de Riay Tatari que se hizo famosa en 1998:
"Si ellos quieren como presidente de la CIE un español, nosotros queremos un musulmán.