Bismi-l-Lâhi-r-Raḥmâni-r-Raḥîm (En el Nombre de Allâh
el Misericordioso, el que Manifiesta Su Misericordia)
Allâhumma ṣallî ‘alâ sayyidinâ Muḥammadin ˤabdika wa
rasulika nabiyyi-l-‘umiyyi wa ˤalâ ‘alihi wa saḥbihi wa sallimu taslima (Oh
Allâh ! haz la plegaria (salat) sobre Muḥammad Tu servidor y enviado, el
profeta iletrado, así como sobre su familia y sus compañeros, y sobre todos
ellos la paz perfecta).
Hace algún tiempo escribíamos una líneas sobre la
naturaleza del Ruḥ (espíritu), Nafs (alma) y el ŷism (cuerpo), así como sobre
las inter-relaciones que se dan entre ellos en el seno del ser humano. Hoy
vamos a incidir especialmente sobre el corazón, la mente y el intelecto (ˤAql).
Curiosamente la mayoría de los creyentes no saben muy bien si ubicar el
intelecto en el corazón o en la mente, probablemente porque no comprenden con
claridad cual es la naturaleza y función del corazón y cuales son las de la
mente. Vamos pues a tratar de arrojar un poco de luz sobre al respecto.
Primeramente vamos a presentar un hadiz el cual nos habla
de uno de los aspectos del corazón, calificándole como puro o impuro según los
casos :
Relató Abu'Adul-lah, an-Numan Ibn Bashir -que Dios esté complacido con
ambos-:
He oido del Mensajero de Dios – ‘alayhi-s-salatu wa-salam-, lo siguiente:
«Ciertamente, lo lícito es obvio y lo ilicito es obvio, y entre los dos hay
asuntos dudosos acerca de los que mucha gente no sabe. Quien se guarda de los
asuntos dudosos se purifica en su religión y en su honor, y quien cae en los
asuntos dudosos, caerá en lo ilicito. Como el pastor que pasta alrededor de un prado
vedado, casi pastando en él.
Por cierto que todo rey tiene su vedado, ciertamente el vedado de Dios es
lo ilícito, y ciertamente en el cuerpo hay un pedazo de carne, que si está
sano, sanará todo el cuerpo, y si se corrompe, se corromperá todo el cuerpo y,
este es el corazón».
Lo
transmitierón al Bujari y Muslim.
En la última parte del hadiz se cita el corazón como
siendo un trozo de carne sano o corrupto. Es obvio que el corazón es aludido en
este texto, aparte de en su aspecto físico, para resaltar su estado de pureza o de
impureza, según los casos. Veamos antes lo que existe en el interior de este
corazón.
Es en él que Allâh ha depositado el Ruḥ (espíritu) en
cada uno de nosotros. Algunos se preguntarán : ¿cómo el espíritu, el cual
es de naturaleza pura, puede encontrarse en el mismo lugar donde se pueden encontrar
asimismo las impurezas, hasta el punto de poder corromper el corazón todo
entero ? La respuesta a esta pregunta es la siguiente :
Si tomamos el corazón desde una perspectiva total podemos
decir que efectivamente en él , aunque reside el Ruḥ, se ha deslizado el Nafs
(alma) hasta el punto de verlos aprarentemente mezclados el uno con el otro.
Esta mezcla solamente existe cuando analizamos el corazón desde el exterior,
sin entrar en los detalles existentes en cada una de sus partículas y sus
partes. Es pues por la prioridad del Ruḥ sobre el Nafs que podemos decir que
un corazón es puro, y viceversa en caso contrario.
Sin embargo, cuando analizamos el corazón desde dentro,
sus componentes se encuentran bien definidos. Veamos pues lo que nos dice el
versículo de la Luz, sobre el cual eidtamos hace tiempo un tafsir en nombre del
chayj Alawi Salaḥ Badr :
En virtud de la analogía que podemos hacer entre el
corazón de Muḥammad Rasulu-l-Lâh – ‘alayhi-s-salatu wa-s-salam- y el del mu’min
(verdadero creyente) como muḥammadi ; en virtud incluso de los siete
niveles de cada ayat del Qur’an que se elevan desde lo particular, hasta lo
Universal, vamos a considerar que el « miškat » (hornacina) es el
corazón de un hombre, y que la luz que emana la lámpara es el Ruḥ. El
recipiente de vidrio sería la parte externa del corazón, la cual en esencia
debe ser resplandeciente y rutilante a fin de dejar pasar la luz del espíritu.
