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domingo, 20 de noviembre de 2011

La Ni'a - Los comentarios contra la persona del Profeta - sobre él la plegaria y la paz.

Bismi-l-Lahi-r-Rahmani-r-Rahim

Allahumma salli ‘ala sayyidina Muhammadin ‘abdika wa rasulika nabiyyi-l-‘umiyyi wa ‘ala ‘alihi wa sahbihi wa sallimu taslima 

Dijo Rasulu-l-Lah – sobre él la plegaria y la paz- : 

‘Umar ibn al-Jattâb (r.) dijo: He oído al Mensajero de Allah decir: “Los actos son según las intenciones, y para cada hombre hay según su intención. Quien haya emigrado por alcanzar un bien mundanal o por una mujer a la que desposar, su emigración es hacia lo que ha emigrado”. (Sahih Bukhari)

quien me atribuye algún dicho que yo no haya dicho, que se prepare para su lugar en el infierno. Hadiz Sahih transmitido por el Iman Ahmad ibn Hanbal.

Cumplid con mi Sunna y la Sunna de los iluminados y orientadores Julafa aferraos a ellas”. (Transmitido por Ahmad)

Quien se aparte de mi Sunna no es de los míos”. Bujari y Muslim.

Las mejores generaciones en el Islam son la mía, la de los siguientes y la siguiente. (Es decir, la generación de Rasul, y las dos siguientes a la suya)



Cuando hablamos de los dichos contra el Profeta – sobre él la plegaria y la paz -, proferidos por los señores Aya y Prado, lo hicimos desde la perplejidad, de no creernos como alguien podría llegar a hablar de nuestro santo profeta de una manera tan liviana, por no decir insultante. Ahora bien, cuando nos informaron sobre las reacciones de algunos hermanos con respecto a este asunto, nos pusimos a considerar ante todo las de aquellos quienes no comprendían el hecho de que, según ellos, hubiéramos comentado tan duramente contra algo que ellos consideraban “era simplemente la equivocación sin importancia de un pobre ignorante cometida sin intención de ofender”.

A pesar del hecho de que no estamos de acuerdo con este razonamiento, nos dimos cuenta de que algo había fallado en nuestra exposición. El ímpetu del corazón, traducido al lenguaje, no dio el resultado que íbamos buscando. Auscultando el comentario que hicimos, dedujimos que habíamos cometido el error de haber escrito como si nos estuviéramos hablando a nosotros mismos o a aquellos quienes ven este asunto con una claridad meridiana. Ahora bien, nunca pensamos, y por ello nos debemos excusar, en aquellos quienes debido a su situación o circunstancias no logran todavía tener una claridad de juicio sobre asuntos de este calado.

Puesto que el eje fundamental de este asunto está basado, no solamente en el execrable error formal cometido por ambos señores, (Aya y Prado) sino sobre la ni’a (intención) que les haya movido a escribir de esta manera, vamos a desarrollar nuestro pensamiento en público y así explicar el porqué llegamos a las conclusiones expuestas en nuestra entrada del mes de Septiembre en la cual criticábamos los desafortunados escritos.

Creo que todo el mundo comprenderá el hecho de que cuando uno se dispone a hablar de religión, y ante todo sobre la figura del Profeta, ello debe ser hecho desde el más profundo respeto hacia su persona, no digamos ya del amor hacia él. Cuando al menos respetamos al Profeta, aunque no lleguemos a amarle debido a la debilidad de nuestra fe, debemos estar impregnados de un temor reverencial de Allah, y por ello, estar seguros de que no decimos cosa alguna falsa sobre él. Este temor y esta búsqueda de la autenticidad de nuestras palabras con respecto el Enviado, constituyen los cimientos y la prueba de “una buena intención”.

Evidentemente dicho temor reverencial brilla por su ausencia de dichos escritos, por lo cual, es evidente a todas luces la falta de la buena intención necesaria.

¿Quiere esto decir que haya mala intención? Mejor dicho: ¿Es la falta de buena intención, mala intención en ella misma, o únicamente ausencia de la primera?

Es evidente que nosotros no sabemos lo que existe en el fondo de los corazones. Sin embargo, Allah si lo sabe. La respuesta de la pregunta precedente se encuentra en los dos primeros hadices de nuestra exposición.

Primeramente, analicemos de cerca el hadiz mediante el cual nuestra madre ‘Aisha dice que oyó decir que el Profeta había sentido impulsos de tirarse de la montaña:

Para todo aquel quien conoce la Sira de Rasul, resulta evidente que el único testigo íntimo al Profeta cualificado para hablar de esa manera era su esposa, y madre nuestra, Jadiya. Sin embargo, ninguna mención a ella por parte de Aisha en este hadiz, en el cual, al contrario de su costumbre, no nombra al transmisor. Este hadiz es sahih desde el punto de vista en el cual Aisha transmitió únicamente lo que ella sabía. Ahora bien, en el caso del suicidio no nombró al transmisor. ¿No os resulta extraño? La otra única persona en condiciones de saber algo sobre el profeta en aquella época era Abu Bakr Siddiq (el padre de Aisha). Ali contaba con solamente 10 años cuando acaecieron estos acontecimientos. Luego, ni Rasul, ni Abu Bakr contaron este hecho a ‘Aisha, sino que fue “alguien”. Es este el hecho por el cual todos los sabios han coincidido en mencionar este hadiz como sahih, exceptuando la parte relativa al suicidio la cual carece de transmisor autorizado.

Teniendo en cuenta de todo ello, volvamos a los dos primeros hadices los cuales hemos mencionado al principio de la entrada:

Rasul dice que alguien quien ponga en su boca algo que no ha dicho puede esperar el Infierno como recompensa. Ahora bien: ¿podemos suponer que alguien quien no tenga mala intención pueda ir al infierno? El primer hadiz nos responde que no, pues el ser humano es juzgado según la intención de sus actos.

Queda pues demostrado por Rasul – sobre él la plegaria y la paz – la mala intención de quien pone en su boca palabras falsas, pues irá al Infierno, provisto que nadie quien no se encuentre provisto de mala intención puede ir a él.

Ahora bien: el decir, como dijo el señor Prado que el Profeta había tenido tres intentos de suicidio, precisamente tres, cuando Aisha no había mencionado número alguno en aquello lo cual le habían contado, decidme: ¿no se encuentra en la categoría de lo mencionado en el segundo hadiz?: Sinceramente, yo pienso que sí, pues tanto los dichos como los hechos del Profeta forman el cuerpo de la Sunna, y un hecho de Rasul alcanza la categoría de sus palabras. Y no solamente el hecho de haber mencionado “tres veces” sino de haber mencionado el suicidio. Más aún, después de haber recibido críticas menos contundentes que las nuestras animándole a pedir perdón en público y llegar a decir en su blog que a él es indiferente si el Profeta se había intentado suicidar o no, mostrando así su patente falta de respeto a nuestro amado Profeta.

Vayamos al cuarto hadiz de los mencionados. De él podemos deducir que quien altera los hechos del Profeta se encuentra fuera de la Sunna y por lo tanto no es de los nuestros, es decir, no es musulmán. Son pues musulmanes el señor Aya y el señor Prado?: juzgad vosotros a tenor de lo expuesto.

Ocurre lo mismo para las acusaciones de chamanismo hacia el Profeta. Todos sabemos y asimilamos el término “chaman” a brujo de tribu, es decir, aquel quien hace llamada a los demonios y a los djins para producir efectos mágicos determinados. ¡Otra acusación tan grave como la del suicidio!

En alguna ocasión se me ha recriminado el acusar de herejía a los portadores de estas historias.

Hermanos, herejía es todo aquello lo cual artificialmente intenta cambiar un dogma divino:

Los dogmas divinos del Islam vienen explicados en el Qur’an y tienen dos vertientes principales: Aquellos dogmas los cuales, ayudados por la Sunna, establecen como debe cumplirse la Shari’a y aquellos los cuales forman parte de la estructura de la fe (Iman) y de la excelencia (Ihsan).

Quien intenta alterar alguno de ellos es, por consecuencia directa, culpable de herejía. Y esto nos lleva a las declaraciones del señor Prado en las cuales afirma que el Qur’an no prohíbe la homosexualidad. Pocas cosas en el Libro de Allah son tan explícitas como los actos de homosexualidad los cuales cometía el pueblo de Lot. Dice el Libro de Allah que fueron castigados por hacerse reos de un crimen semejante. Decir, que el Qur’an no prohíbe la homosexualidad es por tanto una herejía pura y simple ya que ello intenta cambiar la Shari’a, contradiciendo frontalmente el Libro de Allah.

Lo mismo ocurre con la plegaria mixta en común presidida por una mujer; ello es una herejía sin más, pues es un acto tendente a cambiar la Shari’a.

Espero con estas palabras el haber dado satisfacción a aquellos quienes dudan aún que existan gentes quienes intentan derribar el islam desde dentro.

Salam






5 comentarios:

  1. Buena exposición, así nadie puede decir que los cosas no han sido explicadas.Me da el tufillo que que van a pasar de tu entrada porque a ellos les va el barullo.Vaya banda

    Bilal

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  2. salam ´aleicum

    Es realmente preocupante que un medio como webislam se atreva a verter opiniones de este modo.De una irresponsabilidad tan alucinante que no salgo de mi perplejidad.
    Muchas gracias, no me cansaré de darlas,
    A.Hayy

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  3. Abu Hammuide Al Beitjalawi22 de noviembre de 2011, 15:26

    Cada uno ve lo que ve, y lo que se ve es claro, los humanos jugamos por el exterior y Allah juzga el interior, por lo mismo el juicio de esas palabras cuales no nencesitan explicacion ni son alegorias y metaforas sino que son palabras claras y con significado conocido, podemos clasificarlas como "herejia escrita y oral" sin ninguna duda, que Allah nos proteja de los herejes e hipocritas de este tiempo

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  4. As Salama Aleikum
    No debemos tener miedo, ni omisión por humildad, en considerar herejía clara y bien definida, la postura de los autores de dichos comentarios, por ellos mismos.
    A mi mismo se me intentó convencer de las cualidades chamánicas del Profeta (PB) de lo escribí en su momento un buen trabajo hechando por tierra semejante aberración ignorante u oportunista; esto ocurrió durante el curso anual de experto en religión islámica, me asombró en su momento, máxime cuando por mi postura de defensa del Islam se me consideró un extremista (jajajaja)
    Salam

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  5. A-s-salamu 'alaykum:

    Gracias por mostrarnos que no se trataba de un "lapsus" el haber nombrado así al Profeta - sobre él la plegaria y la paz -.

    Se trata pues, como a veces hemos expresado de un plan preconcebido para destruir lo que se pueda del Islam

    Salam

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