Mientras la luz se encuentra en su nicho resplandeciente,
el recipiente de cristal la envuelve. Ninguna impureza pasa, ni pasará por él
para apagarla ni perturbarla. Ahora bien, las impurezas, sí pueden adosarse al
vidrio, de tal manera que si son suficientemente numerosas y espesas no dejen
pasar la luz a través de él. Estas impurezas pertenecen al Nafs, la cual si se
somete a Allâh podrá llegar a ser límpida, mientras que tanto si ejerce por
doquier su voluntad, como si mezcla lo puro con lo impuro, será de naturaleza
espesa y no dejará pasar la luz a través de ella.
Es así que si la luz que emana el corazón no puede llegar
a la mente o a la razón en virtud de las impurezas del nafs adosadas al
recipiente de cristal del corazón, entonces dicha mente o razón no podrás ser
alumbradas por la luz del conocimiento y el intelecto se encontrará perturbado.
¿Cómo calificar pues el intelecto ?: Se trata del
vehículo del conocimiento, el cual parte directamente del corazón para
encontrar la razón y dirigirla. Es más, podemos decir que se trata de los rayos
de luz, los cuales saliendo directamente de la Luz del espíritu residente en el
corazón, llegan e invaden el espacio de la mente y de la razón. Es por ello por
lo cual decimos que si el recipiente de cristal se encuentra manchado por las
impurezas de nuestra nafs, la luz no podrá traspasarle y llegar a su destino el
cual es la mente. El intelecto se encontrará con el recipiente opaco y no podrá
salir al exterior. Y peor aún cuando constatamos que el mismo Nafs que daba
opacidad al corazón se apodera de la mente para someterla a sus caprichos.
Es por ello precisamente que en la Surat al Waqui’a Allâh
vincula el hecho de comprender el Qur’an con la purificación, como podemos ver
en estas ayats :
"Y juro por el ocaso de los astros,
lo cual, si supiérais es un gran juramento, que es una recitación noble en un
Libro oculto que no tocan sino los purificados, revelación descendida por el
Señor de los mundos" (56- 78,79,80,81,82,83)
Y dicha purificación nos lleva de vuelta
al estado en el cual debe encontrarse el Nafs para poder permitir llegar las
luces del intelecto (ˤAql) a su destino.
Sin embargo, como todos sabemos, el
corazón de la gran mayoría de las personas de la tierra, tanto de aquellas que
existimos ahora, como el de aquellos quienes existieron antes y de quienes
existirán después de nosotros, se encuentra opaco y no déjà traspasar las luces
del intelecto hacia nuestra mente. De hecho, nuestra naturaleza es así. Es por
ello que el ser humano tiene necesidad de Profetas, enviados por Allâh para
hacernos llegar Su Voluntad, Su Sabiduría, Su Conocimiento. Para purificar el alma
tenemos necesidad de adoptar un comportamiento corporal, moral e
intelectualmente apropiados a las leyes e informaciones divinas.
¿Cómo distinguir la razón de la lógica ?
Llamamos lógica, en el contexto en el cual nos movemos, el cual es el
conocimiento profundo de las realidades escondidas en el corazón, al vehículo
que refina la información dentro de la razón. Pongamos un ejemplo :
Allâh nos informa que tal o cual cosa
está bien o mal a través de Su Revelación ; o que tal cosa es cierta o no
lo es. La lógica es la encargada de avisar a la razón de la naturaleza de tal o
cual cosa, y una vez avisada, la razón procesa y da órdenes al resto del cuerpo
y de la mente para ejecutar o pensar tal o cual cosa. Y no decimos solamente de
ejecutar, sino de « pensar » porque no toda la psiquis queda reducida
a la razón ; algunos aspectos de ella quedan en lugares recónditos de la
mente los cuales pueden salir al exterior. ¿Cuál sería la debacle si la lógica
informará al corazón, como así es en gran parte de los casos, basándose en los
principios caprichosos del Nafs mezclados con las sugestiones del Chaytan ?
La lógica pues sería chaytani.
No hemos querido extendernos demasiado ;
primeramente porque creo que estas palabras constituyen ya una base para la
reflexión, y porque son suficientemente directas y concisas para poder alcanzar con el menor número de frases
el objetivo buscado.
En otra ocasión analizaremos todo esto
desde otra perspectiva, y ello cuando comprendamos que, por un motivo o por
otro, se ha convertido en necesario.
Salam.
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